La primera tetada, así escuché por primera vez en estos días, y me gustó el término porque me suena a algo que se siente, se palpa y gusta; nada como la sensación de disfrute que brindan esas tetadas, es como una caricia directa de corazón a corazón, es el enlace más fuerte que queda luego de cortar el cordón que dio vida.
Fue como si la naturaleza humana hubiera querido que los hijos siempre tuvieran un vínculo especial con quien los engendró, con quien los cargó en su interior y sacrificó gustos y placeres por darse de lleno a la criatura que se formaba. No bastaron los nueve meses y debían venir otros más para perpetuar ese amor que ya había nacido.
Es por ello que de ese rose, de ese alimentar fortuito, de esas miradas mientras amamanta una y lacta el otro, surge aquello que no se romperá nunca, y que la vida quiso que fuera eterno. El amor de madre puede iniciar desde el primer mes de embarazo, pero no es hasta la primera tetada que resplandece, en símbolo constante de que llegó al mundo por quien realmente nos entregaríamos en cuerpo y alma: nuestros hijos.
El mundo celebra desde el pasado primero de agosto y hasta el lunes, la semana de la lactancia materna, con el objetivo de fomentar la importancia de la misma para la salud y el bienestar, tanto de los bebés como de las madres. Nada, que diera cualquier cosa por volver a sentir lo que un día pensé que fuera doloroso, innecesario, agotador, comprendí que en vez de leche, mi pequeño succionaba el mejor de mis afectos.
Durante esta semana se organizan diferentes eventos y actividades para concienciar a la sociedad sobre los beneficios que trae consigo esta práctica y para apoyar a las madres lactantes, entre ellos charlas informativas, talleres, grupos de apoyo, exposiciones y conferencias.
La lactancia materna es la forma más natural y saludable de alimentar a un bebé, puesto que el oro blanco, como se le llama a la leche de cada una de las mamitas, contiene todos los nutrientes necesarios para el crecimiento y desarrollo de los infantes, así como anticuerpos que lo protegen contra enfermedades, e igualmente, ayuda a reducir el riesgo de enfermedades crónicas a largo plazo como la obesidad, la diabetes tipo 1 y las alergias, además de que fortalece el vínculo emocional entre ambos.
Y, por si fuera poco, fortalece el sistema inmunológico, ya que contiene células vivas, enzimas y factores de crecimiento que promueven un sistema inmunitario saludable.
A su vez, figura entre los beneficios el hecho de favorecer a una mejor digestión, pues la leche es más fácil de digerir para los bebés en comparación con las fórmulas infantiles, lo que puede ayudar a prevenir el estreñimiento, la diarrea y los cólicos.
Beneficios cognitivos, muchísimos. Algunos estudios sugieren que puede estar asociada con un mejor desarrollo cognitivo y mayores habilidades de aprendizaje y que el vínculo emocional que se establece durante ese momento no solo fortalece el lazo afectivo, sino que brinda seguridad y consuelo a esa pequeña criatura que recién se estrena en el mundo.
Son estos días los perfectos para promover la lactancia exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé, es decir, darle solo leche materna sin ningún otro alimento o líquido. También se busca eliminar los mitos y tabúes asociados al sublime acto de dar este alimento y brindar apoyo a las madres que enfrentan desafíos en este proceso.
En fin, nada como esas tetadas de vida, untadas con grandes dosis de amor como para mantener repleta el alma de los dos seres que se degustan, cual si fueran manjares llegados del paraíso.