Previo a la edición del Campeonato Nacional femenino de ajedrez, el nombre de Lisandra Ordaz sonaba entre las claras favoritas para ganarlo. Aunque no fue fácil, la Gran Maestra hizo valer los pronósticos, y se coronó, por segunda vez, ahora en su natal Pinar del Río.
Previo a la última ronda, comandaba la villaclareña Roxángel Obregón. Pero un descalabro de esta, y con una victoria de Ordaz, le permitió llegar a la cima. El triunfo lo obtuvo tras vencer, en las partidas blitz, a la joven santiaguera Leannet Mariah Bosch.
Lisandra Ordaz es una las mejores ajedrecistas de Cuba hoy, y la única Maestra Internacional sin distinción de sexo en la Isla.
–El hecho de que el torneo se jugara en Pinar del Río, ¿ fue un plus?
–Siempre es reconfortante jugar como local. Te permite sentir el apoyo de tus familiares, amigos y seguidores. Al igual que yo, viven todas las emociones de una competencia. Son mi motor impulsor, algo esencial para avanzar y conseguir mis metas.
–Estuviste varias jornadas sin ser líder. Sin embargo, te haces campeona. ¿Te sorprendió?
–Desde el inicio me preparé sicológicamente, y mentalicé diferentes escenarios. Mi objetivo era avanzar ronda a ronda. La experiencia me ayudó a no perder el enfoque.
–¿Existió presión? ¿Cómo manejar los nervios a un ritmo de partidas tan rápido?
–Siempre hay presión, sobre todo cuando estás comprometida con lo que haces. En esos momentos, tener a tu lado a personas que te aman y proyectan seguridad es fundamental. En las modalidades rápidas es imprescindible mantener la concentración, porque un error puede ser decisivo. Traté de ser lo más racional posible, para no presionarme por el tiempo, además de crear amenazas constantes.
–¿Qué título has disfrutado más?
–Los dos por igual, cada uno en un contexto diferente. El de este año va dedicado a la memoria de mi entrenador, José Manuel Cruz Lima.
–¿Qué sensaciones te deja este resultado?
–Felicidad, y el regalo a todas las personas que apoyan mi carrera.
–¿Cómo ves el futuro del ajedrez femenino en Cuba?
–Fue gratificante ver a muchachas jóvenes en este torneo. El futuro estará garantizado si se les ofrece más oportunidades de preparación y competencias de alto nivel.
–Ya miembro del equipo olímpico, ¿qué se puede esperar en Hungría?
–Ahora toca disfrutar de unas pequeñas vacaciones, y después definir la estrategia de preparación. Sí puedo asegurar que iré a la Olimpiada con el ímpetu y el deseo de lograr un buen resultado, tanto individual como colectivo.