Los padres no son perfectos y no debemos esperar que lo sean, nadie lo es. Es cierto que los niños los adoran y ellos son el reflejo de la persona que aspiran llegar a ser; pese a eso, esa visión cambia cuando se llega a la adolescencia y comienzan a entrever sus errores.
Y sí, es cierto, no son perfectos; pero de hecho saben mucho más que los hijos, tanto por su edad como por sus experiencias. Por eso, por todas sus vivencias es que tratan de que los hijos no cometan los errores que ellos cometieron; pues los progenitores desean que los hijos tengan la vida que ellos no tuvieron.
Es posible que la vida no nos trate como hubiéramos querido; sin embargo, para hacer el camino más fácil, pone en este a los padres. Ellos se esmeran por ser mejores que sus antecesores, no porque se avergüencen; solo aprendieron de los errores que tus abuelos cometieron con ellos. Así mismo harás tú. Darás a tu prole lo mejor de ti y en eso tienen mucho que ver tus antepasados, porque son años de conocimiento que se pasan de generación en generación, siempre con mucho amor.