José Martí reconocía a la mujer cubana bella, heroica y acorazada por resistir los tiempos más difíciles y la comparaba con las estrellas, para ser mirada, y con las flores, para ser amada. Ella no renuncia nunca a la entrega por las causas nobles al hacer el más duro de los sacrificios por mantener a salvo a los suyos y mostrar fortaleza infinita para sobreponerse ante las dificultades.
El Apóstol tuvo la más grande visión de los puros sentimientos que la condujeron, cuando el clamor a la lucha por la libertad de la Patria se entregó a acompañar a los hombres en la causa redentora. Y no estuvo ajeno a la vanidad de otras que vivían exiguas de sentimientos y escondían ese vacío en ropajes de moda en época de despojo y entreguismo por el desdén de la riqueza y la soberbia. Por eso le decía a su María: “La verdadera belleza está en el buen gusto y no en el costo. La elegancia del vestido, –la grande y verdadera– está en la altivez y fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al cuerpo más elegancia, y más poderío a la mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha tienda, poca alma”.
La mujer de hoy es bella como la María de Martí, por el manifiesto de sus valores, como la concebía, porque enfrenta otras formas de lucha en estos tiempos de pandemia con la óptica de ser útil a los demás. Ella destaca su elegancia en su cultura; sin despojarse de la sensibilidad humana, destella altruismo en su entrega por ayudar a los demás y hace de la dicha nación, y esa mujer eres tú que luces como un jazmín en un jarro de agua clara.
OCHO DE MARZO. Decir mujer ¿quién no lo sabe?, es proclamar homenaje. Ella es taller de vida, que como la más exquisita flor, lleva a donde quiera que va, cualidades únicas que dan a la vida: belleza y condición humana.
Decir mujer es pensar en la existencia de la más grata e impactante presencia. A todo lo que hace le imprime un sello especial de consagración, delicadeza, energía e infinito amor, que se desdobla en disímiles roles: como trabajadora, ama de casa, esposa y madre. Decir mujer es pensar en ser, que todos quisieran tener para todos los tiempos. Martí, el gran maestro sentenció: “Cuando la mujer culta y virtuosa, urge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible”. Felicitaciones en su día.