El domingo pasado, cientos de habaneros necesitados de comprar combustible en los servicentros de la ciudad se vieron obligados a jugar al Tetris. No lo hacían para entretenerse mientras esperaban sus turnos en las colas. Por el contrario, el juego comenzaba cuando ya les tocaba comprar.
La partida consistía en hacer encajar tarjetas prepago desechables de las denominaciones disponibles, en algunos casos solo de 25 y 75 CUP, con la cantidad de litros que el cliente deseara echar. Desde diciembre de 2020, Cimex estableció estas tarjetas como una forma de pago adicional para adquirir combustible, sin usar directamente el efectivo.
Sin embargo, según datos recogidos por Cubadebate en sus comentarios y luego de un recorrido por cinco servicentros de La Habana, el pasado fin de semana los establecimientos de la capital no aceptaron dinero en efectivo. Ello conllevó a que solo podía comprarse el combustible mediante estas tarjetas, las de bandas magnéticas o bancarias, y las de chip prepagadas, emitidas por FINCIMEX fundamentalmente para el sector estatal.
Como consecuencia, en el Cupet de Santa Catalina y Felipe Poey, por ejemplo, para comprar 30 litros de gasolina regular (25 CUP/litro), había que comprar primero 10 tarjetas de 75 CUP, leer las 10 tarjetas, una por una, y efectuar, de nuevo una por una, 10 operaciones en la bomba. El resultado –influido además por POS (Terminales de Puntos de Venta) que no funcionaban, conexiones que se caían y por la demanda acumulada– fue que muchas personas tuvieron que hacer colas de hasta cinco horas para rellenar sus tanques.
En el Cupet de Ayestarán y Boyeros, como en los demás servicentros de la capital, ocurrió algo similar el fin de semana pasado. El jefe de turno de esta gasolinera, quien no quiso revelar su nombre, comentó: “A veces solo había tarjetas de 25 CUP. Si tú compras 10 de 25 pesos, tienes que ir y venir 10 veces”.
–¿Por qué?
–Porque es así. Cargas 25 CUP, vuelves a cargar la bomba y vuelves a venir de nuevo.
–¿No se pueden poner las 10 directo, por ejemplo?
–No, no se puede.
La situación con las “tarjeticas” parece haber cambiado desde este miércoles, cuando los servicentros volvieron a aceptar el efectivo, pero las quejas y el malestar generado en la población persisten. En medio de la situación compleja que vive el país, marcada por colas para adquirir los bienes más básicos debido a la escasez de oferta, ¿por qué se le sumó otra?
Se enredan las cosas…
Cupet en Santa Catalina y Vento. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
La idea al eliminar el efectivo de la caja de combustible consiste, precisamente, en que esa caja no maneje dinero. Las tarjetas prepago desechables deben ser adquiridas entonces en ciertas tiendas en CUP o en los Cupet que tengan tiendas en dicha moneda. En los que no, como el servicentro de Vento y Santa Catalina, se debe comprar la tarjeta en la tienda de enfrente o en otro Cupet.
¿Qué sucede con esto? Sábado 30 de octubre, pasadas las 8:00 p.m. Un señor llega a echar combustible al referido Cupet. La tienda de enfrente está cerrada. No puede llegar a otro Cupet y, por tanto, se queda sin echar combustible.
Esta y otras historias sucedieron el pasado fin de semana, según contó a Cubadebate, Ledian Cepero Pérez, cajero del Cupet de Vento y Santa Catalina. Para él “ya se venían haciendo pruebas, pero aceptando ambas opciones, tarjetas y efectivo. No estamos preparados para esto. El fin de semana fue lo peor. Con decirte que vinieron gente a echar 10 litros con 10 tarjetas de 25 CUP, y la operación es de una en una”.
Esta situación se repitió en establecimientos como el de Porvenir y Bouza, según comentó en Cubadebate el usuario Hectin:
“Fue surrealista lo que pasó, solo aceptaban tarjetas magnéticas y estas que venden de recarga, pero hasta las 8:00 a.m. no las vendieron. Lo otro, y fue lo peor, es que había varios choferes con tarjetas de 25 pesos y echaron 35 litros. El hombre tuvo que ir 35 veces de la bomba a la caja. Imaginen la demora ya que solo había gasolina especial y eran dos mangueras, y una de ellas ocupada por más de 40 minutos por un solo auto. Deberían eliminar, o al menos no hacerlo obligatorio, el uso de cupones de recargas prepago. Lo único que logran es hacer más complicado el proceso de compra del combustible”.
Otra de las situaciones la contó un cliente que esperaba para rellenar su moto en Vento. “Yo mismo quiero rellenar el tanque y el mío lo mismo acepta seis que cuatro, en dependencia, no tengo para medirlo. Le digo ‘échame seis’, y si me sobra, entonces se traba el POS para hacerme la devolución para mi tarjeta”.
