En la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer, celebrada en Beijing en el año 1995, se acuñaba el término empoderamiento femenino para referirse al aumento de la participación de las féminas en procesos de toma de decisiones y acceso al poder.
Mucho ha llovido desde entonces y aquellas definiciones van hoy más allá: transitan por la materialización de ese poder, tanto individual como colectivo, de la dignidad y la igualdad de género.
Si de mujeres empoderadas se trata, hay en Pinar del Río un ejemplo concreto, de muchos más que existen en otros sectores. En la empresa agropecuaria Cubaquivir, del municipio de Los Palacios, que agrupa nueve unidades empresariales de base, más del 80 por ciento de su estructura directiva está compuesta por féminas.
ELLAS TIENEN LA PALABRA
Marilín Ovalle González siempre está riendo, así comentan sus compañeros mientras recorremos algunas de las UEB de la Empresa. Durante el tiempo de la visita pudimos ratificar esa afirmación, además de su conocimiento de cada detalle productivo y laboral.
Ella es la directora del Puesto de Análisis y Dirección y secretaria general del núcleo del Partido. Desde el 2010 trabaja allí y quizás su dominio de los asuntos relacionados con el campo tenga que ver con el vínculo a los cultivos varios desde que estudiaba ingeniería en Agronomía.
“Eso nos permitió fortalecer los conocimientos, estar en contacto directo con la realidad y ver en vivo el acontecer de la agricultura. Nos daba mucha experiencia. Luego estuve al frente de una UEB.
“Después cuando se creó el politécnico en el ‘91 nos hicieron un llamado a impartir la docencia en la parte de Agronomía y allí estuve hasta el 2000. Fui metodóloga hasta que me propusieron ser cuadro del Partido, en eso me desempeñé hasta que llegué a Cubaquivir.
“En el Puesto de Análisis y Dirección, donde se captan indicadores productivos, económicos y financieros de las UEB, lo que hacemos es transmitir esa información lo más veraz y exacta posible a los directivos para que puedan tomar decisiones. Sirve para establecer estrategias y cumplir diferentes metas”.
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Si de metas se trata, para Belkys Pérez Díaz eso ha sido una constante desde hace un año, pues es el tiempo que lleva como directora general. Y no solo porque es la primera vez que una mujer lleva las riendas de la Empresa, sino porque la tarea le ha tocado en circunstancias complejas.
Su energía es contagiosa, le cuesta estar quieta, incluso cuando lleva días con una molestia en una pierna, pero solo se sienta unos segundos para darle un descanso. Bastan dos minutos de conversación y ya comparte cierta familiaridad. Es fácil dialogar cuando no hay esquemas ni barreras burocráticas o intenciones de adornar el discurso. Con ella, al pan, pan…
Le pregunto por los retos que ha tenido que enfrentar desde su llegada. Reconoce que han sido muchos y que nada la detiene con tal de buscar alternativas para hacer más.
“Lo primero fue cambiar el sistema de trabajo, hacerlo diferente por completo, y luego enmarcarme en el sistema productivo.
“También la comunicación entre las UEB ha sido fundamental, pues la tarea de una ha sido de todas. Los hombres ya se adaptaron a mi forma de ser, entienden que pueden ser dirigidos por una mujer, si tal vez al principio se sintieron un poco desconfiados. La verdad es que me ayudan bastante.
“Me propuse cumplir la siembra de la pasada campaña de tabaco y lo logramos, después de varios años que el municipio no lo hacía. Otro desafío ha sido trabajar fuertemente en los cultivos varios para satisfacer el abastecimiento municipal y provincial; plantar las áreas que tenemos con sistemas de pívot central, incrementar las exportaciones; alcanzar el desarrollo del polo productivo… son varios, la tarea ha sido ardua, pero pa’lante siempre”.
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A Nelsys Llanes Díaz le cuesta comenzar a hablar, mucho más si la enfocan directamente con el lente de la cámara. Si lo hubiera sabido se habría retocado un poco antes, me dice.
Ella también es ingeniera agrónoma y en diciembre va a cumplir tres años en Cubaquivir. Al principio se desempeñaba como especialista de cuadros, pero ahora es la directora de la UEB Granja Urbana.
Sobre sus hombros lleva la misión de que organopónicos, huertos intensivos y parcelas tecnificadas cumplan su función: “Aunque todavía no llegamos a las 12 libras per cápita por habitante, estamos muy cerca y no cejamos en el empeño. A pesar de la COVID-19, la Granja Urbana no ha detenido el trabajo, porque nuestro objetivo es producir para que la población pueda acceder a los alimentos frescos”.
En sus tímidas y escasas palabras se ufana de los resultados en varios indicadores, lo cual fue vital para el otorgamiento de la sede por el aniversario 68 del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, el pasado 26 de julio.
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Ana Luisa es mi última entrevistada; sin embargo, fue la primera en llegar a la Empresa, hace ya 33 años. Ella ha transitado por todas las etapas de la entidad: cuando era finca, UEB, UBPC, hasta que se fusionaron varias estructuras y se convirtió en la agropecuaria Cubaquivir.
Ahora es la especialista de producción que atiende exportaciones, pero inició en enero de 1984 como técnico simple, se hizo ingeniera agrónoma por curso de trabajadores y en el 2005 máster en Agroecología y Agricultura Sostenible.
Ana Luisa Pérez Contreras fue testigo del cultivo de flores finas cuando se traían semillas de Holanda; aprendió sobre hortalizas y vegetales mientras dirigía una finca, allá por la década del ’90, también una UBPC; laboró como especialista de Calidad y Normación; estuvo al frente de la Agricultura Urbana en el municipio por más de cinco años; especialista de suelos, directora adjunta… De todo su andar, confiesa que lo que más satisfacción le ha dado ha sido trabajar en proyectos de desarrollo local como la creación de casas de cultivos protegidos y la remotorización de la maquinaria agrícola.
“En 33 años lo más difícil ha sido las transformaciones, la incertidumbre de los productores y las limitaciones de recursos, sobre todo para los cultivos varios. También adaptarse a un sistema sostenible con recursos endógenos y a un manejo racional del suelo, del agua, a los avatares del clima, al uso de medios biológicos.
“Esta transformación lleva mucho ordenamiento y proceso en la mente de los productores, hay que capacitarlos, trabajar con ellos. Lo otro es el tema de los recursos humanos. En el país se gradúan muchos ingenieros agrónomos todos los años y es muy difícil que se incorporen al campo. No hay fuerza de trabajo en la agricultura, está muy limitada”.
En Cubaquivir igualmente hay una auditora principal, una jurídica, una contadora… profesionales, técnicos, esposas, madres. Ellas liderean, trabajan, luchan, son también parte del motor que impulsa el desarrollo del país y lo dan todo en ese empeño. Parafraseando a la autora de Mujercitas, van sin miedo ante las tormentas, pues saben bien cómo navegar su barco.