Este noviembre Polizonte Teatro cumplió su primera década de existencia. A propósito, Guerrillero entrevista a Lisis Díaz Díaz, su directora general; una mujer que define al teatro como acción y rompe contra todo lo que implique la no comunión con la familia, la amistad y el teatro mismo como representación idílica de la vida.
¿Por qué Polizonte?
“Polizonte es el nombre que le atribuimos a nuestro grupo en una reunión de familia y de íntimos amigos hace ya 10 años. Un polizón es aquel que se transporta furtiva e ilegalmente por cualquier medio hacia un destino determinado, en nuestro caso siempre será, una nueva puesta en escena, un nuevo proyecto creativo, una nueva superación artística.
“Pero también la palabra tiene otras acepciones en idioma español, por ejemplo: son aquellos sujetos que hacen un viaje sin licencia de su consejo. Por eso los polizones también se enfrentan a lo que es ilegal en el marco de las complicadas estructuras de admisión que están creadas y que obvian el talento puro que existe, así que el traspaso de estas estructuras monolíticas para subirse a bordo de nuestro grupo implica riesgos. Muchos de los integrantes han estado a bordo sin recibir nada que no sea el gran aplauso del público y saberse artistas, más allá del bien y del mal, durante todos estos años”.
¿Cómo surge, bajo qué premisas?
“Surge en el seno del grupo de teatro Rumbo de nuestra ciudad y como respuesta a mis inquietudes artísticas luego de haber transitado por otros escenarios de La Habana y por otro grupo de Pinar. Allí se encontraba la dramaturga Emeris Sarduy. Ella, Roberto Caveda y yo emprendimos desde diferentes saberes este primer viaje que selló con la puesta en escena de Los niños buenos no dicen mentiras, en coproducción con Titirivida. Es Luciano Beirán quien nos abre las puertas.
“En el año 2004, ya graduada de la ENIT y del ISA, llego a Rumbo como actriz. Antes trabajé con grandes creadores, por lo que acomodarme fue un acto muy difícil en los primeros tiempos: discutir el proyecto frente a un consejo técnico asesor, trabajar con actores sin formación académica, producir sin recursos fue muy difícil. El empirismo me aturdía, pero logré montar mi primer espectáculo, Cualquier otro lugar menos este, el cual marcó el despegue de mi carrera como directora y actriz (algo que me define). Con este espectáculo recibo el premio Aire frío en el 2009.
“Después creamos el espacio Un encuentro en La Barraca. Para entonces ya estábamos en condiciones de comenzar nuestros propios proyectos de investigación teatral. La travesía continúa y en el 2012 recalo en la Brigada José Martí y encuentro en ella diamantes en bruto y con la obra El pato salvaje de Ibsen los convido a la mar junto al Espacio Ibsen de la embajada de Noruega.
“Destaco que desde el inicio nuestro sistema de trabajo se ha fomentado en tres pilares: el artístico, el pedagógico y el psicosocial. El primero ligado siempre a la formación pedagógica de los actores; el tercero se gesta desde la amistad y la familia y está ineludiblemente atravesado por los procesos psicoanalíticos que se generan desde cada uno de ellos y ante cada nueva propuesta estética que asumimos y, por sobre todo, porque está destinado a un público y a fomentar los valores cívicos.
“Polizonte produce arte, por tanto, este proceso se sustenta sobre el rigor. Esta es la estructura de nuestro trabajo hasta el día de hoy.
“Cuando una persona se involucra en un viaje (entiéndase la obra de arte que estamos preparando) sube a nuestro barco como artista formado o en formación, es a través de la labor pedagógica que lo moldeamos desde el aprendizaje y la experiencia personal. Casi todos han llegado a buen destino: hacen su primer protagónico, ingresan a la academia de arte o terminan sus estudios universitarios en ella o en otras ramas afines, se promueven de categoría artística o simplemente desde esta estructura surgen nuevas propuestas y sucede en la vida profesional de estas personas algo importante. Otros simplemente se bajan del barco ante las tormentas porque se apasionan por procesos que como ‘cantos de sirena’ los llevan a otros destinos, alejados del nuestro.
“Los polizontes actuales han llegado a buen destino porque han seguido estas tres premisas con el rigor de un militar ante sus funciones y aquellos que fueron descubiertos como no idóneos, hoy hacen otras cosas y eso es bueno también”.
¿Cuáles de los sueños iniciales has cumplido en estos 10 años?…
“Creo que los he cumplido todos a la altura de estos 10 años: he sido categorizada como profesora por la universidad Hermanos Saíz; alcancé el máster en Ciencias en Dirección Escénica por la Universidad de las Artes y he logrado, de conjunto con los fundadores, la entrada y evaluación máxima de Ainelys Ramírez, así como el ingreso al ISA y continuidad de estudios a la especialidad de Teatrología de nuestro asesor de procesos y finalmente la vida nos ha premiado con un espacio para la creación en la sala de teatro Aurora Martínez. No puedo dejar de mencionar que durante estos años hemos sido integrantes activos de la Cátedra de familia de la Universidad de Ciencias Médicas de la provincia”.
Hablemos un poco del actual elenco y del repertorio del grupo.
“Polizonte está formado por tres actrices, un asesor de procesos teatrales y psicoanalíticos y un administrador. Ainelys Ramírez y Blanca Eguren son actrices de primer nivel y licenciadas. Arlett Cabrera, pedagoga y actriz, aunque hasta hoy no cuenta con remuneración salarial, al igual que el asesor máster en Ciencias Roberto Caveda Carrasco que es cofundador. Raúl Rodríguez el administrador y productor es también psicólogo, por lo que nuestros procesos son verdaderas “odiseas” mentales.
