Es pequeño y menudo, pero asegura que la vitalidad que conserva a sus 77 años, es herencia de la abuela paterna que era hiperquinética, al igual que su padre; con esa edad y a pesar de que clasifica como persona vulnerable ante el contagio de la COVID-19, no renuncia a cumplir sus funciones como director provincial del Banco de Crédito y Comercio (Bandec) de Pinar del Río.
Rigoberto García Rodríguez, es el mayor y único varón de tres hermanos, nacidos en una familia humilde, pero no pobre, en el poblado de Pilotos. Sus padres estaban vinculados a las labores del tabaco en la pre-industria, muy joven él les siguió los pasos, como pesador en una escogida, también llevaba la contabilidad de ese centro y a la par realizaba estudios nocturnos en la escuela de Economía.
Incipiente preparación que hizo lo escogieran para participar en el canje de moneda que se realizó en agosto de 1961, esa experiencia y las relaciones que mantenía con los trabajadores bancarios cuando acudía a realizar las operaciones propias de un contador, fueron la motivación para presentarse a un examen de suficiencia y optar por una plaza de cajero.
A finales de ese propio año le llamaron y comenzó un período a prueba de 45 días, en febrero de 1962 fue que oficialmente empezó a formar parte del sector, con apenas 17 años.
El tránsito fue rápido y en apenas dos años asumió la dirección regional desde Guane hasta Sandino, posteriormente fue al otro extremo, y su radio de acción empezaba en Bahía Honda y concluía en Guanajay.
Estuvo en Mozambique, al frente de un equipo como asesores, en la Isla de la Juventud, y luego retornó a Pinar del Río.
Rigo no titubea al afirmar que su vida es el banco, porque la mayor parte de ella ha estado dedicado a esta actividad, que se niega a encasillar como rutinaria pese a los estrictos manuales de procedimiento, pues asegura que la emisión de créditos, el seguimiento a las inversiones, por sólo citar dos ejemplos, escapa de ese encasillamiento.
Piensa en el retiro y aunque no sabe qué hará con tanto tiempo libre, considera que la lectura puede ser algo que ocupe sus horas; la esposa ya lleva casi un año jubilada y puede ser momento de dedicar al hogar las horas escamoteadas por el trabajo.
Para él ser bancario significa querer tanto lo que haces, como al cuarto donde duermes cada noche, reconoce que el período de enfrentamiento a la pandemia ha sido duro, con alrededor del 40 por ciento de la fuerza laboral, asumiendo todos los cambios que generó la Tarea Ordenamiento, para la que desempeñan una función de asesores a otras entidades y personas naturales.
En su mente los recuerdos afloran con rapidez, el nasobuco esconde alguna que otra sonrisa que la transparencia de los lentes no deja escapar por el brillo de la mirada.
Aunque ha estado expuesto no se cuenta entre los contagios de la COVID-19, pero sí entre los que no han tenido descanso en este período. Rigo, como todos le dicen, será homenajeado hoy 13 de octubre, Día del Trabajador Bancario, por ser quien más años atesora en activo en el sector en la provincia. Felicidades para él y aquellos que siguen sus pasos con la misma devoción y entrega.