Para nadie es un secreto que las casas de abuelos esconden miles de bondades para los de la tercera edad, pues además de cubrir sus necesidades básicas de alimentación y cuidados médicos, entre otros, los mayores se sienten a gusto y disfrutan entre sus congéneres.
Entre las múltiples opiniones recogidas sobre el ingreso a esta institución, la mayoría de los abuelos alegan temas como la soledad y la falta de cuidados por parte de sus familias, debido principalmente a la carencia de tiempo para atenderlos.
Sin embargo, pese a todo lo bueno que circunda a los círculos de ancianos, la realidad es que hoy predominan las plazas vacías en estos lugares, cuando en tiempos pasados no alcanzaban para todas las solicitudes.
Sobre el tema, Guerrillero conversó con protagonistas: los abuelos de la casa del municipio de Los Palacios, con el objetivo de conocer sus opiniones al respecto.
DE PAGOS Y SENTIMIENTOS ENCONTRADOS
La casa de abuelos en el municipio de Los Palacios cuenta con una estructura sólida, con buenas condiciones para prestar sus servicios a los mayores. Recientemente fue sometida a procesos de mantenimientos constructivos para mejorar el confort del lugar.
No obstante, a pesar de las buenas condiciones de higiene, alimentación y espacios adyacentes, hoy esta casa solo tiene poco más del 50 por ciento de sus plazas cubiertas.
De acuerdo con la doctora Mayda García Parodi, directora municipal de Salud en el territorio, no ha sido por falta de gestiones ni conversaciones con los abuelos y sus familiares, pues se han realizado pesquisas y estudiado casos.
“Nosotros hemos venido trabajando en el proceso de caracterización y captación de ancianos que necesitan este servicio, pero al conversar con sus familias, estas no están de acuerdo”.
“Según lo que hemos podido constatar, el asunto se debe a cuestiones monetarias, ya que el mayor porcentaje de bajas estuvo y está asociado al reordenamiento en la economía. Muchos de los abuelos se fueron por el nuevo monto que debían abonar a la institución.
“Y hemos conversado con ellos, pero están decididos a no regresar”, expresó la doctora.
Para Carlos Enrique García Miranda, abuelo del lugar, existe una armonía perfecta con sus compañeros y el roce social es maravilloso.
Sobre otros temas como la alimentación manifestó que “vivimos en Cuba” y, por ende, el lugar no está exento de los problemas socioeconómicos que vive la isla.
“Son varios los factores que repercuten en la alimentación, pero de forma general nos dan siempre buena alimentación varias veces al día. No es para hartarnos, pero satisface”.
Pero para Carlos Enrique, este no es el problema esencial.
“Antiguamente pagábamos menos, más acorde con la asistencia que nos dan contra el dinero que nosotros ganábamos. Es cierto que el Estado se dio cuenta que nuestras chequeras eran muy bajas y nos las incrementó sustancialmente. “Al principio todo iba bien, pero casi de forma inmediata la vida comenzó a encarecerse y el Estado empezó a subir también los servicios de forma paulatina. Y de repente, de 300 y tanto que pagábamos, nos subieron a más de 800 pesos.
“Y es una situación compleja, pues si se te rompe una camisa no puedes comprarte una nueva, y así con otros asuntos como zapatos y demás. Eso para no decirte lo que tiene que inventar la persona que fume”, agregó.
Luis Pérez Cruz añadió que en su caso abona cerca de 800 pesos, pero que hay quienes pagan menos, con cifras que rondan los 400 o 500 pesos, y por mucho que se le explique no entiende el porqué de la diferenciación.
“La vida está muy dura. Con lo que pagas aquí prácticamente no te deja nada para vivir. Entre los medicamentos que también subieron de precio, las cosas de la bodega y las necesidades básicas, el dinero no alcanza.
“Es bastante complejo organizarse la vida todos los fines de semana cuando la entidad no presta servicios con el poco dinero que te queda.
