Si hay algo peor que un apagón en plena noche de agosto, es sin dudas la falta de agua. Mucho más si se hace recurrente en medio de una pandemia, en la que mantener la higiene es fundamental.
En más de un barrio en Pinar del Río la situación se torna compleja ante los largos ciclos de abasto conjugados con la poca capacidad de almacenamiento en las viviendas y la triste decisión de pagar una pipa.
La ciudad cuenta con cuatro sistemas principales para el suministro del líquido: la conductora de 20 pulgadas que abastece 11 zonas, las de 30 y 36 encargadas de distribuir para 10 áreas cada una y Kilo 5 también con 10.
De acuerdo con datos ofrecidos por la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, el comportamiento de la lluvia, hasta el cierre del mes de septiembre, no fue del todo positivo, pues el ingreso pluvial se encuentra por debajo de la media histórica.
Sin embargo, los embalses mantienen un estado favorable, ya que los cinco que abastecen a la población están sobre el 98 por ciento del acumulado, lo que permite satisfacer la demanda con los volúmenes disponibles.
La cobertura del sistema para prestar servicio hoy es del 61,5 por ciento en el caso de acueducto a través de las redes y un 29 por ciento en el alcantarillado.
DE CONDUCTORAS, PRESIONES, DOLORES DE CABEZA…
Anisleidy González Gómez vive en la calle Gloria del reparto Camilo Cienfuegos (Villamil). Cuenta que la situación del agua en esa zona es deplorable, ya que desde hace tres o cuatro meses los ciclos no se bajan de los 12 días. “He tenido que usar el agua que suelta el aire acondicionado para poder bañarme, a veces ni para tomar tenemos. No queda más alternativa que pagar pipas, que están bastante caras”.
Según el ingeniero Orlando Remis Santos, director de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado Pinar del Río, en la conductora de 20 los ciclos oscilan entre los 10 y 15 días. “Este sistema estuvo dañado hace varias semanas por la rotura del anillo Uno, y debido a eso hubo lugares que estuvieron hasta 30 días sin recibir el servicio por las redes”.
También en el rango de los 15 días están las zonas conocidas como Alta B, Vélez, Pediátrico y Fénix Alto que se abastecen de la conductora de 30 pulgadas.
“Por su parte, el sistema de Kilo 5 registra los ciclos más elevados de la ciudad, pues oscilan entre los 13 y 17 días. Estas zonas recibían una vez al mes y después de varios trabajos de mantenimiento realizados a la planta potabilizadora y algunas inversiones en las redes de abasto, se disminuyeron”, precisa el directivo.
Un panorama complejo muestra hoy el edificio 12 Plantas de la calle Maceo, una construcción emblemática de la ciudad donde viven 154 familias, y también acoge a varios organismos. Manuel Suárez Hernández asegura que desde su construcción en 1978 el inmueble nunca ha recibido mantenimiento. “El sistema hidráulico está intacto. Todos los años se parte un tubo en alguna vivienda y hay que parar el bombeo de agua.
“Aquí hay una cisterna de 294 000 litros, de ahí se sube el agua hacia unos tanques compensadores que están encima del edificio y que además están agrietados. En pésimo estado están también las válvulas y deben funcionar dos bombas de agua. Solo hay una trabajando y nunca se ha reparado, la otra, en los seis años que llevo como secretario del núcleo del Partido aquí, espera porque la lleven a arreglar.
“Cuando ponen el agua nunca se llena la cisterna, solo recibe poco más de un metro, y eso no es suficiente para que después con el rebombeo llegue a todos. Entonces, solo las viviendas del centro se benefician. Si no echan pipas, que tienen que ser más de 40, no se resuelve el problema. Hemos estado 10 y 11 días sin agua. Incluso, se ha convertido en un problema político, el sentimiento que existe en ese aspecto no es bueno”.
Al igual que Manuel, otros vecinos coinciden en que el escenario se torna complejo debido a las características del edificio, en lo que influye el poco espacio para aumentar las capacidades de almacenamiento del líquido. ¿Qué hacer cuando se va la corriente y hay que cargar el agua 11 pisos? ¿Cuántas personas de la tercera edad no pueden siquiera realizar ese esfuerzo?
Del otro lado de la ciudad conversamos con Julia Eva Pérez Arencibia, vecina de la calle Primera del reparto Celso Maragoto. Narra que en medio del pico pandémico llegaron a estar más de 20 días sin recibir agua y que la situación se volvió crítica. “Imagínese, si para dos personas casi no alcanza, qué pasa donde viven más y hay hasta ancianos encamados”.
Añade su esposo José Luis que mayormente la ponen a partir de las 12 de la noche, por lo que tiene que pasarse la madrugada entera despierto para poder llenar todo. “Al otro día voy molí’o para el trabajo.
