Ella pensó que nadie la miraba. En medio de una visita a un círculo infantil, la mujer se apartó y la observé cuando fue hacía las mesitas donde estaban los niños a hablarles, compartir, conversar y jugar con ellos. Daba gusto ver su rostro, era como si la vida le fuera en ello.
Ibelise Rafaela Turiños Fernández se desempeña hoy como metodóloga integral en la Dirección Provincial de Educación, pero en sus 45 años de trabajo no ha podido desprenderse de los motivos que la hicieron escoger la profesión de educadora de la Primera Infancia.
Alguien que se dedique de verdad a esta ocupación se enamora de los pequeños, los quiere incondicionalmente y juega con ellos como uno más, solo así logra sus objetivos.
“Recuerdo a mi primera directora, ella nos guiaba metodológicamente, pero nosotros estábamos muy bien preparados. A mí me gustaba organizar números culturales con mis niños, por eso tengo una vivencia que nunca olvidaré, pues monté con tercer año de vida un baile tradicional, el María caracoles, un ritmo mozambique, y quisiera que usted viera cómo bailaron. Los padres me querían mucho, porque les amaba a sus hijos, transité con mi grupo hasta sexto año de vida”.
Ibelise no es pinareña, nació en Trinidad, provincia de Sancti Spíritus, sin embargo, desde el año 1986 vino a esta provincia y hoy también ama a su gente, sus calles, sus casas y ha dedicado buenos años de su vida a aportar a la educación de los niños de esta región.
EN SU TIERRA NATAL
De su infancia nos habla de la educación que le dieron sus padres, él obrero y ella ama de casa, y que le enseñaron sobre la honradez y demás cualidades de un ser humano de bien. También nos contó sobre sus estudios de Primaria y secundaria, de que fue una pionera integral, pero también nos habló de que al terminar el octavo grado definió para siempre su vida, al ser captada para estudiar en la escuela formadora de educadora de círculos infantiles de Santa Clara.
Lindos recuerdos le traen esos días, sus ajetreos en la FEEM como responsable de cultura, su orgullo al ser militante de la Unión de Jóvenes Comunistas y su participación en cuanta actividad se organizaba en el centro.
“Escogí la carrera primero porque me gusta y porque es una especialidad que para trabajar con la Primera Infancia nos prepara integralmente en todas las esferas de la vida, tanto en la intelectual, la estética como la comunicativa y la motriz”.
Por su desempeño, conocimientos y su preparación constante, Ibelise transitó por subdirectora, directora y metodóloga de la enseñanza en su provincia, y es en ese momento que le asignan una misión internacionalista y pasó dos años (de 1983 a 1985) como asesora de círculos infantiles en Sao-Tome y Príncipe.
Al regresar es que viene a Pinar del Río. Entonces el círculo infantil Los Granjeritos, del municipio de San Luis, conoce de su desempeño como directora, hasta que pasa a la Dirección Provincial, primero de metodóloga y luego de jefa del departamento desde 1997 hasta 2015.
En la actualidad atiende como metodóloga integral el programa Educa a tu hijo, el cual funciona en los más de 100 consejos populares de los 11 municipios de la provincia y atiende a cerca de 24 715 niños.
DEL AMOR QUE SE MULTIPLICA
Los años aumentaron su pasión por la profesión y todo lo que sabe trata de enseñarlo y transmitirlo a las demás generaciones, por eso ha participado en muchos eventos internacionales de la Primera Infancia y en publicaciones a ese nivel. También ha compartido sus investigaciones en Pedagogía y en la ANIR en la provincia.
Es de las que piensa que para trabajar con la Primera Infancia “hay que ser muy creativa y sobre todo amarlos y quererlos y conocer las particularidades de vida de ellos, las características de cada uno, así nosotros podemos lograr el fin que perseguimos que es el alcance del máximo desarrollo integral posible de cada niño desde su nacimiento hasta los seis años.
“Siempre unidos a su familia, porque el reto es que esta última sea protagonista del desarrollo de sus hijos y que cada momento sea educativo”.
Ama a su familia, por lo que Ibelise se emociona cuando menciona a Danieska, su hija, y a sus nietos. Nos habla de qué estudian o en qué trabajan y del orgullo por lo que han hecho en la vida.
“Me gusta leerles cuentos y cantarles a los nietos y estimularles su desarrollo, no pierdo tiempo”, nos dice y sonríe y en sus palabras refleja el orgullo por cada integrante de su hogar.
Esta mujer trinitaria-pinareña nunca deja de ser pedagoga y en cada parte de la conversación uno lo percibe.
“Disfruto el trabajo con los niños, lo mismo si voy a un círculo de visita, a un Consejo Popular, a un prescolar me convierto en una más entre ellos, me gusta cantar y para saber cómo están en su desarrollo los exploro y me convierto en una niña jugando y compartiendo con ellos.
“Ahora en el preescolar es muy lindo decirles: ‘¿Ustedes recuerdan cuando jugaron con las palabras? ¿Cómo son las palabras?’, para que digan que son largas y cortas, que algunas tienen más sonidos… Así los niños se motivan y participan, porque en la Primera Infancia el método por excelencia es el lúdico, porque aprenden jugando”.