Para Alex Manuel Capó Ruiz (Manolo) la noche del nueve de enero de 2021 será para el olvido. Un accidente de tránsito en su moto, cuando regresaba de vacacionar, lo dejó sin parte de su pierna izquierda.
Desde ese momento, el especialista en sistemas eléctricos de autos y motos tuvo que cambiar radicalmente su vida. Pocos contaban con la recuperación efectiva de este joven que apenas llega a los 30 años de edad. Aunque confiesa que las jornadas posteriores a la funesta noche fueron duras, el apoyo familiar y su fuerza de voluntad inquebrantable lo hicieron salir adelante.
«Esa noche del nueve de enero de 2021 es para el olvido, para que te voy a contar. Pero también fue un antes y un después en mi vida. Cuando entré en razón de lo que había sucedido, no podía dar crédito a eso, esas primeras horas fueron duras, estuve paralizado varios días, esa es la verdad».
Para un joven tan activo como él, afrontar esta realidad supuso una alta cuota de coraje. Quizás la motivación de su hija, y el hecho de ser el sostén de una familia que depende en gran medida de su ayuda, lo motivó a no flaquear.
«Mi familia depende de mí mucho, de ahí que un día después de ser atendido por varios especialistas, me llamé a contar conmigo mismo: ‘Manolo, ya estás sin una pierna, hay que seguir, no te queda de otra’. Ese fue el llamado que me hice, a seguir para adelante y así lo hice…”.
Pero la vida a los hombres buenos siempre les trae una nueva oportunidad.
«Luego del accidente, varias amistades se acercaban, algunos preocupados, otros para apoyar, y en ese tránsito conocí a otro discapacitado, Alejandro Hernández. En la actualidad, un gran amigo. Gracias a él pude conocer lo interesante que resulta el tiro con arco, y encontré al entrenador que me abrió las puertas a la práctica en la Eide”.
Para este campeón de los imposibles, asumir la discapacidad no fue nada fácil.
“Para asumir esta discapacidad tuve que afrontar la vida con mucha decisión, no es una tarea de coser y cantar. Te digo que tuve que ponerme fuerte. Hoy hago muchas más cosas. Nunca había practicado ningún deporte que no fuera el de los muchachos normales. Hacer ejercicios, tener una disciplina de atleta, eso fue también muy complejo. Ahora veo la vida de discapacitado como una oportunidad de saltar obstáculos”.
El deporte siempre es un bálsamo que sana y salva. De ahí que encontrar su protección en él fue una alternativa que buscó para que otra vez el tiro con arco fuera su salvación.
“Practicar esta disciplina me ha ayudado mucho. Soy más independiente, tengo nuevas metas, camino con un propósito, y ya solo no me conocen como Manolo el electricista, ahora soy también el paratleta de tiro con arco. Eso hace que uno haga pesas, que busque conocer de este deporte completamente nuevo para mí. Estar en contacto con mi entrenador, ver lo nuevo y lo último que sale, seguir a referentes, eso hago”.
Manolo sonríe y deja entrever esa alegría de los que han vencido imposibles, pero no solos. Su familia ha sido fundamental en este empeño.
“Te puedo asegurar que sin mi familia, nada de lo que he logrado hubiera sido posible. Ellos me apoyan, me entienden, aconsejan, son un pilar. Uno cuando tiene una discapacidad no cree que pueda seguir. Mi esposa es alguien que no me ha dejado solo, mi madre y un ser especial, yo le digo que es mi ángel de la guarda, ese fiel escudero que ha estado, no solo en el campo de tiro, sino que trabaja conmigo en el taller como ayudante. Osvaldo es una gente clave, un pilar que uno puede tener para recostarse cuando no tienes fuerza, mirarlo y seguir.
“Yo creo, confío en los imposibles, y en la lealtad, ese muchacho me la ha dado siempre. En ocasiones no tengo ganas de ir a entrenar, pero él me empuja. Otras veces en el taller la cosa se pone difícil, él está ahí conmigo… para que te voy a contar, gran parte de lo que hoy soy se lo debo en gran medida a su esfuerzo conmigo, es la verdad”.
Actualmente, Alex Manuel Capó Ruiz será uno de los representantes cubanos a los Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile, que iniciará en el mes de noviembre. Sus expectativas con esta selección son altas, y aunque nunca ha tenido la posibilidad de competir al más alto nivel, la asume con esa valentía que le ha caracterizado durante toda su existencia.
“Representar a Cuba es lo más grande que le pueda pasar a alguien. Es de las cosas más inmensas, que al menos, he sentido, después del nacimiento de mi hija. Es un sueño cumplido. Tengo que decirte que te llena de orgullo saber que vas a vestir el traje de las cuatro letras, que mucha gente estará a la expectativa de tu actuación, en fin, es un desafío muy fuerte”.
Sabe que en el área el tiro con arco tiene un nivel muy alto en materia competitiva. Son estas las razones por lo que lo tienen recluido en una base de entrenamiento en la capital de todos los cubanos, para asegurar un debut decoroso en materia deportiva.
“Nunca he competido, ni en eventos nacionales, solo en los controles que te hacen, y al parecer mis puntajes están entre los que clasifican, según los especialistas de este deporte. Siento presión y sé que es normal. Pero voy a Santiago de Chile con una convicción, tirar flechas para adelante, buscar buenos resultados, avanzar en la competencia y ver hasta dónde llego. Eso son mis propósitos, y en ese sentido me he enfocado para no fallarle a la gente que confían en mí. Solo pido que me tengan mucha confianza”.
Para este benjamín del tiro con arco pinareño, hacer feliz a su madre María Cristina, conocida por todos como Tita, es el mayor anhelo.
“Para mi madre, mi hija, mis seres queridos, para los seguidores que uno va alcanzando en el camino, les envió un mensaje de aliento, de superación, de retos, de caminar en la dirección correcta y algo que creo que es vital: nunca, nunca darse por vencido. Esa es mi máxima, y hasta la fecha, mis clientes en el taller y los compañeros de trabajo siempre han sabido que Manolo, el electricista deportista, nunca se ha dado por vencido”.
La vida de un discapacitado nunca es fácil, está marcada por anécdotas desgarradoras. En el caso del joven tirador con arco, Alex Manuel Capó Ruiz, es una suerte de resistencia y voluntad, capaz de hacer vibrar la prótesis que le acompaña en su pierna izquierda cada vez que de saltar lo inalcanzable se trata.