“En estos momentos en repertorio tenemos las piezas En esta obra nadie llora que fue mi trabajo de tesis para el máster; Radio deseo, que nos mantuvo en las redes durante el periodo de confinamiento pandémico; al igual que Goza tu síntoma, la última producción, que es resultado de un intenso taller de psicoanálisis impartido por el asesor y auspiciado por el departamento de Psicología de la Universidad de Ciencias Médicas y que contó con la presencia virtual de profesores de Psicoanálisis Grupo Cero, de España”.
¿Qué caracteriza a Polizonte?
“Se caracteriza por ser una agrupación abierta en sus proyectos creativos, donde admitimos a todo aquel que quiera hacer un viaje junto a nosotros para ese fin.
“Los procesos creativos siempre están sustentados sobre las bases que antes te expliqué, que definen el rigor estético y la superación constante de sus integrantes en pos de construir juntos una realidad que nos represente más allá de todo canon”.
En la historia del teatro cubano han destacado directoras como Raquel Revuelta, Flora Lauten, Nelda Castillo (más cercana en el tiempo)…, pero en comparación a la larga lista de hombres directores, la de féminas es corta. ¿En tu experiencia, ser mujer agrega un extra de dificultad cuando se trata de asumir la dirección escénica?
“Desde el inicio de mi carrera teatral en Pinar del Rio he vivido la pesada mano de ser dirigida por hombres que niegan el poder de convocatoria de la mujer en el teatro. No creo que a un hombre le hubieran hablado de la manera en que lo hicieron conmigo muchas veces. Si triunfé fue porque me impuse desde los conocimientos que he aprendido de mis maestros, grandes creadores del teatro cubano de hoy.
“Te digo, después de haber asistido a mi último curso de psicoanálisis, que en mi carrera he chocado con dos tipos de hombres: a los primeros, los denominaré los ‘tanatizados’, porque hicieron todo lo posible por frenar mi carrera y silenciar mi talento; y a los segundos, los ‘sublimados’, porque apostaron a mi favor y en contra de los otros. Dentro de estos no puedo dejar de mencionar a mi mentor Carlos Celdrán; a mi esposo y a mi amigo Luciano Beirán, quien abrió las puertas de su teatro al primer espectáculo de Polizonte.
“Algunos años atrás participé en un evento internacional llamado La escritura de la diferencia, donde tuve la oportunidad de reunirme con mujeres creadoras de Latinoamérica que habían vivido en alguna medida lo mismo que yo, señal que persiste como un rezago del patriarcado en todos los sentidos. Si de algo estoy convencida después de 10 años, es que mis formas teatrales incluyen desde mis prácticas escénicas una respuesta feminista contundente ante estas acciones que van más allá de ser hombre o mujer, se trata del respeto hacia el otro”.
Qué prefieres: ¿actuar o dirigir?
“Actuar, para mí es vital. Cuando estoy en escena vivo otra realidad que no deja nunca de ser paralela, que puedo cambiar, transformar, alterar, cortar y detener. Todos los personajes que he hecho han sido una metáfora; de ahí mi pasión por el teatro, es una especie de acuerdo complejo entre mi espíritu y mi cuerpo”.
¿Qué es lo más difícil del montaje de una obra?
“En mi experiencia personal el trabajo con los actores, el vínculo que puedas establecer con ellos, no como atadura, sino como una relación dinámica y procesual. Esta unión se construye en cada uno de los ensayos. No hay posibilidad de vínculo si ambos por separado se sujetan a un rol o a una estrategia. Me refiero al respeto y al estar abiertos y atentos a todo lo que ocurre. En los ensayos se debe dar una permanente negociación.
“Si como directora tengo un horizonte como puesta en escena, pero no una puesta en escena imaginada como definitiva, hay un lugar para la negociación.
“Creo que el director debe afanarse mucho antes de los ensayos y la riqueza de este se producirá en aquello que ni el director ni el actor fueron capaces de imaginar antes de ponerse a trabajar. Vivir el ensayo de forma obsesionada en función de los resultados es no entenderlo como proceso. Los actores deben asumir los ensayos como la base del entrenamiento creativo. Si el vínculo y la negociación creativa funcionan, el proceso sigue adelante y los resultados llegarán. El arte que generamos se va produciendo en cada uno de los ensayos, no solo el día del estreno”.
Y sobre las tablas, ya en plena actuación… ¿qué sientes?
“Compromiso y responsabilidad con mi vida y mis creencias, con la amistad y la familia, con los años de estudio y superación, con mi entrega diaria y la de los míos en el quehacer teatral, en fin, con lo que soy hoy”.
¿Qué debe caracterizar al teatro en la actualidad?
“Sus formas de producirlo, su funcionabilidad. Hay un antes y un después con el advenimiento de la pandemia, lo sabemos, lo hemos sentido en carne propia al redimensionar el sentido de nuestras vidas artísticas, al asumir intangiblemente otras zonas alejadas del confort al cual estamos adaptados en el arte.
“Debemos estar claros de lo vulnerables que somos como especie y de lo que sufrimos cuando estamos alejados de los otros, no solo físicamente sino desde la distancia que presupone el no sentir la presencia de nuestro objeto social, el público.
“Pienso en las marcas que ha dejado la COVID-19, pienso en lo nuevo, en la tecnología en función de los procesos, en las nuevas generaciones de teatristas y sus desafíos, pienso en la dimensión única del teatro: la humana, que debe replantearse con urgencia la reconstrucción de un mundo sin fronteras, donde habite un solo lenguaje: el del entendimiento y el de la tolerancia. Mi compromiso es este, construir un mundo paralelo e ideal, hacerte pensar y cambiarte”.