Considerada como una de las epidemias del siglo XXI, la enfermedad renal crónica afectaba en 2015 a cerca del 10 por ciento de la población mundial, según datos de la OMS.
En 2019 se estimaba que unas 850 millones de personas padecían esta enfermedad, la cual era responsable de al menos 2.4 millones de muertes anuales.
Pinar del Río tiene en la actualidad 124 pacientes bajo tratamiento de hemodiálisis (en su mayoría hombres), cuya principal causa de entrada es la hipertensión arterial y la diabetes mellitus, precisó el doctor Eduardo Lugo López, jefe del servicio de Nefrología del hospital provincial Abel Santamaría Cuadrado.
Allí se atiende toda esta población, dijo, exceptuando los pacientes de los municipios de Mantua, Guane y Sandino, los cuales reciben tratamiento de hemodiálisis en el hospital de este último.
PARA MEJORAR EL TRATAMIENTO
Como parte de un proyecto de colaboración entre Francia y el Gobierno cubano fueron sustituidos los riñones artificiales de los servicios de hemodiálisis de casi todo el país.
Los del “Abel Santamaría” quedaron instalados la semana pasada: 20 riñones nuevos que sustituyen los antiguos, con casi 10 años de explotación.
“Ello garantiza la calidad en la atención al paciente. Hay más seguridad en el tratamiento, se logra un mayor confort y mejora considerablemente la calidad de la hemodiálisis propiamente”, explicó el jefe del servicio, quien reconoció los esfuerzos del país por responder a las necesidades de las personas que padecen de enfermedad renal crónica y cuyos tratamientos son altamente costosos en todas partes del mundo.
El servicio de hemodiálisis cuenta con estos 20 riñones artificiales nuevos, mientras en Consolación del Sur se trabaja en la obra civil, para instalar otras 12 posiciones, en las que serán atendidos pacientes de ese municipio, de La Palma y de Los Palacios, que hoy reciben tratamiento en San Cristóbal.
Aclaró el doctor que los equipos nuevos no incrementan la cifra de los que habían, sino que los sustituyen, a partir de que para hacer hemodiálisis se necesita de una planta de tratamiento de agua con una capacidad de determinados litros de agua. Cada riñón gasta 50 litros por hora, puntualizó.
Aclaró que la edad de prevalencia oscila entre los 40 y 60 años. “Tenemos pacientes que llevan más de 16 años bajo tratamiento, incluso una paciente nuestra lleva unos 24 años en hemodiálisis, entró siendo muy jovencita. Eso no quiere decir que no tengamos jóvenes en diálisis”, significó el doctor.
Resalta que es muy importante que las personas en diálisis se cuiden y cumplan con las indicaciones de los especialistas, pues en esta institución de Salud se preparan a los pacientes también para un futuro trasplante renal.
“La hemodiálisis es un tratamiento restitutivo de la función renal. Un paciente debe recibir 12 sesiones de hemodiálisis al mes. Entre tres horas y media o cuatro cada vez”, explica.
En ocasiones han tenido tres riñones rotos al unísono, lo cual demora los turnos de los pacientes que deben ser atendidos en días alternos. “Las sesiones de hemodiálisis empiezan a las 7:30 a.m. y concluyen alrededor de las tres o cuatro de la madrugada del día siguiente”, expresa Lugo López.
Se demanda una entrega y sacrificio total de pacientes, familiares y personal de Salud del servicio, quienes llegan a verse como una familia, tras los años de tratamiento, asegura el doctor.
Yojandry Martínez Núñez tiene 27 años y hace siete que está bajo hemodiálisis en el “Abel Santamaría”: “Desde los 19 años vengo y me atienden muy bien, los médicos, las enfermeras… nunca ha fallado el tratamiento, si siquiera en los tiempos de la COVID-19. Siempre se me ha garantizado la transportación en taxi. Ahora con los equipos nuevos es mejor, los anteriores se rompían a cada rato y entonces nos demorábamos”.
Muy cercano a su cama está Geicel Hernández Cuello, licenciado en Enfermería y quien ve en la entrega de sus compañeros parte del resultado de que hoy se sienta bien, incluso bajo tratamiento: “Tengo 44 años y llevo unos cinco aquí. La atención es magnífica; reconozco que desde que estoy en hemodiálisis mi condición de salud ha mejorado, además, tengo muy pocas morbilidades”.
El equipo médico y de enfermería trabaja en turnos que garantizan la atención óptima a los pacientes, los cuales, según comenta el jefe del servicio de Nefrología, pueden presentar determinadas complicaciones como hipertensión, hipotensión, vómitos, calambre, náuseas, arritmias y síndrome de desequilibrio en diálisis, sobre todo, aquellos que inician el tratamiento.
“De manera general, dice, la enfermedad renal crónica afecta a las personas desde el punto de vista biológico, psicológico y social y es nuestro deber garantizar la atención. Aquí nunca se ha dejado de hacer hemodiálisis, ni siquiera en medio de las más importantes limitaciones”.
PREVENIR ES LA CLAVE
Aclara Lugo López que, en un estudio realizado en la Isla de la Juventud, se estimó que por cada paciente que está en hemodiálisis existan 10 fuera de tratamiento que lo necesitan. “Es algo que se tiene que trabajar en Cuba para aumentar la prevalencia de personas en diálisis. A veces nos llegan de urgencia al cuerpo de guardia, prácticamente en una enfermedad renal terminal o en estadio cinco y debemos comenzar hemodiálisis de urgencia.
“Y ello ocurre a pesar de que en todos los municipios existe una consulta de Nefrología preventiva”, asiente.
Señala el especialista que “hay un subregistro, por así decirlo, debe haber más población con enfermedad renal crónica y a veces ni se conoce. Se ha demostrado, además, que la COVID-19 provoca daño renal y eso ha sido un factor coadyuvante a desarrollar estas patologías”.
Disponer de los riñones nuevos es un aliciente para médicos y pacientes. Este es, sin duda, uno de los servicios más consagrados. Así lo refieren sus trabajadores y quienes son atendidos aquí por años. Sus palabras son el mejor reconocimiento para el personal de Salud.