Casi dos meses antes de las elecciones generales del 3 de noviembre próximo, el presidente estadounidense, Donald Trump, lucha contra medio mundo, tanto en la política interna como en la arena internacional.
Entre las pesadillas que sufre el mandatario están las consecuencias de los brotes de violencia contra el racismo y la brutalidad policial en numerosas ciudades del país.
En la localidad de Kenosha, Wisconsin, se ubicó el foco de tumultuosas manifestaciones la semana pasada en apoyo a Jacob Blake Jr., el hombre negro a quien un policía blanco le disparó siete veces por la espalda y a quemarropa el 23 de agosto.
Este uso excesivo de la fuerza motivó la movilización de miles de personas en Kenosha y en varias ciudades estadounidenses.
Una situación similar enfrenta Trump y su equipo en Portland, Oregon, donde desde hace varios meses se realizan protestas tumultuarias a favor de la justicia racial y por reformas en los servicios policiales.
Trump, que no pierde oportunidad para proyectar su campaña reeleccionista ante cualquier circunstancia, reiteró sus ofensas contra el demócrata Ted Wheeler, alcalde de la ciudad de Portland, después que un hombre fue muerto el sábado 29 de agosto durante una nueva ronda de protestas.
El jefe de la Casa Blanca publicó varios tuits en los que asegura que las tensiones en la ciudad exigían una intervención federal y son resultado de la incompetencia del alcalde, a quien llamó tonto.
El 28 de agosto Wheeler le había enviado al presidente una carta en la que le exigía mantenerse fuera de los asuntos de las autoridades locales. No necesitamos su política de división, conocemos su desprecio por la vida humana en su torpe respuesta a la pandemia de la Covid-19, le dijo.
A propósito, esta crisis sanitaria pesa enormemente sobre las espaldas del aspirante a la reelección, cuando el país sobrepasa la cifra lamentable de más de 187 mil muertos, y más de seis millones de casos de esta enfermedad causada por el coronavirus SARS-CoV-2.
Por otra parte, según el portal digital Politico una veintena de exfuncionarios de su administración rompieron públicamente con él y muchos de ellos ya prestaron sus nombres para apoyar a Biden.
Sin embargo, el panorama es más complejo de lo que parece. Trump ha quedado muy atrás del exvicepresidente en los sondeos durante gran parte de 2020.
Los directivos de sus respectivas campañas predicen que sus índices aumentarán y la carrera pudiera complicarse mucho más en las próximas semanas. Por supuesto, casi nadie se atreve a hacer un pronóstico definitivo.
De acuerdo con un artículo publicado hoy por el diario The New York Times, la evidencia de una reciente reanimación del apoyo del electorado a Trump tras la Convención Republicana está en algún lugar ‘entre mixta y débil’, con poca certidumbre.
En dos encuestas, una de Morning Consult y otra de Yahoo News/YouGov, la ventaja del exvicepresidente sobre el gobernante se redujo modestamente (a seis puntos porcentuales, en ambas). Por otra parte, una pesquisa de ABC News-Ipsos no encontró cambios, y un sondeo de la Universidad del Sur de California mostró que la superioridad de Biden aumentó levemente.
En el promedio de encuestas de FiveThirtyEight, el aspirante demócrata lidera a su rival por 8,2 puntos porcentuales.
Los sondeos suelen ser complicados inmediatamente después de las convenciones, y sería prudente esperar hasta después del Día del Trabajo (el próximo 7 de septiembre) para llegar a alguna conclusión, estiman expertos mencionados por el Times.
Entretanto, otras de las muchas circunstancian -algunas de las cuales no hemos mencionado- que pesan sobre Trump están relacionadas con la política exterior de Estados Unidos, conducida actualmente por Mike Pompeo, cuyo profesionalismo y preparación cuestiona más de un experto en el tema.
Las consecuencias de la política irracional y de sanciones unilaterales contra China y Rusia, los planes de dominio en el Medio Oriente en alianza con Israel, así como el resultado de su accionar en Naciones Unidas contra del multilateralismo son algunos temas que pueden sacarle un susto a Trump.
Hay que incluir en esta lista las medidas unilaterales y amenazas de agresión contra los gobiernos legítimamente establecidos en Venezuela, Nicaragua y Cuba, que hasta la fecha fracasaron, aunque tienen un impacto negativo sobre los pueblos de esas naciones. Esto sería tema de un análisis aparte.
Quizás teniendo en cuenta las torpezas de Trump en estos años de gobierno -y las que todavía están por llegar incluso contra amigos y aliados- Anthony Scaramucci, exdirector de comunicaciones de la Casa Blanca expresó su criterio de la siguiente forma: ‘Cualquier persona importante votaría por Biden. Cualquiera que tenga un coeficiente intelectual de más de 100 no votaría por Trump’.