Protección simboliza la primera letra de tu nombre, y le siguen amor, paternidad y angelical (por lo de ángeles, ¿sabes?).
Quizás por eso te has resistido a creer cuando algunos dicen que puedes ser cualquiera, porque cualquiera no es capaz de perder tantas horas de sueño para vigilar una fiebre, ni sufrir horas antes de un examen, ni dar un consejo en el momento oportuno.
Porque cualquiera no le teme a la vergüenza frente a la burla y se convierte en el lomo de un corcel, o un burrito, o un conejo, o se tira al piso fingiendo una muerte provocada por una pistola imaginaria.
Porque no es cualquiera el que improvisa una casa encima de un árbol, solo porque a “su princesa” se le ocurrió tener un palacio más cerca del cielo, o hacer una jaula para cazar un sinsonte que hiciera feliz a un príncipe enano.
Porque cualquiera no siente que se le hincha el pecho de alegría ante el primer llanto proveniente de una sala donde se llega a la vida, o se le oprime cuando tiene que enjugar una lágrima por un dolor, un desamor o un tropiezo.
A cualquiera tampoco le da igual ser padre de sangre o por otro lazo político, lo importante es que está claro del rol que le tocó en la sociedad de cuidar y amar a sus hijos, sin pedir nada a cambio.
Y para demostrar todo eso, cada día te esfuerzas por ser el mejor entre los mejores, y das amor, amor y amor. Y desmientes a esos que dicen que puedes ser cualquiera, y los enseñas a que ser PAPÁ es mucho más que eso.
Le muestras que es dedicación y responsabilidad, añoranza de tarde cuando no tienes un beso, sonrisa cargada de esperanza para brindar seguridad. Es devoción por lo que ayudaste a convertir en un ser humano de bien… es sol, es luna… es estrella.
Así que, en este Día de los Padres (y en compensación por todo ello), te agradecemos por tu templanza y tu amor incondicional, pero también por enseñarnos a atarnos los cordones de los zapatos, por curarnos las heridas en las rodillas, por acompañarnos a ver muchas pelis juntos sentados en un sofá.
Te retribuimos, además, por ser un superhéroe sin capa y un rey sin corona, por tu fuerza interior y tu sabiduría infinita, por enseñarnos el valor de la vida.
Y qué mejor en el día de hoy para regalarte lo que somos: el bastón para que te apoyes cuando tus piernas flaqueen, el hombro para que enjugues tus lágrimas cuando sean inevitables, los ojos por si te fallaran los tuyos, la palabra precisa para cuando tu lenguaje sea tropeloso; y si eso no bastara, sin pensarlo… te damos todo.
¡¡¡FELICIDADES PAPÁ!!!