La tortuga y el alacrán necesitaban cruzar el río, pero el alacrán sabía que si se lanzaba al agua se ahogaría, entonces le dice a la tortuga: “Crúzame en tu caparazón”, a lo que ella responde bondadosamente: “Sí, pero por favor no me piques”, el alacrán se subió sobre la tortuga y justo cuando iban a llegar el alacrán la picó, ella le pregunta: “¿Por qué lo hiciste?, ahora ambos nos vamos ahogar y vamos a morir”. Él le respondió: “Es mi naturaleza picar”.
Así es la vida, a muchas personas no les importa de dónde los sacaste, cuántas veces le ayudaste, su naturaleza es ser malagradecidos, traicionar, su instinto es atacar, sin importar las consecuencias.
Esto nos enseña que existen individuos que aunque los ayudes, siempre van a hablar a tus espaldas, porque está en su sangre, y por eso son tan infelices en su vida.