Los tulipanes llegaron a Europa a finales del siglo XVI y pronto comenzaron a convertirse en piezas de coleccionistas en los Países Bajos. Provienen de Turquía, donde eran considerados una flor sagrada. Las características del terreno ganado al mar por los holandeses eran las idóneas para el cultivo de esa rara especie vegetal, cuyo crecimiento era vertiginoso. Además, los tulipanes cultivados en Holanda estaban afectados por un virus inoculado por un pulgón que les proporcionaba una variada gama cromática, lo que aumentaba su exotismo y también su precio.
En 1623 un solo bulbo podía llegar a valer 1 000 florines. Durante la década de 1630, muchos holandeses invirtieron enormes sumas de dinero en tulipanes.Se llegaron a vender grandes mansiones, piezas de arte valiosas y granjas a cambio de un solo bulbo. Buena parte de la alta sociedad holandesa sucumbió al embrujo de esa exótica flor, cuyo precio se disparaba día a día.
El mercado creció como la espuma, lo que dio lugar a una burbuja económica, la primera de la que hay constancia en la historia. La burbuja del tulipán arruinó a muchos holandeses e hizo ricos a los pocos que vendieron momentos antes de producirse el crack. A pesar del desastre que causaron, los tulipanes son uno de los símbolos de Holanda.