Aunque ahora tiene claro que “cuando se hace un trabajo serio, con mucha responsabilidad, las cosas salen bien”, Alexander Urquiola al principio tuvo sus dudas sobre la dirección del equipo cubano, categoría Sub-15.
“Nunca había tenido la posibilidad de estar en una preselección nacional y hacía rato que no trabajaba la categoría, pero tenía en mi colectivo técnico la experiencia de años anteriores. Eso me motivó a intentarlo”.
Alexander no ha parado desde que llegó del campeonato mundial. Al día siguiente de su regreso, ya estaba en el San Luis para ayudar en lo que hiciera falta, pensando en lo que se necesita para apoyar la preparación. “Estoy muy contento con los recibimientos dados al Sub-15. Por eso estamos aquí y nos dedicamos a este deporte, que es hermoso.
“La acogida me ha impactado, sobre todo en mi barrio. Esa interacción con el pueblo es muy necesaria. Nos llena espiritualmente. Ahora, a seguir aportando”, comenta.
Nos sentamos a conversar sobre cuestiones de dirección, el campeonato mundial de Hermosillo y las jóvenes promesas de la pelota cubana.
¿Cuáles cree que hayan sido las claves en el resultado?
“Todo partió del entrenamiento en Morón. Nos trazamos como tarea acoplar al grupo, esencial para enfrentar este tipo de evento, tan corto. Fuimos conociendo poco a poco a todos los integrantes. Algo positivo fue que se incluyó dentro del cuerpo de dirección a entrenadores que habían trabajado directamente con ellos en los eventos.
“Esto nos favoreció, al igual que la ayuda que tuvimos de Heriberto Corbea, quien estuvo al frente de la categoría. Así fuimos logrando el anhelado team work, que siempre se busca en los deportes colectivos. Alcanzar esa compenetración entre atletas y directivos fue un eslabón fundamental para el resultado.
“Técnicamente, el área más fuerte era la de los lanzadores, y donde mayores dificultades teníamos, la de los receptores. Hacía allí fortalecimos el trabajo, además de reforzar el campo corto, porque nuestro shortstop regular que había participado en el campeonato panamericano, no estaba en la preselección para el mundial. Entonces, intentamos cubrir con los otros muchachos esa posición y que estuvieran a la altura del campeonato”.
¿Cuál fue el objetivo precompetencia?
“Lo enmarcamos en pasar fase a fase. En un primer momento, tratar de estar en la súper ronda y después en el podio de premiaciones, que era lo más importante.
“Luego, ver si teníamos posibilidad de obtener el título. Y sí, así lo pensamos, porque habíamos entrenado lo suficiente y había un grupo de atletas con perspectivas. Por lo que nos trazamos la meta más alta, el torneo”.
En lo personal, ¿qué representó este triunfo?
“Me siento muy contento. Es el mejor resultado que he tenido en mi corta carrera como director. Me aportó muchísimo haber estado con este grupo de muchachos, de gran valentía y actitud ante el trabajo”.
¿Le sorprendió cuando fue llamado a la dirección del equipo?
“El comisionado nacional me llamó a raíz de la situación que se presentó con la selección en el premundial de Venezuela y me preguntó si estaba dispuesto a colaborar y a participar con el Sub-15. Desde el primer momento le dije que sí, que estaría con ellos y ayudaría en todo lo que pudiera.
“Comencé por observar los juegos del premundial, sobre todo para buscar elementos, las características del equipo… Y así fui diseñando la estrategia, en conjunto con el resto de los técnicos”.
En los juegos era perceptible un equipo sin presión sobre el terreno. ¿Cómo lo lograron?
“Les inculcamos que están en una edad, una categoría, que es para divertirse. Eso siempre lo teníamos presente, sobre todo a la hora de utilizar los métodos. Tratamos de sobrellevarlos en los aspectos técnicos y darles la confianza necesaria, que es transcendental en esos niveles.
“Una cosa que les planteaba a los técnicos era que tenían que compenetrarse con los atletas y ver de qué forma pensaban, para nosotros establecer después la estrategia a hacer en el juego”.
Cuando les dieron la noticia de que tenían derecho a discutir el oro, ¿cómo reaccionaron?
“Una gran alegría. Fue la certeza de que habíamos hecho un buen trabajo. A eso nos dedicamos desde que estábamos en Cuba y luego aumentamos el rigor en la competencia.
