Nubelia Leyva Ferrer comenzó en el mundo de la narración oral y del teatro en el año ‘95, con la directora Xiomara Calderón, hija de Haydée Arteaga, la señora de los cuentos. “Ese año para mí fue un año de iniciar una carrera dentro del mundo de la escena: todo vino junto, porque teníamos un encuentro en Alamar en la Casa de la Cultura, donde trabajábamos en la comunidad con los cuentos, con el teatro callejero y fue un inicio bastante movidito donde pude disfrutar tanto de la narración como del teatro callejero, después vino el teatro para sala”.
Al inicio trabajó la narración realmente poco, hasta que se unió en el trabajo a Octavio Pino, gran amigo, quien la orientó más dentro de este mundo y luego, muchos años después, cursó un diplomado en el ISA que incluía narración oral, impartido por Mayra Navarro “y entonces ya sí teóricamente pude conocer sobre la narración oral, aunque ya llevaba desde el año ‘95 haciéndola”.
Aunque nace en Santiago de Cuba, actualmente vive en La Habana y ejerce como actriz y narradora del proyecto Te ConTé del grupo de teatro Chichiricú; además, es miembro de la red internacional de Cuenta-Cuentos. Ha incursionado en géneros como la comedia, el melodrama, la tragedia, el musical y el teatro para niños; en títulos como Bodas de Sangre, Hamlet, La trampa de la muerte y Trago Amargo.
¿Para qué público prefieres trabajar?
“Bueno, casi siempre los narradores comenzamos con niños; son un público muy agradecido con el cuento y realmente te ayudan muchísimo a formarte como narrador. Y aunque a la gente le parece que es fácil trabajar con ellos, no es tan así. Uno se arma de muchas cosas.
“El público infantil es un público al que tú tienes que ir muy bien preparado, porque por ejemplo, puedes estar haciéndole un cuento y por la mitad hay un niño que quiere cambiarte la historia completa, porque la que le estás contando no le gusta tanto y te pide que le narres otra y empieza a poner personajes y tienes que estar preparado para comenzar a contar la que realmente él quiere.
“… enfrentarme a un público adulto también es un reto y me gusta, me gusta muchísimo trabajar sobre todo esos cuentos que sorprenden en los finales, que la gente no espera lo que viene, esos cuentos donde me puedo entregar completamente de a corazón abierto y ver cómo las personas reciben el cuento de la misma forma que yo se los estoy entregando, es maravilloso”.
MAESTROS QUE MARCARON SU CARRERA
“El haber conocido a Octavio Pino fue una maravilla, fue una persona con una dinámica a la hora del trabajo del narrador que es la que a mí me interesa, porque es muy experimental en algunos momentos y me mostró el camino a seguir, sobre todo en la versión, a la hora de trabajar un espectáculo.
“Marcó bastante también -en aquel entonces no sabía que iba a ser así- La hora del cuento, un espacio que en algunas bibliotecas todavía existe, pero cuando yo era muy niña en Santiago de Cuba, en las bibliotecas provinciales, era un espacio donde asistía cantidad y ahí era un gusto oír los cuentos en la voz de aquella excelente narradora santiaguera, Toña (Antonia Alonso)… Cuando empecé en el mundo de la narración siempre tuve como referente a esa excelente voz”.
¿Cómo percibes la narración oral en Cuba ahora mismo?
“La narración oral en Cuba está creciendo gracias a Dios. Hay muchos jóvenes interesados en este mundo, principalmente el movimiento aficionado y eso se lo debemos a la labor que ha hecho Elvia Pérez Nápoles unido al de María de los Ángeles Hernández (Tata) dentro del Consejo de las Artes Escénicas, que se han lanzado a que en cada provincia exista una continuidad del trabajo de la cátedra que existe en La Habana y de ahí han salido otras cátedras en las provincias que siguen un quehacer muy serio sobre la narración dentro del mundo aficionado y hay cantidad de niños narradores, adultos…
“En el mundo profesional todavía hay pocos ejemplos realmente. Varios profesionales tienen talleres donde hay crecimiento de narradores y la trabajan dentro de su mundo: algunos son bibliotecarios, otros periodistas, editores y de vez en cuando hacen alguna que otra actividad, pero todavía el crecimiento hacia el mundo profesional debe tener más grupos profesionales en las provincias, porque todavía son bastante pocos.
“Se están viendo tendencias muy interesantes dentro de la narración oral, por ejemplo, está el grupo de Palabras al Viento de Holguín, un grupo que tiene un sello muy personal, muy suyo. Ha marcado una diferencia dentro del cómo trabajar el espectáculo de la narración y tienen una sede que está en la base de la Loma de la Cruz. Está el grupo de Camagüey que también cuenta con un trabajo maravilloso. En La Habana todos los grupos que existen están afanándose muchísimo.
“En Pinar del Río recién comienza el proyecto A la Cuenta de 3 que tuve la satisfacción de verlos trabajar en el espacio del taller que estuve impartiendo aquí y fue muy grato ver las cosas que están haciendo. ¡Van por buen camino!
“Y creo que sí, que a la narración todavía hay que darle un empujoncito, mayormente en el mundo profesional y esperamos que ahora en el crecimiento de la Uneac contemos con la suerte de tener varios narradores, y así por lo menos desde dicha organización tengamos en cada filial un equipo grande de narradores que sabemos que van a impulsar y echar pa’lante todo este movimiento”.
¿Cómo valoras el taller de narración oral escénica, Palabra Viva, que recién culminó en Pinar del Río?
“Para mí fue una grata sorpresa el taller estos tres días por la dinámica con que se hizo y el intercambio tan maravilloso con los estudiantes. Muchos de los que estuvieron en el taller ya trabajaban la narración oral y por eso, más bien fue un intercambio, fue una conversación de tres días. Fue muy rico e interesante, todavía quedan más cosas por hacer.
“Sería bueno que las instituciones de aquí en Pinar del Río se sumaran para apoyar y poder traer a otros profesores de narración oral que hay, no solo en La Habana sino también en provincias, que podrían hacer algunos talleres con respecto a su impronta y a su estilo como es el caso por ejemplo de Ury Rodríguez de Guantánamo, Fermín López de Holguín, entre otros. “Ojalá que las puertas se abran y puedan venir de La Habana Elvia Pérez, Osvaldo Manuel Pérez Peñalver y todo el que le interese venir y yo, por supuesto, puedo seguir viniendo porque me interesaría continuar con otros talleres que fueran más profundos para el trabajo y el desarrollo de la narración”.