En una publicación de este semanario encontró la inspiración de hacer realidad un sueño. Solo contaba con 5 000 pesos y muchas ganas de hacer. “Locura” era la palabra que más le repetían, incluso, la familia y los amigos.
Nada de eso desmotivó a José Joaquín Díaz Rivera. La minindustria Los Cuki tiene hoy marca registrada, elaboran más de 20 productos y prevén ampliar las líneas de producción a favor de los consolareños.
LUCHAR POR UN SUEÑO
A José Joaquín lo conocen todos por El Chemi. Agrónomo de profesión y soñador incansable, decidió emprender un negocio a los 58 años. “Solo tenía 15 000 pesos en el Banco, y 10 000 eran para las fotos de los 15 de mi hija. Con lo que quedaba no podía empezar un proyecto, entonces decidí pedir un crédito, pero tampoco tenía cómo demostrarle al Banco que podía pagarlo”.
Después de 30 años de trabajo con la empresa estatal socialista, El Chemi quería terminar su vida laboral con un proyecto de desarrollo local como el que tiene hoy. Hizo un estudio de factibilidad y calculó lo que le costaría construir todo. Eran más de 120 000 pesos. Cuando le comentó a su familia su decisión “pusieron el grito en el cielo. Mi madre empezó a llorar y me dijo que estaba loco”.
Con los 5 000 pesos que le quedaban de sus ahorros, compró un pequeño horno y empezó a hacer dulces. “Nadie me quiso dar ‘la última’, así que fui aprendiendo poco a poco y me hice especialista en pays. Por todo Consolación del Sur andaba en bicicleta vendiéndolos. A veces me cogían las nueve de la noche por ahí.
“Cuando ya le podía demostrar al Banco que en un mes recaudaba dinero para respaldar el crédito, fui a una sucursal de Bandec. Allí me dijeron que estaba soñando y me fui, empeñado en ese sueño, hasta que me lo autorizaron en el BPA”.
Donde está enclavada la minindustria había un aromal que El Chemi desmontó a fuerza de buldozers y motosierras. Junto con un albañil empezó a construir la estructura a la vez que adiestraba a unos muchachos del barrio en la elaboración de dulces. Cuando terminaba la construcción, salía de nuevo en la bicicleta a venderlos.
“Así terminé mi proyecto, con trabas de todo tipo, con miles de personas que no confiaron en mí. Sin embargo, aún hoy, con 63 años, quiero seguir creciendo. El nombre es en honor a mi papá, se llamaba Pedro Joaquín Díaz Betancourt, pero le decían Cuki. Lo perdí a causa de un infarto apenas comenzábamos”.
EL SECRETO ESTÁ EN TRABAJAR
Esta minindustria es ya una mipyme. Sus producciones forman parte de encadenamientos con empresas, pero también se destinan, sin costo alguno, a niños con problemas de salud.
Cuenta con 20 trabajadores que no escatiman en horarios ni tareas específicas. Entre todos se dedican a la producción de jugos, néctares, salsas, purés, condimentos, y entre todos, también, hacen el carbón que necesitan para la cocción de los alimentos en sus hogares.
“El 70 por ciento de esta fábrica está hecho con elementos reciclados u ociosos. Las máquinas son artesanales, pero, la verdad, no las cambio por ninguna. Lo que más nos limita ahora es la situación con la energía eléctrica. Procesamos frutas y vegetales que aprovechamos de los picos de cosecha de los productores de la zona. Elaboramos más de 20 productos y tenemos un punto de venta en el mercado de Consolación que siempre muestra diversidad.
“Pretendemos montar dos líneas más. Una para hacer pan, dada la complejidad que existe con la harina, y otra de embutidos, croquetas, hamburguesas. Además, tenemos una planta procesadora de aceite que no hemos podido echar a andar por falta de transformadores”.
Para El Chemi, lo fundamental es aumentar sus líneas productivas y que los precios sean asequibles para la población. Se basa en su propia experiencia para exhortar a quienes tienen, como él, el sueño de emprender un negocio.
“No se puede tener miedo. Tampoco puedes pensar que te vas a volver rico. Las cosas materiales no tienen valor alguno. La mayoría de lo que he conseguido aquí ha sido gracias a las relaciones humanas que tengo. Mis amigos me han abierto puertas porque nunca se las he cerrado a nadie. El secreto está en trabajar y tener fe”.
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