“La prensa no debe ser, en estos tiempos de creación, mero vehículo de noticias, ni mera sierva de intereses, ni mero desahogo de la exuberante y hojosa imaginación”
José Martí
Dijo el “Gabo” que es el mejor oficio del mundo, una pasión insaciable que solo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad.
Como hace 130 años, cuando el Apóstol fundara Patria para velar por la libertad y contribuir a que sus fuerzas fueran invencibles se llena el gremio de retos, de obstáculos que sortear.
Como hace 130 años, cuando nacía un periódico “para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad”, debemos continuar como herederos de ese legado, aun cuando el camino se torne espinoso o intenten levantar muros.
Dice un colega que la verdad necesita de nosotros, y no es ese el único desafío al que nos enfrentamos en estos tiempos complejos: nos toca despojarnos de triunfalismos, armarnos con el juicio y la mirada más aguda cada vez.
Nos toca dejar atrás los formalismos, la autocensura; ser más creíbles, más justos; parecernos más a nuestra gente; criticar y examinar con profundidad la marcha de la actualización del modelo económico y social que queremos.
Dijo Martí que “no es el oficio de la prensa periódica informar ligera y frívolamente sobre los hechos que acaecen, o censurarlos con mayor suma de afecto o de adhesión”. Es más que olfato noticioso lo que demanda la actualidad, sino investigación, información certera, veraz; preparación constante para hacer más que buen periodismo, un mejor periodismo.
Nos toca ser la espada que lleva en su empuñadura la razón, esa que no entiende de manipulaciones ni oportunismos, sino de apego a la honradez y a la justicia. Nos toca ser la voz de quienes claman por un mejor futuro, el puente de los que no logran afianzar sus pasos, la luz de aquellos que temen perder la esperanza.
El compromiso es cada día mayor, empieza por la autosuperación y no termina ni con el paso de los años ni con el peso de los problemas propios. Se convierte en responsabilidad perenne con quien espera leer las páginas cada viernes, escuchar la radio cada día, ver las noticias en la televisión o simplemente navegar el mundo virtual.
Es una labor que no admite días de asueto ni escatima horarios; que te obliga a olvidar el miedo en el ojo de un huracán o en el corazón de una zona roja; que te hace vivir el testimonio más triste o más feliz como propio; que te hace indignar, pelear, debatir… pero rendirte jamás.
Es una labor que demanda transparencia, profesionalidad, sacrificio, sensibilidad; que no está exenta de equívocos, sino que se nutre de experiencias y errores para crecer y lograr mayor calidad en lo que se hace, en el mensaje que se ha de transmitir.
Nos toca entonces ser más consecuentes, éticos, resolutivos, valientes… hacer de esta profesión un ejercicio noble, confiable, firme, real.
Como hace 130 años patentara Martí, nos corresponde ser más que aprobación bondadosa o ira insultante, sino proposición, estudio, examen y consejo. Palabras que a pesar del tiempo contienen una vigencia inigualable que conmina a volver a él para reafirmar la utilidad de nuestro objeto social:
“Toca a la prensa encaminar, explicar, enseñar, guiar, dirigir, tócale examinar los conflictos, no irritarlos con un juicio apasionado, no encarnizarlos con un larde de adhesión tal vez extemporánea, tócale proponer soluciones, madurarlas y hacerlas fáciles”. Que sigan siendo entonces la tenacidad, el desinterés y la prudencia lo que defina nuestra labor, que sigan siendo la pluma y la palabra nuestras mejores armas para llevar la verdad siempre como bandera.