¿Te han dicho que la masturbación acelera tu acné y que cada vez te salen más granos en la cara o la frente? Nada más alejado de la realidad.
Y aunque la pubertad genera varios cambios en el organismo, el descubrimiento del auto placer no es una de las razones por las que tu acné es tan agresivo.
Tal creencia suele relacionarse con un mito que por siglos se estableció como un hecho “científico” implantado por cierto médico y empresario norteamericano, y que se transmitió a través de las generaciones como una verdad popular.
John Harvey Kellog no solo dejó su apellido y su impronta en las famosas hojuelas de maíz que se consumen para el desayuno en los Estados Unidos y otros países, sino que fue reconocido como el gurú de la vida sana, a pesar de algunas atrocidades que alentaba.
Resulta que este señor, también religioso y eugenista obstinado promovió una intensa campaña contra la masturbación bajo el concepto de combinar higiene extrema y abstinencia sexual para promover un modelo holístico de vida saludable.
Se refería al cuerpo como un templo viviente en el que se entrelazaban ciencia, nutrición y extremismo religioso. Su intención con las hojuelas de maíz para el desayuno, al ser un alimento limpio, era liberar a las personas de sus deseos carnales.
Entonces inició una cruzada contra el onanismo y asoció el gusto por la comida picante, los hombros redondos y la osadía con señales de masturbador crónico.
Estos son solo algunos ejemplos de los disímiles hitos seudocientíficos que implantó durante su vida y que llevaría un artículo exclusivo enumerar los aportes progresistas que marcaron la época.
Afortunadamente, la ciencia ha demostrado que el tristemente célebre personaje estaba equivocado en cuanto a las causas que provoca el acné.
Estudios confirman que esta enfermedad cutánea es provocada por el taponamiento de folículos pilosos.
Es cierto que durante la pubertad pueden coincidir varios elementos como el onanismo y cambios en las hormonas sexuales, pero la causa principal se debe a una interacción de hormonas, sebo y bacterias que dan lugar a una inflamación de los poros.
Tampoco existe relación entre el acné y lavarse poco la cara.
Lo que sí es cierto es que alimentos con elevado índice glucémico, o sea, aquellos que aumentan el nivel de azúcar en la sangre, también los lácteos, el chocolate y las grasas saturadas exacerban el acné. También influyen la genética, los medicamentos y el estrés.
Incluso, un reciente estudio realizado a jóvenes estudiantes de Francia arrojó como resultado que aquellos que se mantenían más activos en las relaciones sexuales, de cualquier tipo, padecían de menos acné y hasta se estresaban en menor medida.