“Tampoco llega con presión y creo que se debe sobre todo a los salideros. En la calle Acueducto es un río lo que baja por ahí, además, muchos ancianos se han caído”, refiere.
Maridel Guanche reside en la parte baja del “Vélez” y atraviesa por una situación similar. “Por ejemplo, en la Alameda viene cada tres o cuatro días y vemos cómo nos pasan los surcos de agua frente a las casas y nosotros secos. Aquí recibimos cada 15 días sin haber roturas.
“Es triste ver a personas de la tercera edad de una acera a la otra cargando cubos porque no pueden pagar la construcción de un tanque o una cisterna. Las pipas que dicen que están asignadas para el reparto vienen solo a veces y a casos puntuales de encamados”.
Refiere que lo peor es el discurso errático de algunos funcionarios de Acueducto y el engaño en el Puesto de Mando. “Lo más indignante es la falta de respeto a la población. Llamas y no cogen el teléfono o se pasan tres días diciendo ‘no, para mañana’ y nos mienten como si fuéramos muchachos. Tampoco vienen a revisar si hay o no salideros”.
Explica el director de Acueducto que la UEB de Pinar del Río cuenta con un punto de dirección que trabaja 24 horas al igual que la Empresa, donde se encuentran registradas todas las operaciones y por el cual transita el flujo informativo de ambas entidades. Igualmente se encargan del monitoreo mediante observadores voluntarios, que no son más que residentes en los puntos críticos, con quienes mantienen una comunicación constante vía telefónica para la toma de decisiones.
“El ciclo de abasto tiene una planificación, que no es exacta. Hay un tiempo para cada zona que se monitorea por teléfono y en el lugar. En caso de existir alguna eventualidad, ya sea rotura de un equipo de bombeo o pérdida de su eficiencia, el servicio se alarga de forma tal que le llegue a todo el mundo.
“A partir de esta planificación hay áreas que comienzan a recibir en la noche y la madrugada, pero nunca es solo en este horario, o sea, que pueden tener un tiempo de distribución de 12 horas. No hay ningún caso en que se brinde el servicio únicamente de noche, solo es la rotación. Se puede planificar un servicio ocho horas y quizás en seis recibe todo el mundo”.
Agrega que en el caso de la poca presión del agua influyen varios aspectos: primero los salideros existentes en los diferentes sistemas y en las redes de abasto, además de la eficiencia de los equipos de bombeo, la saturación del sistema y el estado en que se encuentren las redes.
En algunos lugares el incremento poblacional es notable en los últimos años y las redes hidráulicas no han sufrido cambios, por lo que evidentemente se daña la calidad del servicio.
PROBLEMA ENDÉMICO
No solo la capital provincial presenta dificultades con el abasto de agua. Según explica Rubén Ricardo Ricardo, director técnico de la Delegación Provincial de Recursos Hidráulicos, hay municipios en los que se trabaja para paliar la situación puntual de algunas comunidades.
“Por ejemplo, en Consolación del Sur las situaciones más críticas están en Herradura y Entronque de Herradura, pues dependen de acciones que se centran en rehabilitar dos conductoras y se hace lo posible por contar con los recursos para reducir los ciclos que están hoy entre 13 y 15 días.
“En Minas de Matahambre había lugares que sobrepasaban los 28 días y más. Se instaló otro motor que aunque no se explota a toda su capacidad por problemas en la conductora, ha permitido reducir el ciclo hasta 15 días como promedio”.
Otro de los municipios con dificultades en algunas comunidades es Guane. En Las Catalinas se ejecuta una inversión por parte de ATTAI que debe concluir antes de fin de año. Los ciclos de abasto en el lugar rondan los 28 días. “En el caso de la zona conocida como El Valle no existe solución definida, pues allí no hay agua potable suficiente para satisfacer la demanda. Se recomienda realizar investigaciones, pero la realidad es que no hay disponibilidad de agua subterránea.
“Mantua tuvo una situación crítica por problemas en la estación de bombeo. En la actualidad se realizan acciones para incrementar el diámetro de tuberías que mejorarían el caudal. De 18 días que registraban anteriormente, el ciclo medio ahora es de 12. Hay lugares donde no llega el agua, pero lo que está establecido es que Acueducto suministre con pipas”, añadió el funcionario.
SOLUCIONES, ¿EN CAMINO?
Afirma el director técnico de Recursos Hidráulicos que existe un plan de acciones que se chequea diariamente y que la dirección nacional monitorea cada semana.
“Nuestro objetivo es alcanzar la satisfacción de la población. Lo ideal sería un suministro diario, si logramos llevar a tres días estaríamos satisfechos, pero lo que debemos es erradicar aquellos que son superiores a siete días, y hacia esos lugares van encaminadas las acciones”.