Cepero Pérez coincide en esto último. De todos es sabido los múltiples problemas que ocurren con los POS. El sábado pasado, de hecho, FINCIMEX informó sobre la afectación en el servicio de pagos por tarjeta a través de POS durante toda la mañana.
Mas, no solo eso. “Muchos clientes no saben, les sobra combustible y se van con la tarjeta sin venir a que se les haga la devolución. Piensan que la gasolina está ahí, se van y al final el combustible se queda aquí en la bomba”, añade el cajero del servicentro.
¿Soluciones al enredo?
Tarjetas de recarga de combustible. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Ante la ausencia de variedad en las denominaciones de las tarjetas, algunos Cupet encontraron ciertas soluciones, aún insuficientes, para agilizar el proceso. Según contó la administradora del Cupet de Santa Catalina y Felipe Poey, Lycenia Duverger, “como los trabajadores de aquí están preparados, si un cliente venía con 10 tarjetas ellos se quedaban con las tarjetas y las iban echando poco a poco, a medida que se le hacía la seña al cliente para que quitara la bomba y después que terminara, todas las tarjeticas con sus papelitos se le entregaban al cliente”.
Las denominaciones existentes, de 25, 75, 250, 500 y 1 250 CUP, obedecen a que este sistema empezó cuando aún circulaba el CUC, que eran uno, tres, cinco y 10. “No había dos CUC, por tanto, no podían existir 50 pesos”, explicó la administradora.
“El reclamo que hemos hecho es que las denominaciones varíen. Hay mucha gente que viene a buscar 100 pesos. Para esa cantidad, por ejemplo, tienes que vender tarjetas de 75 y 25 pesos. Si eso se pudiera ofertar a la vez ya evitaríamos que el cliente tenga que ir y venir. Debía habérsele buscado la solución. Si no había denominaciones muy pequeñas, entonces que todas se pudieran poner a la vez”, añadió.
Aunque ya en este Cupet se acepta el efectivo, este miércoles en la tarde se continuaba usando solo la opción de las tarjetas. “En el momento en que vendemos también mercancía de forma simultánea, lo vamos turnando, pero desde ayer volvieron a aceptar efectivo en los Cupet conjuntamente con las tarjetas”.
Si bien ya cuentan con todas las denominaciones, las quejas persisten. Este miércoles sobre las 2:00 p.m. había dos colas en el servicentro, conocido como “La Alameda”, para una misma cajera que vendía refresco en CUP y las tarjetas de combustible. Pasaban dos personas para comprar tarjetas prepago desechables y una para el refresco, y así sucesivamente. Por otra ventanilla, los clientes iban con las tarjetas a solicitar que le cargaran la bomba.
A Duverger le han llegado varios clientes con quejas de otras unidades que no le dan solución. “Lo que hacen, por lo general, es enviar al cliente para acá, que fue donde compró la tarjeta, para que tú le resuelvas el problema. Aunque la corporación ha hecho todo lo posible por capacitar a los trabajadores, a los que venden el combustible y las tarjetas, desgraciadamente no se ha logrado porque las personas no han interiorizado el objetivo por lo que el país lo está haciendo”, reconoció.
“Te encuentras entonces, por ejemplo, que un cliente compró aquí cinco tarjetas porque en el lugar que había combustible no las vendían, el pistero le echó cuatro y la quinta, como el cliente la raspó mal y no se veía, el escáner no la leyó. Llamé al pistero y le dije que, en esos casos, había que raspar la tarjeta y teclear todos los números.
“A otro cliente no se le explicó que una tarjeta de 50 pesos si tú no lo echas todo, regresas y te devuelven el combustible, y con esa tarjeta puedes ir a otro servicentro y comprar combustible. Son las cosas que faltan para que salga mejor”, contó la administradora.
Auto recarga combustible en el Cupet ubicado en Santa Catalina y Poey. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Según información de Cimex, publicada este sábado, para rellenar los tanques con tarjetas de bandas o de prepagos desechables, se solicitan cantidades de combustibles estimadas que completen los tanques de sus vehículos, y de existir volúmenes excedidos, les son devueltos a las mismas tarjetas los montos en dinero equivalentes a los litros cobrados que no cupieron.
El problema con la devolución –refirieron varios clientes a Cubadebate– es que muchas veces te encuentras con la famosa frase: “no hay conexión”. Según el mismo comunicado de Cimex, “buscando minimizar estos efectos colaterales, se habilitaron aplicativos en los sistemas actuantes y se trabajó con ETECSA en mejorar la conectividad y anchos de bandas, donde fuera posible, según las disponibilidades existentes.
“Cuando se afecten las comunicaciones entre los servicentros y los bancos emisores y estas no puedan ser resueltas, los clientes deberán asistir a las oficinas más cercanas de FINCIMEX en los diferentes territorios, para gestionarles las devoluciones”, sostuvo la entidad.