“Si, nos sentimos muy bien aquí y es maravilloso, pero es imposible llegar a fin de mes”.
En cambio, Luis Armenio García Izquierdo es uno de los que paga solo 400 pesos, y admite que esto ha sido motivo de debate entre sus compañeros. Para él esta cifra es razonable, pero considera que no se debería pagar mucho más que eso.
“La mayoría de los compañeros pagan dos veces el dinero que yo doy, y no es justo. Para serte sincero, esa es la causa principal por la que se marchan, porque no les es factible dar ese dinero”.
Por su parte, Ofelia Hernández León, aunque de nuevo ingreso, mencionó que el ambiente es maravilloso para las personas de su edad, pues los gustos y preferencias son los mismos y tienen con quien hablar y compartir sus preocupaciones.
“Pero hay un problema. Según me dicen tengo que pagar poco más de 700 pesos y es imposible abonar ese dinero. Vivo sola y a uno de mis hijos que es quien me atiende en ese aspecto, su salario no le alcanza para mantener a su familia; mucho menos para pagar esto.
“Conversé el tema y estoy haciendo los papeles para gestionar mi chequera. Pero si al final, mi hijo o yo tenemos que pagar ese dinero me tendré que ir”.
ENTRETENIMIENTO Y SALUD
Otros de los problemas que con mayor prontitud salió a relucir en el intercambio con los de la tercera edad fue el de las atenciones por parte de las distintas entidades que supuestamente deberían estar asociadas a la casa, entre ellas por solo mencionar algunas, Cultura y Deporte.
Según Carlos Enrique, hace cerca de tres o cuatro meses existía un contrato con Cultura, de forma tal que al menos una vez a la semana realizaran actividades bailables, cantos y demás.
“Pero todo eso quedó al olvido. No sabemos a ciencia cierta lo que pasó con ellos. La gente del Inder también están igual, no vienen.
“Nosotros nos reunimos para hacer matutinos y mantenernos informados, pero por ejemplo, no hacemos gimnasia matutina y tenemos conocimiento que en otras casas de abuelos se hacen. No sabemos las causas, pero lo cierto es que hace mucho tiempo no vienen otras instituciones a compartir con nosotros”, sentenció.
Luis Armenio aseveró lo anterior al tiempo que reconoció lo beneficioso que sería lograr una intersectorialidad con otras entidades, de forma tal que se vincularan periódicamente al hogar.
“Esto nos daría más calidad de vida, mejoraría nuestro ambiente social y de cierta forma nos mantendría más activos. Sería muy bonito poder compartir estas experiencias con los demás compañeros.
“Sí, tenemos juegos de mesa como el dominó que nos entretienen, pero igual sería bueno variar un poco y contar con la posibilidad de otras actividades al aire libre”.
Por último, sorprendió que en esta casa no estuviera implementada la visita de especialistas médicos de forma periódica para la atención y evaluación de los abuelos.
Según especialistas del lugar, son los propios abuelos con sus familias los que deben asistir a las consultas intersectoriales con los galenos de la provincia, una vez cada 15 días, los segundos martes de cada mes, en caso de presentar alguna dolencia.
Luis Pérez argumentó lo anterior al explicar que solo cuentan con una doctora que pasa visita y los sondea, así como una enfermera a tiempo completo, pero que no tienen servicios diferenciados como Oftalmología, Geriatría, Estomatología, Angiología, entre otros, por solo mencionar algunos.
“Aquí no vienen los especialistas, tenemos que ir a verlos al policlínico si padecemos alguna dolencia. Y consideramos que esto debería analizarse y estudiarse, pues a nosotros se nos dificulta mucho asistir a esas consultas cuando las necesitamos.
“Ya no estamos en condiciones de hacer esas largas colas para ver a un médico, y considero que se pudieran hacer convenios o trazar estrategias para que nos pudieran visitar aquí en el hogar”.