Entre las más importantes y urgentes, señala Rubén Ricardo, está eliminar el agua por pipas en las zonas donde se recibe por redes.
“Hace dos años actualizamos el diagnóstico de todos los municipios. Tenemos una línea, una estrategia por orden de prioridad de cuánto se debe ejecutar en la medida de las posibilidades para mejorar el abasto de agua y el sistema de residuales.
“Específicamente en Pinar del Río está aprobado un proyecto que solo espera por el financiamiento para la ejecución. Los trabajos previstos coinciden con ese proyecto, por lo que cada acción que hagamos hoy es una menos para cuando comience y de esa forma se mejora el servicio”.
Cambios de válvulas, incremento de pozos, construcción de los conocidos “bypass”, incorporación de bombas de reserva, rehabilitación de entradas a repartos con dificultades y el establecimiento de metros contadores están entre las tareas que se acometen en aras de reducir los ciclos.
“Esos son paliativos, pero la solución definitiva será cuando se ejecute la inversión”, apuntó.
LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL
La concreción del ambicioso proyecto permitiría garantizar el suministro de agua a más de 150 000 personas vinculadas al sistema de acueducto y se resolverían los problemas de alcantarillado, al que solo el 56 por ciento de la ciudad está conectado.
Según Mario Luis López-Portilla Robaina, director de la Empresa de Investigaciones y Proyectos Proagua, la inversión se estima en 42 millones en moneda libremente convertible y 410 millones de pesos.
“La primera etapa, que comprende un periodo de cinco años, abarca tres subsistemas. Por ejemplo, en uno de ellos, que abastece la zona oeste con unos 32 000 habitantes, se prevé independizar con fuente propia a más de 6 000 pinareños, a fábricas, industrias y otros centros conectados a la conductora de 20 pulgadas; sustituir 10 500 metros de ese sistema y la construcción de 25. 5 kilómetros de redes.
“En el segundo, que garantiza el servicio de agua potable al 40 por ciento de la ciudad, se propone activar dos pozos que existen pero que no están equipados, construir un tanque de 10 000 metros cúbicos y 17.5 kilómetros de redes”, agregó el funcionario.
En el caso del tercer subsistema, que sería el de Kilo 5, la propuesta es colocar una toma superficial en la presa Guamá para aumentar la producción de agua de la potabilizadora y construir otros 17 kilómetros de redes.
Igualmente, se prevén acciones en el alcantarillado y el drenaje pluvial, que en la primera etapa abarcará la construcción de 55 kilómetros de redes de alcantarillado, 10 de colectores pluviales y la limpieza y rectificación del arroyo Galiano y el río Guamá.
“La segunda etapa estaría dirigida al subsistema Troncoso, que abastece a alrededor de 43 000 habitantes que representan el 28 por ciento de la ciudad. Se sustituirán 10 kilómetros de redes y se concibe construir otros 40 y un tanque de 10 000 metros cúbicos”, refirió el director de Proagua.
Mientras llega la solución definitiva, y se intenta avanzar en la medida de las posibilidades, el pueblo pinareño lidia con los altibajos del abasto de agua, un mal que se acumula con el paso de los años y no encuentra la luz.
Menos mal, que se ha hecho al menos este estudio, es más que nada. Lo que pasa es que puede haber muchas explicaciones, pero aceptadas hasta un momento.
Varias veces he hecho referencia al tema agua, que se ha hecho un buen negocio para cierta cantidad de personas, que seguramente cobran, pero no pagan por el uso de esta agua con estos fines.
El necesitado, aunque tenga que pagar los vera como seres biehechores (curioso verdad?).
Ahora bien, recuerdo hace años refiriéndome a este tema del agua en la ciudad pinareña, preguntaba; se reconstruyen sistemas en Manzanillo, Santiago de Cuba (incluso hasta cierto escándalo hubo con los desvíos que se produjeron de recursos), y mas. Cuando toca a Pinar? En estos días en una relampagueante acción al parecer solucionaron o al menos así informaron sobre una situación de agua en Pinar.
Pienso que ha habido y hay un conjunto de justificaciones y acomodo, independientemente de lo que conocemos todos.
Hace años denuncie a través de este periódico que la conductora de agua desde los pozos de Mena y otros que llevan agua aSan Juan, muy cerca de la escuela especial de Vivero, hay un salidero de casi dos pulgadas de agua, y aunque no voy por allí, desde el inicio de la pandemia, dudo sehaya arreglado e igual por la tubería que pasa por debajo del puente del Río San Juan .
De verdad creo queel Partido, El Poder Popular, tienen que fijarse en esta situación que causa tanto daño de todo tipo ala población, respuestas públicas y los funcionarios de entidades de agua participen en la asamblea de delegados, que potencien y dejen de faltar a los deberes que tienen con el SUPREMO, que bien sabemos es el pueblo.
Gracias