No obstante, la corporación reconoció que “lo anterior no justifica que algunos empleados en los servicentros no dominen a plenitud estas alternativas o no asesoren correctamente a los clientes ante estas u otras dificultades, siendo nuestra responsabilidad continuar con la capacitación a los mismos”.
Menos “manejo de efectivo” y menos “invento”
Cupet de Ayestarán y Boyeros. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Duverger, quien ha participado en varios de los seminarios que ha ofrecido Cimex a sus trabajadores para prepararlos a los nuevos cambios, explicó que “con la tarjeta te quitas un problema del cual la población siempre se ha quejado, el del cambio de turno. Que cuando tú tengas que hacer una extracción, especialmente en la caja de combustible, no sea mucha la demora. Como la persona que está vendiendo no maneja el efectivo, al cambiar de turno no hay que parar el servicio para cuadrar la cantidad en la caja, porque sobre todo de noche ahí tiene que haber una cantidad de efectivo”.
“Para nosotros como trabajadores –dijo– es más cómodo la tarjeta. Si se resuelve el problema de poner todas de una vez, sería mejor porque hay mucho menos manejo de efectivo, menos ‘invento’ por parte de los trabajadores, porque existen controles, pero siempre fallan”.
Mientras espera para rellenar el tanque de su Lada en el propio Cupet “La Alameda”, Milagros García se queja de que con las tarjetas desechables hay que hacer dos colas: para comprarlas y luego para que te asignen una de las bombas de la gasolinera.
Para Duverger, la decisión de volver atrás y permitir el efectivo nuevamente responde al criterio de la población y a que faltan muchas cosas por implementar para que realmente fluya.
En ese sentido, la administradora refirió que, si bien las tarjetas de prepago desechables se iban a vender en Cadecas y en los agentes de telecomunicaciones, en la práctica no ha sido así.
“Sería ideal que se vendieran tarjetas en todos los lugares porque se evitaría tener que comprarlas únicamente en los Cupet”, dijo. Sin embargo, para Antonio González, otro de los clientes entrevistados, la posibilidad de las tarjetas podría traer la reventa de las mismas: “¿No te revenden las tarjetas de internet en los parques wifi?”.
Moto recarga combustible en el Cupet de Ayestarán y Boyeros. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Por otro lado, Duverger sugirió algo con lo que coinciden muchos clientes, y es que faltó más divulgación y explicación de por qué se tomó esa decisión.
Otro de los usuarios de Cubadebate preguntaba el fin de semana pasado en nuestro sitio web: “¿En qué momento se hizo pública la noticia del pago exclusivo con medios electrónicos? ¿Cuál es el sentido de comprar cupones en los servicentros que despachan gasolina?”. El miércoles último a la 1:00pm, el jefe de turno del Cupet de Ayestarán y Boyeros, no pudo respondernos estas preguntas: “Lo de no aceptar efectivo fue una orden que ‘bajó’. Hoy ya empezamos a aceptarlo”.
En el recorrido de este equipo de prensa por cinco servicentros de la capital, se comprobó que en todos se aceptaba el efectivo y, a la vez, se vendía el combustible en las otras formas de pago. En el Cupet de Santa Catalina y Boyeros la cola de vehículos ya no era por las tarjetas prepago desechables, sino porque la máquina para despachar estaba bloqueada.
“Estoy aquí desde las 10:00am. Hace cuatro horas. Y no aparece un informático, dicen que está en otro Cupet trabajando. ¿Hay un solo informático para toda La Habana?”, comentó Aurelio Gardener. A su lado, Justo Rivalta añadió: “Lo que tienen que hacer es solucionar el problema de las colas en los Cupet, cuando no es el POS, es la comunicación con la bomba”.
En ello coincide Osvaldo Caballero, en el Cupet de Ayestarán y Boyeros, cuando refiere que ha vivido bastantes colas, “¿y las tarjetas desechables?, eso es una demora para todo el mundo”. Antes de montarse en su carro, en el Cupet de Acapulco, otra clienta dijo: “Esa experiencia es fatal. Para mí, el fracaso del Window Vista”.
Hasta el momento, las tarjetas desechables de combustible no han tenido buena aceptación por los clientes ni por algunos de los trabajadores de Cupet. El Tetris no ha sido popular. No obstante, la modalidad se mantiene como una forma de pago adicional que tendrá que perfeccionarse inevitablemente para que las tarjeticas encajen.
Cupet El Forestal, ubicado en Boyeros y Santa Catalina. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Cupet Acapulco. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Cupet Acapulco. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.
Cupet El Forestal, ubicado en Boyeros y Santa Catalina. / Foto: Abel Padrón Padilla/ Cubadebate.