Son poco más de las diez de la mañana y ya Liván Moinelo lleva casi una hora en el estadio Capitán San Luis en una leve rutina de entrenamiento, consistente en estiramientos, carreras y tirar algunos lanzamientos; mientras por la banda de primera base los lanzadores preseleccionados para Pinar en el sub 23 atienden los consejos de los profesores León Pita, Torres Chacón y Maximiliano Gutiérrez.
Con mucha presteza accedió unos minutos después de culminar su preparación a la entrevista.
‟Muchos piensan que yo he aumentado de peso, pero soy el mismo flaco de siempre; lo de la velocidad, las 97 millas sostenidas, ha venido porque he ganado a la hora de entrenar, me he vuelto un fanático de los entrenamientos”, me dice con cierta jocosidad, el estelar relevista que logró mantener la ventaja en 40 desafíos en este 2020, apartado que lideró en la división del Pacífico del circuito nipón.
Mucho se habla de tu carrera en el alto rendimiento, pero cuéntanos acerca de tus inicios en el béisbol.
‟Mi primer entrenador fue mi coterráneo Ciprián Padrón. Comencé a jugar pelota en Río Feo, allá por el seis de la carretera a San Juan y Martínez; creo que fue a los siete años cuando me inicié en la pelota y no tenía una posición fija, a mí me gustaba mucho batear en esas edades. Luego vine a practicar para el ‘Borrego’ y también recuerdo que estuve en el estadio de la escuela primaria Manuel Ascunce Domenech. Te daré un dato: fui generalmente el más bajito en todas esas categorías.
‟A los 13 me captaron para la Eide y le debo mucho a todos los profesores que tuve en ese centro, principalmente a Humberto Fernández, quien me recibió el primer día; al ‘Pita’, Lester Garrainena, Becerra, todos pusieron su granito tanto en mi carrera como en la de los demás muchachos.
‟Me acuerdo una anécdota muy graciosa, precisamente con el profe ‘Pita’, allá en Las Tunas en una preselección nacional en los escolares, cuando los pinareños nos quedamos sin dinero y ese entrenador nos dio de la dieta y le dijimos que después se lo pagábamos; bueno, resulta que nunca le devolvimos el dinero y todavía en la actualidad él me recuerda en broma ese episodio.
‟Sin embargo no fui parte de una generación triunfadora ni en escolares ni en juveniles, nosotros jugábamos bien pero no llegamos a finales, eso sí disfruté mucho de esa pelota. Ahí se decantaron porque me hiciera lanzador, por mis características, no obstante en mi último año juvenil en un juego contra La Habana faltaba un bateador y me pusieron de octavo en la tanda, el mánager en esa ocasión era Alexander Urquiola, ese día pegué cuatro hits en cinco turnos”.
¿Cómo hiciste para imponerte en las Series Nacionales?
‟Creo que en mis primeras oportunidades en series nacionales no tuve las grandes estadísticas de otros lanzadores, sí vine en momentos cruciales y logré sacar los outs y como se dice en Cuba matar los innings muy importantes. Al principio, cuando estaba en la reserva de Pinar, le pregunté un día a un compañero cuántos lanzadores se quedaban en el hotel y me contestó que 11 y le respondí bueno serán 12 a partir que me den la oportunidad de lanzar, porque nunca me gustó estar abajo, he sido muy competitivo y exigente”.
¿Y para establecerte en la fuerte liga de Japón, qué estrategia seguiste?
‟Tuve que adaptarme a ese béisbol, porque los bateadores tienen más fuerza y tacto, la zona de strike se reduce, lo primero fue empezar a no tirar tantos lanzamientos malos porque si te pones debajo en el conteo se acomoda el bateador y ahí viene el batazo y también el scouting de los contarios, aspecto fundamental.
‟Lo segundo fue incorporar el slider, porque cuando me fui para Japón solo tiraba la recta, el cambio y la curva; allá comencé a utilizar el slider, que es un lanzamiento fundamental en el béisbol y la recta a dos costuras.
“En mi primera temporada me fue bien al principio, pero a medida que avanzó el torneo me bajaron las estadísticas; después en el segundo, cuando diversifiqué el repertorio, trabajé más innings y ponché más, fui más efectivo y así he llegado a obtener los resultados en estos cuatro años.
‟Me gusta innovar, yo sé que algunos me batean curva y no el slider, pero no puedo repetir siempre los mismos lanzamientos, porque al bateador lo tienes que poner a pensar, ahí está la clave del éxito, además de la disciplina y la dedicación en los entrenamientos”.
Jugarás si Pinar del Río llega a la post temporada, aunque se ha generado polémica por la negativa de incorporarte antes al equipo verde.
‟Hace unos minutos estaba pensando en cómo será cuando luego de dos temporadas vuelva a ponerme el traje de Pinar y te digo que me siento ansioso porque llegue ese momento; pero también estoy nervioso, porque llevo tiempo sin lanzar aquí en la Nacional. En lo personal, a mí me gusta más lanzar con Pinar, allá no se juega con la alegría que hay en Cuba, prácticamente no se habla en el terreno, sientes la emoción del público, pero no igual que aquí.
‟Me incorporaré ahora que el equipo llegó al play off. Estoy loco por ponerme el traje verde, no lo hice en la etapa regular debido a recomendaciones por una lesión que tengo en la espalda por eso preciso descanso, de lo contrario tendría la necesidad de infiltrarme cuando llegue a Japón.
‟El otro tema es el cansancio de una temporada tan extensa. A mí me dicen que solo lanzo un inning cada vez que salgo, si pero a veces tengo que trabajar cuatro días seguidos, a eso hay que sumar la labor en el bullpen y los traslados; en definitiva se acumula mucho agotamiento y cuando llego a Cuba tengo que cumplir con un régimen de descanso, para bajar las cargas de los ocho meses de juego en Japón”.
¿Cómo ves el panorama de Cuba en el béisbol internacional?
‟Ahora hemos tenido tiempo y pienso que se puede conformar un buen equipo. Tenemos la deuda con el pueblo de varios fracasos como el IV Clásico o el Premier 12. En nuestro país hay calidad porque los atletas van a Japón y lo hacen bien y también en otras ligas internacionales, hay que saber sacarle al pelotero y si se logra eso de seguro estaremos en la Olimpiada y lo haremos bien”.