Integrar el Todos Estrellas en las categorías Sub-12 en el Mundial de China Taipéi en 2019 y ahora en el Panamericano Sub-15, recién finalizado en Venezuela, en ambas ocasiones como jardinero central, son una buena carta de presentación para Alejandro Enrique Prieto Alonso, un pinareño nacido el 26 de enero de 2007.
En la sala de su hogar en el reparto Hermanos Cruz y rodeado de sus familiares más allegados, nos habló con seguridad sobre sus propósitos y del porqué de sus éxitos.
Cómo pudo mantener la forma deportiva durante la pandemia de COVID-19 era una interrogante que nos daba vueltas en la cabeza cuando vimos sus números y su actuación en el Premundial de Carabobo y sobre ello manifestó que en esa etapa practicó diariamente el bateo con su abuelo materno en un área improvisada al fondo de su hogar.
En ese periodo hizo poco entrenamiento de pitcheo, por eso nos llamó mucho más la atención lo que nos dijo respecto a que en las salidas como lanzador que hizo en Venezuela le llegaron a marcar 84 millas en una recta, además de que sostenido tiró entre 80 y 81.
Alejandro tiene el récord de velocidad para la categoría Sub-12 con 78 millas, impuesto en el juego por el bronce contra Corea del Sur en China Taipéi.
Ante esas credenciales como lanzador, se imponía la pregunta y con seguridad fue categórico: “Sí, llegué a tirar una recta de 84 millas, pero lo mío son los jardines”.
¿Y no te llama la atención otro deporte?
“Me gusta el básquet y veo cada vez que puedo los juegos de la NBA, pero no lo cambio por la pelota”.
De las fotos de él que aparecen en internet cuando compitió en el Sub-12 al muchacho que tengo ahora delante va un buen tramo: mide 1.74 metros y pesa 69 kilogramos.
Cree que para darle líneas a los lanzadores rivales no hace falta estar tan fuerte sino coordinar el swing para pegarle bien duro a la bola.
De sus inicios y su gusto por la pelota cuenta que desde muy pequeño su abuelo materno le lanzaba para que bateara, aunque confiesa que “al principio no le daba a la bola, hasta que fui cogiéndole la vuelta y al final me fue gustando batear”, habilidad que ha desarrollado y demostrado con creces en sus competencias internacionales.
Para el capitán del equipo Cuba se imponía una pregunta que resultó un dos en una: ¿Cómo recibieron la noticia de que no podían discutir el oro y solo había opciones para el bronce y cómo pudieron recuperarse de ese shock?
“Después del juego que ganamos a Venezuela, ya en el hotel y esperando la comida, nos llamaron a la habitación del responsable de la comisión nacional que estaba con nosotros en la competencia. Él nos dijo que se disculpaba a nombre de la dirección del equipo por no poder jugar contra Panamá por el oro debido a un error técnico cometido».
Fue un momento difícil, sobre todo después del triunfo convincente frente a los anfitriones y que fue declarado como perdido por la falta cometida: “El equipo dio un bajón al punto que nadie quiso comer; los entrenadores estaban devastados y los de más experiencia fuimos los que levantamos el ánimo del equipo.
“En lo personal también me bajé, pero comprendí que ellos son seres humanos que cometen errores como lo hacemos todos, y me repuse”.
La mayor prueba de la recuperación estuvo en que en el primer episodio le hicieron seis carreras a Puerto Rico, algo que a lo largo del torneo no habían conseguido, porque en los otros juegos nunca anotaron en esa entrada. “Ahí fueron ellos los que bajaron y nosotros pudimos ganar el bronce”, aseguró.
Ahora entra en una etapa en que está a la espera de cómo se conformará el Cuba para la V Copa Mundial de Béisbol Sub-15 WBSC, programada del 26 de agosto al cuatro de septiembre en Hermosillo, México.
Mientras, seguirá su preparación física para no perder la forma deportiva y examinará las pruebas que le faltan para culminar el año escolar en la Eide Ormani Arenado.
Se siente listo para enfrentar los compromisos que le puedan restar como Sub-15 y juvenil para en su momento integrar el Pinar del Río de mayores.
También, cuando puede, toma un tiempo para sus entretenimientos: ver series, películas y escuchar música de todo tipo. Pero en los próximos días le queda como “asignatura pendiente” observar con detenimiento los juegos que su familia le grabó, porque así podrá autochequearse para mejorar en su desempeño, ese que de seguir así le llevará al Vegueros y al Cuba de mayores en un futuro que está a la vuelta de la esquina.