En días recientes el actor y director de Teatro de la Palabra, Osvaldo Manuel Pérez Peñalver visitó Pinar del Río para impartir un taller de narración oral escénica y presentar su unipersonal Vidas Comunes en el teatro Milanés.
Osvaldo Manuel acaba de ser galardonado con el Premio Iberoamericano Chamán de Cultura, Comunicación, Oralidad y Oralidad Escénica 2021, que otorga la Cátedra Iberoamericana Itinerante de Narración Oral Escénica de Madrid, y verlo en acción sobre las tablas es un privilegio.
No en balde, el crítico Roberto Pérez León escribió sobre el espectáculo para Cubaescena: “En Vidas Comunes las palabras salen de textos literarios, fundamentalmente cuentos, y la música brota de esos mismos textos. El espectáculo es de un cauteloso contenido teatral… Osvaldo Manuel Pérez Peñalver más allá de su poderosa oralidad -no digo de enunciación verbal- como performer no representa, va creando la obra, va fundando intensidades, no solo cuenta, problematiza el cuento para que no sea una descarga vacía y distante”.
Así es. El unipersonal es un viaje a la memoria política de los años ‘80 cubanos, y sobre cardumen social de los desprotegidos por la propia vida: hombres y mujeres de mala suerte que cargan perpetuamente la soledad. Apoyado en el audiovisual y una banda sonora magnífica, el artista narra historias de vidas que nos atañen a todos, con el calor de la palabra y el acto de la complicidad; cuando se va al público, lo interpela, lo hace partícipe de la historia.
Y es que Osvaldo, al frente de su agrupación, también maneja como premisa la narración oral como un hecho escénico auténtico y resuelto ante cualquier público… “Sin ñoñerías ni diminutivos insultantes, sin aspavientos patrioteros ni alardes ideológicos, sin símbolos gastados, abogando por la diferencia que somos como pueblo y por la honra de honrar el pasado y sus baches”, alega Pérez León.
Esa praxis le ha merecido el premio nacional de Cuentería, 2008; el premio nacional Juglar 2004 y 2006 de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba; el premio Cuento Contigo y el de trayectoria Artística en el Festival Internacional ContArte, y la membresía en la Red Internacional de Cuentacuentos.
Sobre su visita a Pinar del Río, expresó:
“Es como si fuera mi primera vez en la provincia, porque ahora tengo la oportunidad de conocer la ciudad, su gente. Tienen muchas sedes de teatro. Y quienes asistieron al taller fueron precisamente actores y directores. Nosotros (los actores) casi siempre tenemos nuestro método y que estos profesionales se interesen por la narración oral escénica y que, además, estén convencidos de que van a ser espectáculos, cada día con más fuerza, ha sido muy importante para mí.
“Soy actor de profesión, pero desde hace mucho tiempo me estoy dedicando a la oralidad, entonces me es muy fácil contarles de este desprendimiento de la actuación para contar historias, que es totalmente diferente porque rompes una pared: estás en contacto directo con el público, hay interrelación con él, tienes que mirarlo, emocionarlo, llorar con él”.
Y hubo lágrimas, muchas lágrimas ante Vidas Comunes, porque Osvaldo Manuel cuenta desde el sentimiento franco y transparente. Tiene como máxima que el narrador cuenta junto a las personas, no para ellas y la narración oral no es un arte solo para ver, sino para sentir. “Me voy enamorado de Pinar del Río”, asegura a esta periodista, quien también pregunta por el panorama contemporáneo de la manifestación.
Grosso modo refiere que existen muchos eventos especializados, maestros internacionales que han visitado la isla y que, en igual medida, nuestras propuestas han sido llevadas a tabloncillos foráneos. No obstante, es un arte que en Cuba sí adolece de público: “Cuando mencionan ‘narración oral’ en un espacio escénico, la gente le huye. Aunque cuando el público entra lo dominas, porque la palabra es poderosa, pero para que entre, cuesta mucho, a diferencia de otras partes del mundo como Colombia, México. En Cuba aún tenemos que lograrlo”.