El pinareño Yoel Torres, después de caminar unas cuantas cuadras de la calle principal de su urbe, finalmente respiró aliviado. Justo en medio de la mesa, el código QR, además de darle la bienvenida, le permitió pagar y recibir una bonificación.
«Con anterioridad solo una vez había podido utilizar mi tarjeta en esa función. Y eso fue poniendo mala cara porque si haces transferencia lo más seguro es que no dejes propina», cuenta sobre su experiencia más reciente con el comercio electrónico.
A unos cuántos kilómetros de distancia de ese suceso, en la ciudad del Yayabo, Mirta Estévez vivió otra experiencia. Desde que puso un pie dentro del mercado La Casiguaya, de la empresa municipal de Comercio de Sancti Spíritus, chocó de frente con el QR y la explicación detallada de su uso por parte del joven detrás del mostrador.
«Pero había problemas en la red, por mucho que lo intentamos. El dependiente, de forma muy agradable, me pedía que no me desesperara, mientras seguía vendiendo a quienes llegaban con efectivo. Al final debí salir y caminar hasta el cajero del Banco de los Olivos. Regresé con dinero en mano y pagué».
Ambos hechos son algunos de los tropiezos que halla el comercio electrónico, una política nacional que se estimula desde hace varios años. Pero, que en 2023 encontró fuertes sostenes, al poner en vigor las resoluciones 111/2023 del Banco Central de Cuba, sobre el proceso de bancarización, y la 93/2023 del Ministerio de Comercio Interior (Mincin), que establecen la obligatoriedad de las entidades dedicadas al comercio de asegurar a los consumidores el acceso y uso de los canales electrónicos de pago.
Están sujetos a ellas las empresas estatales, organizaciones superiores de la dirección empresarial, unidades presupuestadas, cooperativas no agropecuarias, productores agropecuarios, agricultores individuales, pescadores comerciales, micro, pequeñas y medianas empresas, proyectos de desarrollo local, los trabajadores por cuenta propia, artistas y creadores.
«No se trata de eliminar el efectivo, sino de que se le dé la posibilidad a las personas que ya tienen tarjeta y medios para usar las diferentes plataformas virtuales. Los clientes podrán decidir», explicó Arelys Alfonso Valero, jefa del departamento de Banca Electrónica en la Dirección del Banco de Crédito y Comercio (Bandec), en Sancti Spíritus.
Y aunque ya están las normativas y mucho se ha hablado sobre el tema, sus beneficios y que los pagos virtuales son el día a día del resto del orbe, hay una verdad de Perogrullo: hay potencialidades para aumentar a nivel de país las ventas que se realizan. Lo reconoció la Comisión de Atención a los Servicios de la Asamblea Nacional del Poder Popular, presentada en el Segundo Período Ordinario de Sesiones y, este equipo de prensa lo confirmó, tras auscultar las realidades de Pinar del Río, Sancti Spíritus y Holguín.
Pagos fuera de zona
En el Grupo Empresarial de Comercio en Sancti Spíritus se sabe cuánto ha costado que se interiorice en cada uno de los colectivos de sus unidades la importancia del comercio electrónico.
«De enero a julio tuvimos pobres resultados. Al cierre de noviembre de 2023 contabilizamos 42 millones de pesos por el uso de Transfermóvil y EnZona. Sobre todo, los meses de septiembre y octubre fueron los de más operaciones, ya que redoblamos los encuentros para que ganen en cultura del comercio electrónico entre nuestros trabajadores y les dimos seguimiento a las inquietudes de la población en las ferias tecnológicas», dice Ariel Fernández Martín, director del referido Grupo.
Mas, reconoce que en las agendas de la provincia aún queda mucho por hacer. De conjunto con Bandec y la Universidad de Sancti Spíritus José Martí desarrollan talleres de capacitación.
«Nos hemos reunido con todos nuestros clientes del sector no estatal, al igual que la Dirección del Banco Popular de Ahorro (BPA)», alegó Alfonso Valero.
