Considerado uno de los mayores frescos a cielo abierto del mundo, el Mural de la Prehistoria constituye un sitio de obligada visita para turistas nacionales y foráneos a su paso por el municipio de Viñales, en el extremo más occidental de Cuba.
A unos cuatro kilómetros del poblado cabecera, y unos 30 de la ciudad de Pinar del Río, el Mural está compuesto por 12 piezas que aluden a la evolución de la vida y el pasado geológico del Valle de Viñales, a partir de materiales fósiles hallados.
Ubicado en el valle Dos Hermanas, la pintura fue dibujada sobre rocas de formación cársica, que datan del periodo Jurásico, en grandes dimensiones (120 metros de alto y 160 de ancho).
La idea- según varias fuentes- surgió en 1959 cuando el líder de la Revolución Fidel Castro visitó la zona junto a un grupo de artistas, incluido el muralista y científico antillano Leovigildo González, discípulo en su juventud del pintor mexicano Diego Rivera y quien tuvo a su cargo materializar el proyecto y guiar a los campesinos que tras cuatro años de labores convirtieron la piedra en arte.
En su estructura contempla amonites, reptiles marinos, mamíferos inmensos y figuras humanas, cual testigo del paso de los años en la Tierra y en esa porción del occidente cubano.
Para mayor atractivo, el primero de febrero de 2019 el sitio fue testigo de la caída de fragmentos de meteorito en el municipio de Viñales.
Rodeado de una belleza natural única, el Mural invita al disfrute a través de paseos a caballo; a degustar una piña colada, tragos de la coctelería cubana o una comida criolla elaborada en el restaurante a los pies de la obra.
Sin dudas, un lugar para inmortalizar en fotografías y compartir sus encantos con los conocidos, sobre todo en estos tiempos de redes sociales.