Los hombres de la victoria de Girón están en su VIII Congreso, lo celebran en un momento crucial para la humanidad, con una implacable pandemia, y muy cruel especialmente para Cuba porque enfrenta dos grandes enfermedades: esa epidemia y la imperial que hace siglos quiere devorarla.
Planteado el problema de los principales adversarios, el principal que lo he mencionado y el temporal que será destruido por el potencial de la Salud -aunque lleve tiempo-, podemos entonces centrarnos en los otros, como la permanente agresión económica, política e ideológica; la necesidad de alimentos; dotar al pueblo de nuevas viviendas; alcanzar la sostenibilidad y la seguridad absoluta del país.
Por eso se reúne el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, del 16 al 19 de abril, precisamente dentro del marco de la invasión mercenaria de hace 60 años y que fue derrotada por la juventud cubana y el resto de la población.
El líder de la Revolución siempre confió en los jóvenes para todas las tareas, porque joven él se nucleó de sus similares y escribió grandes gestas. Por eso a los nuevos dedico este comentario.
La nueva generación no tiene que vivir con la añoranza de no tener un Moncada, un desembarco del Granma, la Sierra, Playa Girón, la Crisis de Octubre, la gesta en Angola, porque para ellos, el tiempo les reservó grandiosas situaciones comparadas con las epopeyas pasadas.
La vanguardia estará representada en el Congreso y en ella se reúnen todas las épocas de la Revolución; necesariamente se evocará el pasado, porque es la base del presente, pero los temas fundamentales serán sobre el momento inmediato y futuro de Cuba.
No es como creen y dicen algunos de un momento de cambio. ¡No! Se equivocan: es un acto de continuidad, pausa para ajustar las armas y seguir adelante con nuevos hombres y mujeres, pero siempre los mismos cubanos con ideas emancipadoras desde la época colonial, Arango y Parreño, Félix Varela, José Agustín Caballero, José de la Luz, afianzadas luego en Martí, Maceo, Gómez, Mella, Baliño, Guiteras, Frank País, José Antonio Echeverría, Camilo, Che, Fidel y Raúl.
Los jóvenes actuales tienen su Moncada, que se puede rememorar cuando fueron a alfabetizar a Nicaragua, a liberar a otros pueblos de América, a combatir en Asia y África, a la lucha contra el apartheid y la liberación de Angola, la prestación de servicios médicos en más de 60 naciones, muchas de ellas azotadas por fenómenos naturales.
Los combatientes de los nuevos tiempos construyeron en Iraq y en Vietnam, enfrentaron catástrofes en diferentes continentes y se crecen contra la COVID-19 en el contingente de brigadas Henry Reeve.
Pero la principal y mayor misión ha sido a lo interno del país: la alfabetización, la repoblación forestal, la voluntad hidráulica, la defensa de sus costas, los programas humanistas y altruistas de la Revolución, las conquistas en la salud, la educación y el deporte, los programas biotecnológicos y otros tantos frentes que tienen en los jóvenes el mejor baluarte y exponente.
Quizás pocos pueblos de América hayan ofrecido tantas oportunidades a los jóvenes como Cuba lo ha hecho a los suyos. La Revolución ha poblado de manera creciente las universidades, los jóvenes se adueñaron de la investigación y las ciencias. ¿Y quién lo niega ante la colosal hazaña contra la COVID-19?
El Congreso estará centrado en el ordenamiento, que no es solo monetario; se volverá sobre los Lineamientos, porque es una necesidad hacerlo y son determinantes en el progreso de la nación. Las citas partiditas son en grande y no dejan nada por decir, programar y hacer.
Los jóvenes jamás se sienten afligidos, porque siempre se está pensando en ellos. Les esperan misiones colosales, pues el VIII Congreso del Partido es continuidad y la continuidad es vida, es futuro, esperanza, éxitos y triunfo.