De los buenos resultados de esos intercambios con los especialistas en el tema conoce la holguinera Annie Aguilera, capitana de salón del restaurante Venecia, perteneciente a la Empresa Provincial de Alojamiento y Gastronomía, en ese oriental territorio.
«En la carta aparece la representación de EnZona y Transfermóvil, a fin de que el cliente que desee pueda respaldar su consumo, dándoles un catálogo para que escaneen. En la entrada del establecimiento colocamos información al respecto y cuando los visitantes acceden se les comunica que en el menú hay indicaciones para el pago electrónico. Esas informaciones las podemos ofrecer por las constantes superaciones que hemos recibido. Generalmente ocurren muchos más pagos por pasarela, aunque todavía la variante mediante efectivo es mayoritaria».
Semejante sucede, de acuerdo con lo encontrado durante el recorrido de este equipo, en algunos centros estatales, de la zona más céntrica de Pinar del Río.
«El código está, pero casi nadie lo solicita o quiere pagar por ahí. La cultura del cubano lo lleva a querer tener dinero en el bolsillo», confesó un bodeguero encuestado.
Algunos pros y contras se han encontrado en una sociedad mercantil en la Ciudad de los parques, tras establecer, a partir de la apertura de su primera instalación, el 21 de octubre pasado, el pago electrónico, según su administradora, Daimara Reyes.
«Aquí lo vimos como una opción más para que los clientes se sintieran a gusto con nuestros servicios. Esa posibilidad la concebimos hoy, excepto en el punto de venta. No es que esté excluido ahí totalmente, pues si hay alguien que efectúa una compra grande y tiene la opción, se la viabilizamos. Porque ese espacio se proyectó como prestación rápida, de alimentos para llevar.
«Eso sí, las personas esperan bastante en ocasiones, ya que no siempre sale la conexión. Hay veces que se han dado problemas en el paso de una cuenta a la otra, si es de transferencia, y realmente se ralentiza todo. Para los eventos, tanto empresariales como sociales, aceptamos pagos electrónicos, de la totalidad de los servicios o en parte, pues esas son cosas que se negocian, y en la cafetería se pide y consume dentro».
Una mejor implementación en el negocio que representa se ha imposibilitado, dado que «en la actualidad la opción ideal no es la que aplican, porque al final somos persona jurídica. A raíz de haber solicitado el servicio de pago electrónico de forma institucional, no nos ha llegado la aprobación para emplearlo. Buscamos la variante como personas naturales, para no cerrarle el camino al comercio electrónico. Hicimos todo el proceso, en el que entran el Grupo de electrónica para el turismo (GET), Etecsa, una de las principales empresas soportes, y la banca, la cual emite su aprobación al respecto.
«Mas, el proceso debe ser más dinámico. He estado en comunicación con el Banco, e incluso hubo una actualización de la contratación y hasta encuestas realizadas para comprobar. Hay empresarios privados que se niegan a estas vías y otros que las quieren. Entonces, no se puede generalizar y decir que como actores económicos las desechamos», argumenta.
En la visita realizada por varios puntos comerciales, tanto estatales como particulares, se encontraron otros obstáculos: no se visibilizan los códigos QR, alegan sus responsables que no saben cómo usarlos, que el POS no sirve, o no tienen ninguna de las plataformas electrónicas creadas.
«Los administradores son los máximos responsables de adiestrar a sus colectivos y educar a la población, insiste Fernández Martín. También han hecho rechazo porque resulta engorrosa la toma de datos al consumidor que realiza el pago por canales electrónicos y el cobro del impuesto de 1,5 por ciento por cada transacción cada 1000 pesos. Todas las inquietudes, tanto de nuestros trabajadores como de la población, las analizamos con nuestro Ministerio y, por nuestra parte, chequeamos en cada unidad».
Al otro lado del mostrador son recurrentes criterios relacionados con la no siempre existencia de la tecnología para pagar de forma virtual, el desconocimiento cómo se usan los canales electrónicos y de la opción.
