En las cercanías de la escuela hay un árbol joven de tamarindo, de apenas siete años, el cual simboliza al vetusto ejemplar que sirvió para que Antonio Maceo amarrara su caballo durante la campaña de Oriente a Occidente.
Cuenta la historia, que al concluir el combate de Las Taironas las tropas del Titán de Bronce se dirigieron a la finca La Casualidad, lugar que, mucho tiempo después, se convirtió en la granja escuela Tranquilino Sandalio de Noda, y acamparon en sus instalaciones.
Ubicado a ocho kilómetros de la ciudad cabecera, este centro guarda muchas anécdotas y vivencias. Fue fundado el 26 de enero de 1913 y a través de los años sus pasillos e instalaciones han sido testigos silenciosos del quehacer diario de los diferentes claustros de profesores que han laborado aquí y de los alumnos que se han formado en las especialidades agropecuarias.
En la actualidad, el Instituto Politécnico Agropecuario de Pinar del Río exhibe el mismo aire majestuoso de sus construcciones sui géneris, y desde que uno entra se observa el afán laborioso, tanto de estudiantes como de los trabajadores.
Las amplias áreas aledañas las encontramos limpias, el ambiente es campestre y agradable. A la distancia, un grupo de trabajadores se dedicaban a barrer y al chapeo, mientras unos alumnos recibían su preparación teórica y otros la práctica.
DE CIFRAS Y MÁS
En la actualidad, el “Tranquilino Sandalio de Noda” cuenta con una matrícula de 141 estudiantes, quienes cursan tres especialidades: Agronomía, Forestal y Veterinaria, la mayoría en esta última.
Frente a los alumnos, un colectivo de 105 trabajadores se las ingenia cada día para dar lo mejor de sí, de ellos 43 docentes, que entre sus principales prioridades está su perenne superación.
Olga Lidia Plasencia Matias, directora del centro, nos comentó que para la formación práctica de los muchachos tienen 18 áreas especializadas en la producción, entre las que están el centro de reproducción de entomófagos y entomopatógenos; dos laboratorios de Informática, uno de suelos en proceso de construcción, otro de mecánica; además de la casa de cultivos, las áreas de plantas medicinales y una finca de frutales con 112 especies.
También poseen un vivero, con el fin de propagar plantas, tanto para la comunidad como para la escuela.
Es bueno conocer que la institución cosecha 30 quintales de arroz tres zafras al año, y más de 20 de frijoles, que garantizan la alimentación de estudiantes y trabajadores.
Entre sus producciones también destacan las hortalizas y viandas, estas en menor cuantía ahora por dificultades con el riego.
Supimos que cooperan siempre con el hogar de niños sin amparo filial, y que apostan por nuevas casas de cultivos para producir y aportar a otras escuelas.
FUTUROS VETERINARIOS
Ezequiel Méndez Martínez es un joven apuesto que cursa el segundo año de Zootecnia y Veterinaria. Él vive en la ciudad, pero ama a los animales, por eso siempre cuida el ganado que posee su familia.
«Me encanta atenderlos, curarlos y sanarlos, porque son criaturas vivas. Por eso pienso que esta especialidad es muy importante para mí.
El estudiante elogió a sus profesores por su preparación y por la búsqueda de medios y alternativas para darles los conocimientos teóricos y prácticos; no obstante, «aquí tenemos un equipo de inseminación artificial muy bueno, pero no lo podemos usar porque no están las condiciones, falta un laboratorio. También me gustaría visitar otros lugares como la pecuaria Camilo Cienfuegos, para así tener otras experiencias», dijo.
Otro joven, Haroy Hernández Rodríguez, alumno de tercer año de Veterinaria, habló sobre cómo se le han dificultado las enseñanzas prácticas, y agradeció a los profesores que les ponen videos, lo que se les viabilizan con la wifi.
Ambos mostraron preocupación por su ubicación laboral, ya que una vez que terminen no son ubicados porque van al Servicio Militar, y cuando concluyen el mismo, se ven sin plazas.
En conversación con Yurisky Barrio Barceló, licenciado en Agropecuaria y subdirector de enseñanza Práctica y Producción, corroboró que diferentes áreas destinadas a las prácticas sufrieron daños en sus estructuras, cubiertas y paredes durante el paso del ultimo huracán que azotó a la provincia.
«Hemos adoptado medidas para garantizar las prácticas laborales y pre profesionales. Los alumnos se ubican en entidades con un especialista y un profesor que los atiende, además en el último año de la carrera el tiempo de práctica se extiende a dos meses», nos explicó.
Lo cierto es que el Tranquilino Sandalio de Noda es uno de los politécnicos que forma la fuerza de trabajo necesaria, en este caso de la Agricultura, y que a pesar de que hoy cuenta con tecnología para laboratorios de inseminación artificial y de suelos, para una clínica de Veterinaria, además del Centro de Reproducción de Entomófagos y Entomopatógenos, estos no se pueden aprovechar para una mejor formación del alumnado por la falta de remodelación de las instalaciones.
Preocupa, también, la formación vocacional. En realidad la matrícula de las especialidades agrícolas puede ser mayor, y para eso el trabajo de motivación debe ser desde la enseñanza Primaria, y continuar en la Secundaria. El Politécnico en cuestión realiza su función, sobre todo en la comunidad donde radican, pero a ellos hay que apoyarlos, tanto las escuelas como las empresas pertenecientes a la Agricultura.
Igualmente, habrá que dar seguimiento a los alumnos graduados que marchan al Servicio Militar. Saquemos la cuenta de cuánto invierte el país al formar fuerza de trabajo especializada, para que después no se aproveche.