Lecciones de una feria

Ariel Torres Amador

Ariel Torres Amador

Ya la vida va retomando su curso. Poco a poco nos vamos acoplando a las rutinas diarias y para algunos los desastres del ciclón van quedando atrás. Aún quedan por delante días duros, días de trabajo y días de desasosiego en los que la esperanza puede flaquear.

Sin embargo, por tradición, más temprano que tarde saldremos adelante y volveremos a sonreír. Eso no es de dudar.

En estas últimas jornadas hemos sido receptores de mensajes solidarios, de ofrecimientos de ayuda internacional y de cargamentos humanitarios destinados por varios países a la isla en pos de la recuperación de este pueblo.

También, nuestra idiosincrasia ha sabido poner en alto la estirpe que nos llena, y desde varias provincias nos ha llegado avituallamiento y otros recursos de los que carecíamos, y que hoy nos han resultado más que útiles.

Brigadas de linieros y trabajadores de Etecsa se suman a la ardua batalla de recomponer lo que “Ian” nos llevó; mientras que en la agricultura también tenemos fuerza externa ayudándonos a reconstruir casas de tabaco y a rescatar los cultivos.

La última de estas regalías, por así decirlo, fue la feria del pasado fin semana, en donde confluyeron lo estatal y lo particular. Una verdadera fiesta proveniente de terceros.

¡Y qué feria! No he escuchado un solo criterio hasta el momento que eche por tierra la jornada del sábado. Siempre habrá su malagradecido e inconforme por ahí, pero la gran mayoría de los pinareños satisficieron sus gustos y necesidades.

Y he aquí un punto de reflexión, pues a mi criterio creo que tenemos mucho que aprender de esta feria.

Varias provincias compartieron con nosotros su pan y su vino –sí, compartieron, pues lo que enviaron no les sobraba–. Y podemos decir que mucho de lo donado hasta el momento ha sido gracias a trabajadores no estatales y sus Mipymes.

Y a palabras de nuestro presidente… “aquí a nadie le sobra nada, más bien les falta”, pero aun así las muestras han sido hasta el momento más de lo que podíamos imaginar.

Refrescos, siropes varios, viandas para escoger, harinas, condimentos, especias, cárnicos y otros, por solo mencionar algunos, fueron las propuestas de las provincias. 

Agradecemos infinitamente el gesto y creo que la feria de la semana pasada fue una feria para aprender. Una feria de la que debemos sacar experiencias y conceptos positivos.

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