Por una mayor seguridad
A Lucía Fernández le resultó sospechoso que, al pagar por dos paquetes de refresco Zuco e igual número de chupa chupa, el joven detrás de un merendero en el consejo popular Jesús María, en Sancti Spíritus, le diera el número de una tarjeta BPA y no la posibilidad de escanear un código QR.
«La cliente de esa forma pudo hacer una operación a una tarjeta personal y no a la del negocio, y así también se evade el fisco», explicaron los especialistas.
Para frenar esa indisciplina, a partir del mes de febrero, todo el que venda algo, sea persona natural o jurídica, se encuentra en la obligación de tener a disposición de sus clientes el pago mediante código QR, un POS o alguna vía electrónica. Además, por su puesto, de la opción del pago en efectivo.
«El pago será a la cuenta bancaria fiscal que se declaró en el banco o la ONAT, por donde transitan todos los dineros de operaciones de bienes y servicios que presta o vende, aclara Edilmis González Carrazana, director provincial del BPA en Holguín. Si un cliente transfiere a una cuenta de una persona natural no recibe los beneficios de bonificación.
«Ya se habló en Holguín que compañeros de organismos como la Dirección Integral de Supervisión (DIS) y la ONAT reciban una capacitación, para que inspectores y especialistas lleven a cabo el proceso de supervisión y control, luego de adiestrarse en bancarización, empleo de códigos QR, y operatividad de Transfermóvil y EnZona».
Hacerlo bien
Cuando apenas el 2024 da sus primeros pasos, ya en Pinar del Río tuvo lugar la primera reunión del grupo de trabajo provincial para atender el proceso de bancarización, espacio en el que se evidenció que los por cientos de ventas por códigos muchas veces son ínfimos cuando se comparan con las ventas totales, y así sucede en no pocas unidades pertenecientes a empresas como Acopio y Comercio, algunas con ninguna operación por esta vía.
Clara Ileana Ballart Ochoa, jefa del Centro de Despliegue Territorial Xetid, en el territorio más occidental de Cuba, advirtió que el Registro Central Comercial está constantemente actualizándose, pero en el cierre del mes de diciembre apenas el 15,81 por ciento de los comercios virtuales, con relación a los comercios físicos, tenían códigos QR en EnZona.
Ello indica que para ese momento 1564 negocios en Pinar del Río tenían comercio electrónico por esa plataforma; de ellos, 1503 por código QR, 23 poseían tiendas virtuales y 38 estaban en la plataforma Sabor Cubano.
Unos 2649 comercios tienen códigos QR en Transfermóvil y 11 cuentan con tiendas virtuales, según señaló Ballart Ochoa, quien se mantiene al frente del subgrupo tecnológico del grupo temporal de trabajo.
«Ese indicador nos da la medida de que las cosas no andan bien, señaló. Entre los municipios más atrasados se encuentran Los Palacios, Consolación del Sur, San Luis y Minas de Matahambre».
La especialista sugiere que en cada uno de los territorios las entidades estatales o no se acerquen a los Joven Club de Computación, pues a pesar de todas las ferias tecnológicas que han realizado de conjunto con la Unión de Informáticos, los bancos, Etecsa, entre otros, aún no se explotan todas las bondades de la bancarización.
«El comercio electrónico no solo favorece al cliente. El primer beneficiado es el propietario del negocio, pues se transparentan sus operaciones y puede consultar su estado de cuentas cada vez que lo desee, en tanto, a través de las transferencias, puede ser, incluso, timado», argumentó.
Por su parte, Calex Edilio González Chill, coordinador de objetivos y programas del Gobierno en Pinar del Río, dijo que hay que trabajar con intencionalidad y hacerlo también con la domiciliación de las nóminas, pues no tiene sentido que se acredite el salario en una tarjeta y después los trabajadores hagan cola en el banco para extraerlo.
