Envuelto en el cariño y la admiración de decenas de pinareños, el maestro de las artes visuales Mario García Portela inauguró la exposición personal «Entre dos siglos, en la sala de exhibición del Centro de Gestión Estratégica para el Desarrollo Local (Gedel).
Familiares, antiguos alumnos y compañeros de trabajo, así como una parte significativa de los muchos seguidores de su obra, participaron del emotivo reencuentro con el artista, considerado una de las grandes figuras del paisaje en Cuba y poseedor de una notable labor pedagógica.
Mucho le debe Pinar del Río a este hijo, ahora octogenario y residente en La Habana. El crítico de arte Heriberto Acanda Ramos lo explica en pocas palabras cuando afirma: “Si Pinar tuvo una escuela de artes plásticas y hoy tiene una serie de artistas de renombre nacional e internacional, se debe en gran medida a la enseñanza de Mario”.
Como manifestación de agradecimiento y respeto, la apertura de la muestra constituye uno de los primeros regalos de la décima edición del festival de la cultura pinareña Nosotros, en el que García Portela es una de las cuatro figuras homenajeadas de manera especial.
El prestigioso creador dijo estar emocionado con la iniciativa. “Me encanta Pinar del Río y me siento pinareño, todavía me parece que estoy jugando pelota en los solares frente a mi antigua casa”, confesó a la prensa.
“En mi obra siempre está Pinar del Río; aunque no esté la figura, está el espíritu pinareño: la solidaridad, la amistad, el interés de ayudar a todo el mundo”, agregó.
UNA OBRA ENTRE DOS SIGLOS
Entre dos siglos abarca varias etapas de la creación de Mario García Portela. La muestra abre con cuatro piezas de la serie de dibujos Piernas, que datan de la década de 1960 y en las que el artista muestra gran dominio de la línea y la composición.
Luego, paisajes enmarcados en el periodo 1998-2001 representan una fase creativa intermedia para finalmente, dar paso a lo más contemporáneo del autor con la serie Tierra Oscura.
Acanda Ramos, quien asumió la curaduría de la exposición junto a María de los Ángeles Sánchez, explicó que García Portela “conjuga muy bien en su obra lo tradicional y lo contemporáneo, el suyo es un paisaje en el que el espectador se siente parte, que en primera instancia atrae al cuerpo y después a la vista”.
Al respecto, el curador destacó también que los paisajes del artista “no copian ni transcriben la naturaleza, sino que la construyen. Y esa construcción además no se limita a la vista, sino que recoge diversas percepciones”.
El experto resaltó que García Portela fue alumno del maestro del paisaje Tiburcio Lorenzo, y a la vez, continuador genuino de su obra. “Hay muchos paisajes que tienen que ver con la campiña pinareña, el valle de Viñales, el bohío pinareño, la palma real…
“En la paleta de Mario sigue estando Vueltabajo, esa añoranza por su tierra natal nunca se ha ido de él y creo que esta va a ser una inyección para que su obra se quede aquí”, acotó.
La oportunidad de acercarse a la obra de un grande de las artes visuales siempre resulta un privilegio; pero, Entre dos siglos constituye mucho más que eso, es, sobre todo, el homenaje a toda una vida dedicada a la creación desde el profundo amor por la tierra que le vio nacer y hacer.