Oscar y Orestes son iguales en muchos aspectos, además de sus rostros, prácticamente idénticos porque son jimaguas, repiten apellidos, así como para anotar otra casualidad, responden a Iglesias Iglesias; pero el poder más fuerte de todas las relaciones en estos dos hombres es la pasión por el mismo oficio, ambos son tabacaleros de hecho y también de corazón.
Es una tradición que les viene de familia, lo “poquito” que saben se lo agradecen a sus padres y a su tío y entrecomillo “poquito” para citar fielmente a lo que me contaron, pero realmente es un “mundo y más” lo que conocen sobre la solanácea, al punto que todos los productores en San Luis aseguran que donde ellos pongan el cuño, puede apostarse, es así.
CONVERSAR PRIMERO CON OSCAR
Entonces confiemos en que este 2023 será el año de la capa de exportación en este territorio sureño, así lo dijo Oscar, quien se desempeña como especialista principal de tabaco tapado en la Empresa de Acopio y Beneficio del Tabaco ABT.
Él en especial, dice amar lo que hace, “lo llevo en la sangre, si yo cada vez que tenga la oportunidad no toco una hoja de tabaco unas 10 veces, y no voy a la escogida y la huelo, mejor no entro, eso a mí me gusta”.
De esta relación amorosa entre Oscar y el tabaco, pude darme cuenta sin que nadie me lo dijera, allá en las áreas de cura controlada y natural radicadas en El Corojo, un día mientras reportaba, lo vi. Acariciaba a la hoja, la olía, volvía a pasarle la mano una y otra vez, con total complicidad, en cierto momento pensé que la besaba y era que pretendía conocer el sabor, no se retiró sin saber el gusto que tenía, el que después supe que era dulce y significaba una buena señal.
Cuenta que, con un rigor muy fuerte de aprendizaje, estuvieron él y su hermano unos 45 días sentados en un banco para aprender, de eso suman unos cuantos años ya, vino después una prueba, clase a clase, hoja a hoja, pues tuvieron que aprender sobre las más de 29 clases de capas de exportación que existen, pero todavía guardan aquellos conocimientos insertados que con el tiempo aumentaron y son hasta hoy, la principal herramienta de trabajo, saber bien sobre lo que hacen.
Oscar llega a ABT en el año ‘90, donde se desempeñó como tecnólogo, para atender la parte de beneficio, vega fina, hasta hoy que es especialista principal de la actividad, pero desde el ‘85 trabaja en el mismo sector.
EL OTRO DE LOS HERMANOS
Con Orestes fue similar, él comenzó en la misma escogida donde aprendieron de jóvenes, allí estuvo hasta el año 2010, cuando la ABT tuvo la necesidad de contar con sus habilidades y lo captó para atender la parte de tabaco de sol, el tabaco virginia, y allí está, “yo también, si no llego a tocar el tabaco en los lugares donde estoy, no voy”, pudiera decirse que es este, en vez de un mal, un bien de familia.
Supe que, en ocasiones, fue necesario saber el criterio de uno, y cuando llegó el otro, sin margen a las diferencias, los dos concordaron en pensamientos y procederes sobre la misma cuestión, “sin llegar a comunicarnos, lo hacemos prácticamente al mismo tiempo, yo vivo en Buena Vista, distante de él, y cuando nos vemos, le digo, Nené, qué piensas de esto”. Y hasta ellos mismos se asombran por la coincidencia de ideas.
Contó Oscar que, al ver las primeras curas controladas de este año, tenía miedo, por la cantidad de capas que veía, “le dije a él, necesito que vayas a la casa de tabaco de un productor de cura natural y dime lo que ves, para saber si estoy equivocado.
“Fue y me dijo, Nené, tienes razón, este año hay capa, fuimos también a las cámaras de cura controlada y me dijo lo mismo, los dos estuvimos de acuerdo en que este año iba a ser el año de la capa en San Luis”.
Al momento de la entrevista faltaba procesar el tabaco en las escogidas, un proceso muy técnico, rápido y de mucha dedicación, explicaron con total precisión sobre el tiempo de pilón, el vire, el beneficio y sobre la clasificación, cual si estuvieran en una conferencia magistral.
“Si todo eso se logra como se ha trabajado en la parte agrícola, el municipio dará un gran salto en la capa de exportación”, los días hablarán, esperemos para ver si razón tenían estos guajiros.
Aunque ellos están seguros de que sí, dicen que no han visto este año un tabaco malo, “los productores de aquí han ganado cultura, a pesar de lo difícil después del huracán Ian, han hecho las cosas como son”.
HABRÁ JIMAGUAS PARA RATO
Ambos dicen estar “hasta que haya tabaco para nosotros” y asientan todo el tiempo con la cabeza. Oscar y Orestes fueron Vanguardia Nacional del mismo sector cuando eran obreros, durante siete años, el segundo fue a otras provincias y países a brindar asesorías, a adiestrar a otros productores, pero ahora están juntos en ABT de San Luis. Fuero niños que amaban el deporte, pero el destino quiso que cursaran estudios en el tecnológico y del tabaco, se enamoraron para siempre.
Aseguran que los productores son en sí, su razón de ser, que les gusta conversar con cada uno, intercambiar, visitar los campos, dedicarles horas, al mismo tiempo que los campesinos agradecen el acompañamiento desde el surco, Oscar y Orestes le ponen ganas de verdad para que el tabaco perdure, ofrecen manos, corazón y sabiduría.
Puede afirmarse que estos hombres son conocedores a plenitud de las necesidades de este renglón típico del pinareño, dominan los olores, las texturas, incluso desde la fuma, distinguen a la hoja de calidad tan solo al ver si hacen bien el anillo, aseguraron que la capa buena es dulce al paladar.
Ellos siempre hablan de tabaco, recordaron a su madre, ya fallecida, quien les llamaba la atención por estar en los días de descanso, mientras compartían, volviendo sobre el mismo tema.
Y fue así que, entre cuentos de cosecha, conocí a los Jimaguas, dos hombres sanluiseños que juraron por lo más sagrado, que el amor por el tabaco les corre por la sangre.