«Tenemos que facilitar esos mecanismos de pago y también promoverlos, agregó Eumelín González Sánchez, gobernador de Vueltabajo. Solo así podremos consolidar lo que el país nos está pidiendo».
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Casos y no aislados
Hace muy pocas horas la publicación en Facebook de la foto de la tablilla con los productos en venta y sus precios del complejo Zapata y 12, en La Habana, se hizo viral. ¿La causa? En letras mayúsculas dejaba claro que no se aceptan allí pagos por transferencias. Más de un usuario comentó su experiencia y llamó a meter en cintura a quienes violan lo establecido.
Se lo ha preguntado también el holguinero Silvano Gómez, a quien le envían ayuda económica desde el exterior. Así que admite que cada semana realiza recorridos para compras en mipymes. Pero se queja de «algunas de estas y de puntos de ventas que efectúan compras mayoristas en la propia provincia que no aceptan dinero de las tarjetas de BPA, solo de Bandec y Metropolitano, ocasionándonos molestias como usuarios».
De acuerdo con la pesquisa de este diario, dicha violación no es un hecho aislado. A lo que González Carrazana, director provincial del BPA en Holguín, destacó: «Los actores económicos están obligados a aceptar tarjetas de BPA, Bandec o Metropolitano. A lo mejor hay operaciones que pueden demorar un poco más, pero, desde el punto en que usted pasó su tarjeta e hizo la transferencia, ya el dinero está en su cuenta; puede que no esté disponible en el momento, pero sí automáticamente se transfirió, toda vez que es un pago digital».
Otro tropiezo del holguinero Silvano Gómez, quien ha sido testigo de cómo algunos nuevos actores económicos se niegan a cobrar en nominaciones bajas, se relaciona con la negativa los fines de semana de solo facilitar el pago electrónico en algunos departamentos de sus negocios. «Y, por ejemplo, en determinadas compras te cobran el producto terminado, adicionándote el descuento por el impuesto que les aplican y la bonificación de las pasarelas, lo que encarece todo».
Además, refiere: «Hay productos que pueden pagarse electrónicamente y otros no. Muchas veces, en algunos establecimientos sus trabajadores no están claros de si se puede o no pagar por esas vías, las transferencias a personas naturales se condicionan a montos de dinero (reservadas a compras mayores de 2500 pesos) y los billetes de bajas denominaciones no los reciben.
«Igualmente, existen unidades comerciales estatales que impiden el cobro por caja extra, argumentando que no disponen de efectivo y justificando la imposibilidad del servicio con falta de conexión o demoras en el flujo de mensajes».
En la mayoría de las mipymes no aceptan tarjetas BPA para transacciones y cobran un recargo por acudir al Transfermóvil, señala la joven holguinera Yarelis González, quien advierte que le ha sucedido que, en ocasiones, trabajadores de sitios de considerable movimiento comercial le dicen a las 11:00 a.m. que no han vendido nada y obstaculizan el uso de caja extra.
Como esos contratiempos, cada quien ha chocado con el suyo e, incluso, sobran las buenas experiencias en un proceso que da pasos —no a la velocidad que se quiere— en Cuba. Para rozar con los resultados anhelados, urge, por solo mencionar algunos factores, educar a toda la sociedad de su importancia, fortalecer la infraestructura tecnológica del país y despejar el camino de mecanismos engorrosos.
Solo así, quizá el pinareño Yoel Torres borre de sus preocupaciones una pregunta que lanzó como dardo a este equipo reporteril: «¿Para qué quiero mi tarjeta, si cada vez que voy a un lugar me dicen: si tienes efectivo, mejor».
Hoy 12 de enero, 3er aniv. de Bulevar #MiTransfer, servicio para facilitar la vida de los cubanos y que permite a los negocios y personas gestionar los cobros y pagos, así como el control de sus finanzas utilizando #Transfermóvil. Excelente opción de pago electrónico. FELICIDADES pic.twitter.com/f1YmGECoot
— Mayra Arevich Marín 🇨🇺 (@MayraArevich) January 12, 2024