Hace unos meses, la afición cubana dejó de saber sobre Yarisley Silva. La posibilidad de que abandonara repentinamente su carrera fue noticia una y otra vez entre los amantes del atletismo, los seguidores de la pertiguista y la prensa.
Esta semana, al volver a contactarla, la encontramos en una nueva experiencia de vida, que seguramente le tomará tiempo y energía, pero que no la hace renunciar a sus sueños en el deporte.
“Me iba a incorporar a la preparación en octubre de 2022. Antes, había dicho que concluiría mi carrera, pero entendí que no debía terminar así. No podía tomar decisiones por lo que la gente me hiciera, porque mi vida depende de mis propias decisiones”, relata la reconocida pertiguista en el hogar materno Celia Sánchez, del habanero municipio de Diez de Octubre.
“Con esa óptica quería ir a España para hacer una base de entrenamiento junto a mi profesor, con los Juegos Centroamericanos y las competencias venideras como objetivo.
“Pero me percaté de que llevaba tres semanas con manchitas. Fui al ginecólogo a ver qué pasaba. Me mandaron un ultrasonido, y cuando me lo hicieron me dijeron que tenía siete semanas de embarazo”.
Silva, adaptada a la adrenalina de los grandes escenarios competitivos, asegura que no le costó mucho decidir, aun siendo consciente de las transformaciones que traería la maternidad a su vida y a su cuerpo.
Cuenta que rápidamente habló con el comisionado nacional de atletismo, hizo una carta y eligió tener su familia.
“Nunca había estado embarazada y el médico me explicó que presentaba un útero fibromatoso. Era un feto valioso, una oportunidad única. Me dije: ‘Está bien, tendré a mi bebé’. Y en ese momento pensé que si después me sentía con fuerza para hacer al menos el año olímpico, lo haría. Si no, seguiría con mi familia”.
MADRE ES UNA SOLA
¿Cómo han sido estos meses?
–Una experiencia nueva, te cambia la vida. Es maravilloso sentir las pataditas del bebé, su corazón, estar pendiente de los ultrasonidos, del médico que te va diciendo las cosas que tienes que hacer; ver cómo se va formando, creciendo… Igual de emocionante fue cuando supimos el sexo. Es un varoncito.
“Debo aclarar también que no he podido desentrenarme. Lo haré después de la maternidad.
“Todo el tiempo he tenido amenaza de aborto. A las 28 semanas, ingresé en el hospital materno infantil Aballí. Estuve allí una noche y después me mandaron a Maternidad Obrera, porque pensaron que el bebé nacería antes.
“Tenía amenaza de parto pretérmino y me colocaron un pesario. Quiero agradecer a los médicos del Aballí, de Maternidad Obrera y ahora a los del hogar Celia Sánchez, a donde me mandaron para terminar las 37 semanas. La atención ha sido maravillosa, tanto de las tías del comedor como de los doctores y las enfermeras que han pasado por aquí.
“Es un proceso bonito. Nunca pensé que las mujeres embarazadas pasaran por todo esto. Por eso se dice que madre es una sola”.
Al comienzo comentabas que intentarás regresar al deporte luego de dar a luz. ¿Qué tienes en mente?
“Hay atletas como Allyson Felix, Shelly Ann Fraser o la misma pertiguista Nikoleta Kyriakopulu que han vuelto a la pista muy bien luego de haber tenido a sus bebés. Y existen estudios que indican que las mujeres, después de parir, regresan con mayor capacidad física, mejores rendimientos. Quiero darme la oportunidad. Si mi organismo se encuentra bien y todo marcha bien, ¿por qué no probar?
“En eso estoy. Mi hijo es mi medalla de oro olímpica. Pero una tiene sueños, metas, no se conforma. Mi aspiración siempre ha sido terminar en alto, que me recuerden como esa atleta que logró campeonatos, medallas.
“Deseo mandar un saludo y un agradecimiento a mi familia por el apoyo en este proceso, en especial a mi esposo Yoandri Alberto Lescay, de 400 metros planos. Aun en medio de sus competencias, ha estado pendiente de mí y eso me reconforta mucho”.
¿Cómo se llamará el niño?
“Elías, un nombre bíblico. Soy cristiana y me gustó Elías, porque tiene un significado bonito: Dios es el Señor.
“Quiero aprovechar esta entrevista para felicitar a las madres cubanas y a las que van a ser mamás. Ahora que estoy pasando por esto, sé que es una experiencia única. El mayor tesoro que una madre tiene es su hijo. En estos nueve meses he podido sentir ese amor, aunque aún no he tenido el bebé en mis brazos (se le quiebra la voz y le brotan lágrimas, hace una pausa y se recupera).
“Le mando un beso al pueblo de Cuba, a la gente que me recuerda con amor y cariño. A todos, un gran abrazo”.
***
Al cabo de dos meses en el materno habanero Celia Sánchez, Yarisley Silva está de alta, a las 37 semanas de gestación. Ha regresado tranquila a su hogar para esperar la llegada de Elías. Al marcharse, siente que está en su mejor competencia.