Mediante el testimonio de algunos de sus protagonistas, Guerrillero se suma al festejo por los 45 años que celebra la institución este 14 de diciembre
Más de 1 000 piezas patrimoniales atesora el Museo Provincial de Pinar del Río. Cada una de ellas tiene su propia historia y, a la vez, representa un capítulo de la historia mayor: la que somos como pueblo.
Conservar, exponer, difundir… palabras de orden para los trabajadores de la institución, que este diciembre celebran los 45 años del momento fundacional.
TONY Y LAERCIO
Antonio Miguel Guerra Martínez y Laercio Frade Gómez son los más experimentados del área de conservación. Ambos han dedicado cerca de tres décadas a esa actividad, una lucha perenne contra el paso del tiempo y sus efectos.
Conservar antes que restaurar es la máxima en el trabajo. “Intentamos intervenir la pieza lo menos posible y mantener su originalidad”, explica Tony.
Confiesa que no se trata de una labor sencilla, pues la cercanía del museo a una calle de alta circulación vial, favorece la presencia de algunos agentes contaminantes como el hollín.
Por otra parte, en el almacén del lugar las condiciones no son las óptimas: “No obstante, intentamos solventar todas esas circunstancias y seguir trabajando”, asegura.
Justamente, para evitar el manejo indiscriminado de las obras, trabajan allí guiados por una metodología que parte del análisis de las áreas y ambientes, al establecer los cronogramas de intervención de las piezas. La iniciativa constituye el resultado de la tesis de maestría de Laercio, graduado en Conservación y Restauración en la Universidad de las Artes cubana.
“Esos ambientes, tanto en sala como en almacén, condicionan el estado de las piezas. Nosotros tratamos de intervenirlas lo menos posible. Pero cuando hay que llegar a restaurar, trabajamos en función de respetar la integridad de la obra y a su autor”, comenta el también artista visual.
Tony y Laercio coinciden en el desafío que representa para el museo conquistar la atención de las más nuevas generaciones, además de diseñar para esos públicos propuestas más dinámicas e interactivas.
De manera especial, Laercio sueña con reunir todos los materiales necesarios para una intervención “muy cuidadosa”, aclara, del emblemático paisaje de Domingo Ramos que conserva la institución, uno de los más atractivos del lugar.
MAYAXIL
Aunque actualmente trabaja como especialista del Centro Provincial de Patrimonio Cultural, Mayaxil Hernández Valdés reverencia con honores sus años de trabajo en el Museo Provincial.
Allí llegó cuando finalizaba la década de 1980, recién graduada de la enseñanza Preuniversitaria, y sin orientación vocacional alguna. Sin embargo, encontró un mundo profesional que, hasta la fecha, sigue siendo apasionante para ella.
Recordando a esa adolescente recién llegada al museo, comenta: “A veces uno ve el museo desde afuera, sin entender su valor. Cuando fui descubriendo su trabajo, aprendiendo de cada una de las piezas, me fui ilusionando”.
El primer rol que asumió fue el de veladora, una responsabilidad que considera fundamental en su crecimiento profesional. “Las veladoras son personas que, además de proteger y cuidar las piezas bajo su custodia, tienen la responsabilidad de brindar información al visitante, dominar el discurso museológico de la institución”, explica.
Mayaxil fue protagonista en el proceso de informatización de la institución y de otros momentos distintivos de su historia en las últimas décadas. Aquella joven se ha convertido en una profesional experimentada, que hoy investiga la colección del renombrado pintor Tiburcio Lorenzo, desde el concepto de territorialidad.
Según expone, “hay una gran colección en manos del Estado, atesorada por el Museo Provincial, pero también hay muchas piezas en manos de particulares y en otras instituciones. Por eso hablamos de una colección territorial”. Reconoce la especialista, que las celebraciones por el aniversario 45 del museo también deben constituir un punto de mira a los nuevos desafíos que entraña la ley de Patrimonio recientemente promulgada en el país, “sobre todo en lo que respecta a la educación patrimonial hay mucho por hacer para proteger nuestra identidad pinareña”.
DORYS
“Mi paso por el museo fue la base teórica de lo que hoy soy”, confiesa emocionada Dorys Castillo Garriga, doctora en Museología y especialista del Centro Provincial de Patrimonio Cultural.
Cuenta que fue allí donde aprendió verdaderamente la importancia del objeto museal y cómo hacer una verdadera interpretación de la historia a partir de las piezas atesoradas.
Actualmente, ella es absoluta defensora de las nuevas tendencias de la museología contemporánea, que no habla solamente a partir de la pieza sino que apela a los afectos, al aprendizaje, a la memoria.
“El elemento inicial en el museo ahora son los seres humanos”, sentencia.
Considera que de esas nuevas concepciones se desprenden entonces los desafíos de la vetusta institución. Y explica:
“Aunque tenga su sede física, el verdadero museo debe ser el territorio de Pinar del Río, las historias de su gente, y ese es el gran reto. También está la necesidad de dinamizar su museografía con el apoyo de la tecnología; renovar el montaje, pues el que hoy exhibe data del año 2015.
Justamente, con esos aires de renovación, Castillo Garriga forma parte del equipo organizador del encuentro provincial de investigadores del patrimonio cultural, que ahora transcurre en la ciudad pinareña como homenaje al Museo Provincial.
Una exposición transitoria que recorre momentos importantes de la historia de la institución, los tradicionales “Andares”, dedicados a pintores pinareños y otras han formado parte de las iniciativas de celebración.
Sirvan los testimonios de nuestros entrevistados para reconocer la trascendencia suma de un espacio donde se protegen nuestras huellas en el tiempo.