Llega el Día de San Valentín y la ciudad pinareña muestra un ajetreo inusual. El color rojo, los corazones y una infinidad de originales ideas colman cada esquina de la urbe.
Hay opciones para todos los gustos. Detalles que se convierten en la palabra precisa para expresar lo que sentimos, para agasajar a quien nos llena el alma de alegría y de mariposas el estómago.
Pero no por marcada la fecha, deja de ser importante el día a día. Es indispensable no descuidar lo que compartimos, pues como dijera Martí el amor ha de pasar de semilla a arbolillo, a flor, y a fruto.
Hagamos de este 14 de febrero, una celebración de todos los días.