La salud mental se descuida desde hace demasiado tiempo y hoy urge más inversión en esos servicios, así como luchar contra el estigma de buscar ayuda, destacó el secretario general de la ONU, António Guterres.
Por medio de su cuenta oficial en Twitter, el titular recordó que mayo es el Mes de la Salud Mental, con el fin de crear mayor conciencia sobre este asunto.
A inicios de este año, un reporte de la ONU subrayó que ese aspecto también debe ser prioridad en la respuesta a la pandemia de Covid-19.
La crisis sanitaria afecta la salud mental de familias y comunidades, después de décadas de negligencia y falta de inversión en servicios de ese tipo, detalló el informe.
Incluso desde el inicio de la pandemia, en el año 2020, Guterres ha llamado la atención sobre los efectos psicológicos de esta situación, en especial entre los trabajadores sanitarios de primera línea que lidian con una sobrecarga de trabajo.
Dolor por la pérdida de los seres queridos, estrés mental por aislamiento, las restricciones de movimiento y los problemas de empleo, dinámicas familiares difíciles, incertidumbres y miedo por el futuro son algunos de los problemas descritos.
Esos aspectos están recogidos en el Resumen de Políticas: Covid-19 y la Necesidad de Acción en Salud Mental.
Igualmente, el reporte advierte sobre la carga psicológica que enfrentan las personas mayores, los adolescentes y los jóvenes, aquellos con afecciones de salud mental preexistentes y los atrapados en conflicto y crisis.
De acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud, las personas con afecciones mentales graves mueren prematuramente, hasta dos décadas antes, debido a afecciones físicas prevenibles.
A pesar de los avances en algunos países, indica esa entidad de Naciones Unidas, las personas con problemas de salud mental a menudo sufren graves violaciones de derechos humanos, discriminación y estigma.