Vi en su rostro el carisma de una mujer luchadora, y la expresión agraciada de su hermosura al lucir con dignidad sus brillantes canas, que muestran el paso del tiempo, sin colorines que enmascaren su naturalidad, y su decano rostro no mostraba las huellas de las penalidades e historias escondidas que protagonizó desde muy joven por ver la Patria emancipada.
Así, tan sencilla y modesta descubrí a Ildelina Fernández Alcides, combatiente de la lucha clandestina, mientras conversaba con uno de sus compatriotas en la Región Militar y recordaba a otros compañeros de acción.
Guardaba su rostro bajo una mascarilla de protección para evitar el escurridizo y contagioso COVID-19, pero sus inquietantes ojos brillaban con todo el fervor de quien espera la ocasión de una intervención en la asamblea de balance para señalar sus alcances y derroteros al frente de su Asociación de base de Combatientes de la Revolución que representa.
Apenas con 18 años se integró al Movimiento 26 de Julio en su natal Guane, cuando la osadía retaba a la persecución, a la tortura y hasta la muerte. Solo bastó que el joven estudiante de Medicina Carlos García Morejón volviera a la casa de su padre, quien era dueño de la tienda Bataclán y convocara a los revolucionarios a la unidad y a la lucha.
En el naciente Movimiento estaba ella, Ildelina; Luis Benítez; El Cachorro; Eufemio, entre otros, para realizar actividades propias de conspiración contra el gobierno batistiano, cuyo ejército estaba lleno de sicarios y canallas.
La venta de bonos, repartición de artículos, confección de brazaletes para el Frente Guerrillero que se consolidaba bajo el mando de Dermidio Escalona en el macizo montañoso, así como esconder y proteger a los perseguidos en casa de los Matojos o de la familia de José Quintero, era toda una proeza de coraje y humanismo que esta mujer realizaba a riesgo de su propia vida.
Había que sostener las fuerzas que luchaban recolectando alimentos, medicina, entre otros avituallamientos y ayudar además a las familias de los guerrilleros, lo que requería de fuerza y voluntad de pasión y solidaridad.
Han pasado 62 años de Revolución y no ha cesado su accionar, muchas son las tareas cumplidas que demandaron esfuerzos al poner en cada trabajo voluntario, en cada organización, el corazón que la mantiene activa a sus 81 años. Con las ideas claras, voz firme y voluntad de acero representa además la secretaría de un grupo zonal en Pinar, miembro de la dirección provincial de Combatientes de la Revolución y siente el orgullo de ser fundadora del Partido Comunista de Cuba.
Hay quienes pensarán que otros hicieron acciones similares a las de Ildelina, y es verdad, pues gracias a ella y a muchos como ella, que son ejemplo de revolucionarios, la Revolución triunfante sigue su paso.