“Siempre hacíamos un modelaje, el seguimiento de los lanzamientos, no solo de nosotros, sino del contrario. Además, cada entrenador tenía su función dentro del equipo y eso ayudó a la hora de dirigir el colectivo. Algo que aprendí: un director debe derogar funciones en sus entrenadores. Y eso fue lo que hicimos cuando estuvimos en Morón.
“Estaban los dos auxiliares: Pedro Daniel Pérez, un talentoso muchacho que es director de Villa Clara, y Leonal Acosta, mánager de La Habana. O sea, ambos con experiencia en la categoría. Atendiendo a los lanzadores se encontraba Inoel Martínez, de la misma categoría Sub-15. También Andrés García que sí formaba parte de la Serie Nacional. Con un poco de más recorrido fue el encargado de estar al frente del cuerpo de pitcheo.
“Por supuesto, no por mencionarlo de último es menos importante, fue valiosa la presencia de Germán Mesa, sobre todo por su carisma a la hora de interactuar con el grupo de entrenadores. Como miembro de la Comisión Nacional estaba al frente de nosotros y nos dio la confianza necesaria para que todo fluyera”.
Caen ante Estados Unidos 11-0, pero al día siguiente en la discusión del título el juego se pierde por cerrado marcador de 4-3. ¿Cómo lograron esa reacción del equipo?
“En un primer momento observamos todos los días a los contrarios e hicimos un scouting de los equipos. El día anterior al primer juego contra Estados Unidos le hicimos un estudio completo. Ya teníamos prácticamente la plata asegurada, porque Japón había perdido por reglamentación con nosotros y nos propusimos en ese primer juego –que no significaba nada– analizar el cuerpo de lanzadores, que tenían buena velocidad, pero tendían al descontrol.
“Lo otro fue que la defensa de ellos no había sido la más adecuada durante el torneo. Por cierto, mejoraron antes de enfrentar a Cuba. Todo eso lo tuvimos en cuenta, en especial el shortstop, que tendía a pifiar muchos lances. Fueron argumentos que nos aportaron a la hora de enfrentar el último partido.
“Buscamos especialmente que nuestro pitcheo llegara lo más fresco posible a la final y lo conseguimos desde un inicio. Nunca violamos la rotación. Ustedes vieron el partido, muy difícil, y ante un buen equipo, el mejor del torneo. Además de que tiene excelentes lanzadores, con un promedio de velocidad entre 90 y 91 millas.
“Nosotros no estamos acostumbrados a esa velocidad. Comentábamos que en la Serie Nacional la media es de 84-85 millas, es decir, que, para esa edad, 14 años, nuestros muchachos hicieron un esfuerzo extraordinario ante ese pitcheo”.
¿Qué se lleva de este campeonato?
“La actitud valerosa de nuestros jóvenes. Se mostraron igual que en el Panamericano. Nunca se daban por vencidos. Muy aguerridos, sabiendo responder en cada momento. Esa fue la clave para obtener la medalla de plata.
“En cuestiones de dirección, sobre todas las cosas, le agradezco a mi padre, que siempre lo he tenido presente. Sus consejos me han ayudado mucho.
“Por suerte, he coincidido y he estado junto a él en otros equipos. La experiencia que me ha transmitido me ha servido de mucho, porque hay cosas que no van a los libros, como por ejemplo, el proceder en el juego chiquito o a la hora de decidir alguna acción crucial.
“Este resultado se lo debo también a haber compartido con entrenadores de experiencia, principalmente de Pinar del Río, una cantera. Así uno aprende mucho. Y ahora tuve la oportunidad de estar con un colectivo de dirección muy valioso.
“Y siempre lo recalqué desde que llegué: lo que hicimos fue continuar el trabajo, que ya estaba encaminado. Como decimos en el argot del béisbol, hay buen material. Lo único que tenemos que hacer es darle seguimiento, porque los muchachos se lo merecen. Y a veces trabajamos bajo condiciones que no son las más adecuadas, pero existe la calidad humana y la deportiva.
“Lo otro, siempre estimularlos desde el lado más humano. Estoy feliz por las muestras de afecto demostradas tanto a mí como a Alejandro, el capitán del equipo. Estuve viendo en las redes que en cada una de las provincias le hicieron un recibimiento a los muchachos. Eso es importante para ellos.
“Nosotros lo comentábamos allá, no puede ser solo el estímulo material, sino que hay cosas espirituales que uno requiere y estuvieron presentes. Eso nos apoyó y nos sigue ayudando, para que el béisbol continúe obteniendo resultados, que es lo que necesitamos”.
Escrito por: Angélica Arce Montero