Todavía sigue siendo una incógnita cuál es el tratamiento ideal para contrarrestar los efectos de la Covid-19. Si bien hoy día se utilizan fármacos para levantar inmunidad y evitar que se desarrollen síntomas que conlleven a estadios graves o críticos, la comunidad científica trabaja por conseguir un medicamento específico para los pacientes infectados con el SARS-CoV-2.
Es por ello, la comunidad médica global considera las vacunas anticovid-19 son el recurso más eficaz para evitar que los positivos se compliquen o fallezcan. Sin embargo, la disparidad que existe entre naciones inmunizadas o no sigue siendo bien ancha. Incluso en los más adelantados en este proceso, hay un gran porciento de personas que aún no están protegidas.
De acuerdo Deutsche Welle (DW), “en todo el mundo se han administrado ya cinco mil millones de dosis de vacunas, principalmente en los países industrializados más ricos”. Lo cual significa un tercio de la humanidad. A ello habría que agregar que producto de variantes más contagiosas como la Delta, se esté recurriendo a una tercera dosis, lo cual pone en mayor desventaja a los que no tienen ni una.
Agrega DW, “casi 650 mil personas siguen infectándose cada día. Alrededor del cinco por ciento de ellos necesitan tratamiento médico intensivo y casi 10 mil mueren cada día con o a causa del COVID-19 hasta la fecha”. Las últimas jornadas han revelado picos de contagios que han llegado a récords como sucedió en la Florida, lo cual hace entender que incluso estando vacunados, sin cuidados se corre peligro.
Respecto al momento en que se deben hospitalizar los pacientes que padecen de Covid-19, ese portal europeo informó es preciso los ingresos sean cuando ya el enfermo presenta problemas respiratorios graves, aunque los de la tercera edad o con enfermedades preexistentes deben tener mayor vigilancia para que el ingreso sea antes del de los pacientes jóvenes y sanos.
Asimismo, plantean que “los pacientes deben ser ingresados en la unidad de cuidados intensivos cuando los pulmones ya no son capaces de transportar suficiente oxígeno a la sangre, es decir, se produce una insuficiencia respiratoria hipoxémica. En este caso, los pacientes suelen presentar una falta de aire aguda y una frecuencia respiratoria de 25 a 30 respiraciones por minuto.
“Al hacerlo, ya no logran exhalar correctamente. El aire fresco ya no puede llegar a las partes más profundas de los pulmones. Esto significa que ya no pueden ventilar los pulmones adecuadamente, y corren el riesgo de sufrir una insuficiencia pulmonar aguda”, añadió DW. También indican, a pesar del daño pulmonar que exista, los pacientes deben recibir oxígeno para que este llegue a la sangre.
Los científicos alemanes consideran que los pacientes en las unidades de cuidados intensivos tienen más posibilidades de sobrevivir cuando se acuestan boca abajo en periodos de tiempo más largos, y que se debe valorar la ventilación mecánica, de forma invasiva con un tubo que va desde la boca hasta la tráquea, solo para los casos más graves y cuando el cuadro clínico lo amerite.
Sobre la administración de anticoagulantes, DW explica que la heparina sirve para reducir el riesgo de trombosis, así como también, la corticoide dexametasona o el glucocorticoide hidrocortisona funcionan como inmunomoduladores para disminuir la inflamación. Los antibióticos igualmente se deben usar cuando existe una infección pulmonar, aunque hay una tendencia a mal y sobre utilizarlos.
Si bien la comunidad científica y médica global aún no tiene claro o ha formulado el medicamento clave que sirva como tratamiento efectivo al ciento por ciento, las vacunas que hoy día se administran son la mejor medida preventiva para todas las personas, siempre y cuando prevalezcan cuidados como el uso de nasobucos, ya que el estar inmunizados no te exime de la infección con la Covid-19.