Alexander Urquiola ha comenzado bien el relevo de su padre, Alfonso, en el béisbol pinareño: el cuarto puesto de la 60 serie, su temporada debut como mánager, así lo confirma, tras una larga espera de la afición de los Vegueros por ver a su equipo en una fase definitoria de la pelota cubana.
Vía telefónica accedió a dar sus impresiones acerca de la recién finalizada temporada y sobre su ya extensa carrera en el mundo del béisbol vueltabajero, ahora que ha sido confirmado como el director de Pinar para la próxima serie.
¿Cuáles fueron sus primeras experiencias como entrenador?
‟Cuando era todavía atleta ya me desempeñaba como entrenador en la Eide Omani Arenado, en ese momento estaba como parte de la matrícula de la academia provincial de béisbol. Al decidir ser entrenador y no jugar más pelota me ubicaron en la ESPA, lo que hoy es la EPEF Comandante Manuel Piti Fajardo.
‟Debo decir que llegué hasta la Liga de Desarrollo, pues luego de cumplir el Servicio Militar Activo regresé a jugar y participé en dos provinciales, siempre en los jardines, hasta que mi padre me dijo que mi futuro estaría como entrenador, porque en esa época había una constelación de estrellas en la pelota pinareña.
‟Aprendí mucho de metodología con los entrenadores Raudel Bencomo, Fidel Gutiérrez y Carlos Hernández cuando todavía era jugador y esos conocimientos me han servido de mucho en mis diferentes labores dentro del béisbol. Con ellos aprendí bastante de pedagogía, algo indispensable en un entrenador”.
Tras una difícil temporada, en medio de complejas situaciones sanitarias, ¿cuál es su valoración del cuarto puesto de los Vegueros?
‟Mi criterio es que eso representa tanto como si hubiéramos alcanzado el título, como si fuéramos los campeones de la 60 Serie nacional. Primero porque no éramos favoritos para llegar al play off, por la plantilla que teníamos, y, segundo, porque fue una serie atípica, por los muchos contratiempos que surgieron en el camino.
‟Logramos tal resultado, principalmente, debido a la comunicación que había dentro del equipo, conseguimos concienciar a cada miembro del conjunto de la importancia de su rol y que fue algo bien difícil de lograr.
‟Se trataba de un equipo con jugadores de distintas características y en un torneo lleno de dificultades, por toda la situación epidemiológica del país y por las carencias en materia de logística, de ahí que hay valorar positivamente este cuarto puesto”.
Sin embargo, quedó un sabor amargo en la afición por el papel del picheo abridor en la postemporada.
‟A veces se hacen análisis superficiales y se es injusto con determinados jugadores. Por ejemplo, se dice de la experiencia del picheo abridor, pero si somos realistas el de más camino en fases de postemporadas era Bladimir Baños, los demás no habían tenido ese protagonismo en ese tipo de fases.
‟Además se trataba de un calendario extenso en comparación con las anteriores temporadas, con 75 juegos donde los abridores nuestros llevaron casi todo el peso del equipo y en los casos de Erly Casanova y el propio Baños participaron en más de 10 triunfos cada uno, prácticamente fuimos a los play off por las actuaciones de ellos.
‟Hay que agregar que fue una fase de play off muy irregular en cuanto a las fechas: cuando estábamos preparados nos cambiaban el calendario y esto nos pasó factura contra Granma, más bien diría que fue, en ese sentido, el aspecto psicológico el que más nos golpeó, en tanto se trata de lanzadores de mucha calidad.
‟Porque estos lanzadores, aunque acumulan cierta veteranía, todavía tienen calidad como atletas, se preparan muy bien y soy del criterio de que la edad influye en el deporte pero no determina cuando hay preparación”.
¿Cómo ve el futuro de los Vegueros?
‟Creo que pasa por el desarrollo de las nuevas figuras, esta es su época, hay que ir insertándolos poco a poco en roles principales, como se ha hecho con Frank Abel Álvarez, Dariel Fernández, Reinaldo Lazaga, de ellos depende el objetivo de que lo más importante es mantener los resultados”.
Fue la sabermetría un aspecto muy trabajado por la dirección de los Vegueros en la 60 serie.
‟La sabermetría lo es todo en el béisbol moderno, como se dice popularmente no se puede negar el desarrollo. Nuestra dirección la aplicó en muchos momentos y nos dio resultados, nos propició herramientas para trabajar y nos ayuda para conocer hasta qué punto puede ser versátil un jugador.
‟Pondré un ejemplo claro: aquella primera subserie ante Sancti Spíritus, cuando nos percatamos de que los zurdos les hacían daño a los Gallos y les pusimos a Dariel Fernández y a Branlis Rodríguez como abridores y les ganamos los dos juegos. En aquel momento ambos no estaban en la rotación, pero todo funcionó bien y a partir de ese duelo nos enrumbamos hacia la clasificación”.