Desde su creación el 17 de mayo de 1961 por voluntad expresa del Comandante en Jefe, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) siempre ha respaldado los derechos del campesinado cubano.
Desde esa fecha este pequeño sector poblacional ha sido beneficiario de las políticas gubernamentales, con el objetivo de promover el disfrute a plenitud de todas las garantías y bondades de la Revolución.
Recordemos que los campesinos antes de 1959 eran personas desfavorecidas a los que se les violaba el uso de sus tierras, los pagos asociados al trabajo de la misma, los bienes que creaban, e incluso eran desalojados y vejados por los esbirros de la tiranía imperante en aquella época.
Pero Fidel siempre fue consecuente con las causas humanas, por lo que promulgó la primera Ley de Reforma Agraria que concedió la propiedad de las tierras a alrededor de 150 000 familias; medida que a su vez se complementó con la puesta en marcha de un mercado seguro para sus producciones, precios justos, asistencia técnica y créditos a bajos intereses refrendados en las normas jurídicas correspondientes.
Gracias a dicha ley la calidad de vida del campesino comenzó a cambiar para bien, dignificándola aún más con el acceso gratuito al igual que el resto de la sociedad a todos los niveles de enseñanza.
Importante recordar también la campaña de alfabetización de 1961 para que nuestros hermanos del campo y sus familias aprendieran a leer y escribir; pues antes del triunfo revolucionario en las zonas agrícolas el índice de analfabetismo alcanzaba más del 42 por ciento y las de escolaridad rondaban el 30 por ciento respectivamente por falta de centros educacionales.
Gracias a esto, hoy día podemos contar con más de 100 000 graduados universitarios y técnicos medio procedentes de zonas rurales, destacando las especialidades de ingeniería, economía, derecho, cultura física, pedagogía, medicina, entre otras.
Otro aspecto a considerar es que los hombres y mujeres del campo han gozado desde los primeros momentos de nuestra Revolución de todos los servicios gratuitos de salud.
Acotar un detalle, pues las cifras sobre asistencia médica reflejaban que el 91 por ciento de los habitantes de las zonas rurales antes de 1959 estaban desnutridos y la gran mayoría padecía de parasitismo, mientras que otra porción sufría de tuberculosis, paludismo o fiebre tifoidea.
Hoy la realidad es bien distinta, y son palpables los centros de atención primaria de salud – como consultorios, farmacias y centros de rehabilitación– en todos los campos de la isla, que a su vez forman parte de nuestro sistema de salud pública universal.
Por otra parte, las familias rurales hoy también tienen a su favor una Ley de Seguridad Social que las protege en casos de invalidez o fallecimientos del propietario de la tierra.
Además, existe la ley de herencia de la tierra y bienes agropecuarios que viene a calzar la anterior disposición, garantizando así la continuidad del proceso productivo en manos de sus legítimos dueños.
La ANAP, de conjunto con las diferentes instancias del Ministerio de la Agricultura en cada territorio, ha fortalecido las metodologías del trabajo de cara al surco con la puesta en práctica de la capacitación campesino a campesino. Medida que consiste en desarrollar procesos de adestramiento y preparación, con el objetivo de lograr producciones agropecuarias sostenibles con los recursos endógenos.
Por supuesto, esta forma productiva trae consigo la sustitución paulatina de la aplicación de fertilizantes químicos por abono orgánico, logrando así cosechas más sanas y agroecológicas.
Gracias a ello en nuestros campos ya existen cientos de miles de familias que realizan estas prácticas tan beneficiosas.
Por supuesto, los Organismos de la Administración Central del Estado también han trabajado en consolidar y mejorar la imagen del campesino.
Por ello se refuerza el papel de las cooperativas de créditos y servicios al dotarlas de medios de transporte y demás recursos de oficina, logística y demás para atender los procesos de producción y comercialización de sus asociados.
Al día de hoy nuestra patria continúa dando pasos sólidos en la creación de convenios, estrategias y medidas que beneficien y estimulen a las familias campesinas, siempre con la premisa de que en Cuba la tierra es de quien la sude y la trabaje.