Naomi Machín Zayas tiene 19 años y vive en San Luis. Por estos días, y desde hace ya varios meses, se le ve vestida de verde olivo en la base de almacenes de la Región Militar de Pinar del Río, por la carretera a Las Ovas. A su corta edad tomó una decisión de esas que pueden de una vez y por todas cambiarte la vida: optar por el Servicio Militar Voluntario Femenino (SMVF).
“Siempre quise ser militar, pero mi mamá no me dejaba. Hice el técnico Medio en Servicios Gastronómicos en el IPA Santa Fe y el director de Educación de mi municipio me avisó que existía esta posibilidad. Entonces mi mamá estuvo de acuerdo”, comenta ahora esta joven espigada.
Naomi quiso ser militar desde los cinco años. Cuando tuvo edad para optar por Los Camilitos fue denegada por tener escoliosis, y desde entonces supo que buscaría la forma de “renganchar”.
“En mi familia hay tradición militar por mi abuelo y mis tíos, que en algún momento estuvieron vinculados a ello. También la idea era atractiva porque era la oportunidad de alcanzar una carrera, ya sea por lo civil o dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, aún no sé cuál me habrá llegado, pero alguna es”.
La muchacha pasa sus días en la unidad. “Aquí me cuidan con recelo, sirvo de enlace y ayudó en otras tareas propias del Estado Mayor. A decir verdad, mi vida era complicada y siento que el Servicio me ha ayudado a ser más disciplinada, más organizada, a enfocarme en lo que quiero hacer y ser en un futuro, y agradezco por ello. Mi mamá igualmente está muy tranquila con que esté aquí; ella cuida de mis hermanos, tarea que no es sencilla en estos tiempos por la situación económica”.
Desde el mes de enero lleva orgullosa su uniforme; otras jóvenes como ella ya pasaron el SMVF y hoy nos cuentan su experiencia.
Un total de 268 mujeres han optado en Pinar del Río por esta oportunidad desde 2012, a partir de los beneficios que propone.
El 20 de abril de este año fueron aprobadas un grupo de normativas encaminadas a rediseñar el proceso de captación de las jóvenes para su incorporación al SMVF y junto a ello se reevaluaron los beneficios que traería.
Entre las nuevas medidas se incluyen la de computar dos años de SM a las muchachas que cumplan satisfactoriamente su plazo de Servicio de 14 meses, y reconocer los dos años como servicio social; las jóvenes que sean captadas y aprobadas para su incorporación pueden optar por una carrera de nivel superior, de acuerdo con las plazas aprobadas, sin realizar exámenes de ingreso y se priorizarán a las mujeres que cumplan este SMVF con las carreras de su preferencia, así como en su posterior ubicación laboral.
La intención es dar un salto cualitativo al proceso de captación, selección y permanencia de las jóvenes en las tareas de la defensa, así como brindar a las mujeres la posibilidad de su pleno desarrollo en las diferentes especialidades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, según explica la normativa.
MUCHACHAS DE CIVIL
Una de las bondades del SMVF es que las féminas pueden optar también por carreras para civiles. Un ejemplo de ello son Laura Mariam López Reyes y Rosabel Lázara Ramírez Rojas, ambas estudiantes de Estomatología.
Con la premura de quien estudia para un examen inmediato dialogaron las muchachas sobre su experiencia.
Rosabel aseguró que ha sido la mejor decisión tomó en su vida. “Quería ser estomatóloga, estudié en Los Camilitos, pero había causado baja porque no me quería ir para La Habana a cursar una carrera por lo militar. Entonces dije en mi casa que iba a pasar el Servicio Militar y no pusieron objeción, debo decir que mi familia siempre me apoyó, solo preguntaron si estaba segura.
“La preparación militar es rigurosa, pero llevaba la experiencia de Los Camilitos y no me fue complicado. Hicimos guardia, tiro, caminatas. Una compañera que no había alcanzado Medicina por una décima, también lo pasó y hoy estudia su carrera”, cuenta la joven.
“Hoy agradezco infinitamente esa posibilidad. Uno aprende a ser disciplinado, a cumplir con las tareas, a hacer las cosas en los horarios establecidos, incluso, a ser exigente consigo misma”.
Igual criterio comparte Laura Mariam. “Vi aquí una opción para mi vida. Me había llegado Medicina, pero quería Estomatología y un vecino que es militar me comentó del SMVF; me informé, pregunté, lo consulté con la familia. Y puedo decirte que el SM te prepara para la vida, y si fuera necesario lo pasaría de nuevo”.