El hogar materno Justo Legón Padilla en Pinar del Río es, desde hace unos 15 días, una extensión hospitalaria del “León Cuervo Rubio”. Allí se reciben aquellos pacientes que, al decir de la doctora Ana Lidia Hernández Rojas, quien se desempeña como su directora, han salido de un estado de gravedad, pero aún deben estar bajo vigilancia, pues muchas veces son dependientes de oxígeno y de algún tipo de antibiótico.
Tras el objetivo de descongestionar las salas de terapia de la institución que ha admitido a los pacientes graves enfermos de COVID-19 desde que iniciara la pandemia, se decidió trasladar a las embarazadas que permanecían aquí para la escuela del Partido Abel Santamaría Cuadrado y acondicionar el lugar para su nuevo propósito.
Con un total de 103 camas, incluidas una pequeña sala de 20 capacidades para pacientes moderados o críticos, la nueva extensión acogió en un primer momento a quienes permanecían en el hospital militar, y a inicios de la pasada semana ya tenía unos 60 casos el día de nuestra visita.
Hernández Rojas precisó que disponen de un banco de oxígeno y tres balones de aire comprimido para prestar servicio de aerosol a aquellos que lo necesiten. Especificó que existe un protocolo para el traslado de los pacientes en caso de que empeoren su cuadro clínico. “Se llama a la mesa coordinadora y se organiza. De igual modo ocurre con quienes necesiten de rayos X. Aquí no se hacen; siempre estamos atentos a la clínica y si en la auscultación no hay estertores y el paciente evoluciona bien se le da el alta. Si en cambio necesita un rayos X, entonces se lleva hasta el hospital y allí se le realiza”.
A 41 trabajadores asciende el personal de Salud del que puede disponer el centro. De ellos 16 son enfermeros, 12 de la brigada Henry Reeve y los otros cuatro de la propia provincia. En el caso de los médicos, seis son también de la Brigada y el resto residentes y especialistas de diferentes ramas del hospital Abel Santamaría.
Las muestras de agradecimiento no se hacen esperar en una institución que recién abre sus puertas para combatir la pandemia en la provincia, que desde hace más de un mes es el epicentro en Cuba.
Yarelys Reyes Corrales, quien la mañana de la visita de Guerrillero al “Justo Legón Padilla” acompañaba a sus dos abuelos y esperaba ya su transporte para irse a casa, refirió no tener quejas: “Tengo que reconocer que aquí la atención médica ha sido excelente, todo el tiempo han estado muy atentos de mis abuelos. Además, han mantenido la sala muy limpia, desinfectan las superficies y la alimentación ha sido buena”.
Muy cerca de su cama está Noemí Ramos Fonseca, una paciente que permanecía en la extensión junto a su mamá, también positiva. “Nos acogieron desde que llegamos. Nos han atendido muy bien y estoy agradecida no solo del personal médico y de enfermería, sino del de limpieza y de las pantristas. Aquí todos hacen su mayor esfuerzo”.
Al frente de la sala está el joven doctor José Carlos González, residente de primer año de Cirugía y quien fuese además el primer médico que estuvo el día que abrió la institución como extensión hospitalaria.
“Tenemos pacientes que, dentro de su gravedad se encuentran lo más estable posible. Todos están saturando por encima del 90 por ciento, muestran buenos signos vitales y, por lo general, son personas que ya tienen varios días con antibiótico en otros centros hospitalarios de mayor nivel y con mejores condiciones. Como están estables los trasladan para acá con el objetivo de terminar el ciclo de antimicrobianos, y así crear capacidades para poder dar atención a otros enfermos en condiciones más precarias”.
Alternativas como estas se adoptan en la provincia. Nuevos centros de aislamiento se abren en todos los municipios, así como pequeñas salas de terapia siempre que las condiciones estructurales, materiales y de recursos humanos lo permitan, con el objetivo de prestar atención a la mayor cantidad de enfermos posible.
El “Justo Legón Padilla” ha sido a través de los años una institución de referencia en la salud vueltabajera y vuelve a tener protagonismo ahora que sus coterráneos lo necesitan.