Pocas veces el refranero popular se equivoca, y eso de que en la confianza está el peligro se ratifica cada día en Cuba sobre todo con el enfrentamiento a la COVID-19, afección respiratoria causada por el nuevo coronavirus SARS-CoV- 2.
Hoy, cuando vivimos una tranquilidad aparente dada la notable disminución de los casos confirmados en los últimos días, las autoridades gubernamentales y sanitarias instan a reforzar el aislamiento social como medida de contención más efectiva ante la enfermedad, y la actitud de la población resulta pieza clave.
Sin embargo, asistimos a una confianza desmesurada y preocupante, en tanto muchas personas consideran que el virus tiene sus días contados en la Isla, sin reparar en las cifras de contagiados asintomáticos que a diario se reportan en los medios de prensa.
Si bien el sistema de salud cubano ha reafirmado sus fortalezas en el manejo de la pandemia, pese al impacto desgarrador del bloqueo de los Estados Unidos, no podemos dejar toda la responsabilidad a la voluntad estatal. Nadie velará por nuestro bienestar mejor que nosotros mismos.
Hace unos días vi una caricatura que ilustraba la siguiente conversación entre dos viriones (partícula vírica morfológicamente completa e infecciosa): “Ahora que está confiado con la curva, tírale una recta por el centro”, una creación que, por medio del lenguaje beisbolero, advierte el peligro que representa para la salud individual y colectiva, el incumplimiento de las medidas dispuestas.
El comportamiento de la COVID-19 varía entre provincias, pero todas acumulan enfermos y algunos eventos de transmisión local, reflejo de la efectividad y el rigor de las estrategias adoptadas, así como de la disciplina social, tan necesaria en estos tiempos.
Aunque la Mayor de las Antillas se mueve en el más favorable de los escenarios previstos por los modelos matemáticos, y Santiago de Cuba se encuentra entre los cinco territorios con menor tasa de incidencia de la enfermedad, Ricardo Manet Lahera, director provincial de Higiene, recomienda incrementar la percepción del riesgo y extremar la vigilancia ante el menor síntoma respiratorio.
Manet Lahera precisa que el 27 por ciento de los casos positivos al SARS-CoV- 2 en la Ciudad Héroe fueron asintomáticos, condición alarmante debido a la capacidad contagiosa del virus, el cual puede contaminar a otras personas sin manifestación de señales previas.
De acuerdo con el especialista, levantar las prohibiciones implementadas hasta ahora comprometería el panorama que exhibe Santiago de Cuba, porque la amenaza de un rebrote sería inminente, tal cual ocurre en algunas partes del mundo en las que se promueve el regreso a la normalidad, paulatinamente.
En este escenario complejo los santiagueros deben asumir el confinamiento como una oportunidad para dedicar tiempo a la familia, evitar las aglomeraciones, mantener el distanciamiento físico, lavarse las manos, y usar el nasobuco, convertirlo en una prenda imprescindible dentro de la vestimenta diaria.
Lo mejor es no confiarse, porque como reza otro proverbio: a río revuelto, ganancia de pescadores. En este caso las personas seríamos el río y el virus, el “pescador” al acecho.