Los precios de los distintos productos que necesitamos diariamente es sin duda uno de los temas que genera mayor preocupación en la sociedad. Con este trabajo, Guerrillero da inicio a un acercamiento a diversas aristas del problema en Pinar del Río
Lo ves, lo quieres, lo necesitas… a la alegría por el hallazgo te sobreviene la duda y el miedo; te acercas y haces la pregunta, no sin cierta opresión en el pecho, porque al obtener respuesta puede abrirse un abismo, entre tú y eso que deseas, pero aun así te animas y pronuncias las palabras: ¿cuánto cuesta?
La cifra, eso que llamamos precio, puede devolverte la tranquilidad si es accesible para tu bolsillo o frustrarte en caso contrario, lo que no tiene mayor implicación de tratarse de un bien prescindible; pero cuando la mercancía es indispensable, afloran sentimientos y sensaciones nada agradables para quien los experimenta.
Entre las cosas que precisamos de manera inexcusable para vivir están los alimentos que no escapan a esa gama de impenetrabilidad que tienen ciertas tarifas y “no solo de pan vive el hombre”, pero tampoco sin él.
“Todos están iguales”, dijo el dependiente con tono airado mientras caminaba hacia las cajas donde estaban los mazos de cebolla y cambiaba el que llevaba en la mano por otro, antes de entregárselo a Lázaro, un anciano de 76 años, jubilado, que esperaba en el mostrador por su mercancía, quien no del todo satisfecho lo tomó y puso dentro de la mochila en que iba su compra.
Al interpelarlo sobre la razón de su exigencia expresó que estaba motivada por la calidad, seis cebollas 60 pesos y la libra de tomate a 20, ambos precios los consideró elevados, aunque reconoció el incremento de ofertas.
Esto ocurrió en el local arrendado por la Empresa de Acopio y Beneficio de Tabaco (ABT) San Luis, donde tienen un mercado de nuevo tipo, sito en la zona conocida como El Capó de la ciudad de Pinar del Río.
Productos frescos y procesados se encontraban a la venta. Rafael Calderín, residente en las cercanías, catalogó las ofertas de regular para bueno; no obstante, su mayor inquietud es que en unidades cercanas, que también comercializan productos agropecuarios, las mercancías tienen precios diferentes y características similares.
En la placita La toronja, la cebolla, a ojos vistas con iguales cualidades que la del establecimiento precedente, se vendía a 10 pesos más. Según dijo Julio Candelaria Socarrás, representante, dependiente y administrador, la unidad está arrendada por la cooperativa del Entronque de San Luis y son ellos quienes fijan las tarifas.
La gama de ofertas era muy pobre. Francisco Cañete, jubilado de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), señaló que su pensión le permite cierta holgura, pero no al resto de quienes viven solo de este ingreso, porque los precios no son asequibles; consideró que los clientes deben exigir más por sus derechos y explicó que para adquirir allí lo que compró, seleccionó cuidadosamente, porque la calidad no es buena; aunque se vayan deteriorando los productos, no varían el precio y los inspectores pasan y parecen no advertirlo.
Elena Chicot, cliente del mercado La col china, lamentó la humedad de las cebollas moradas que expendían por mazos y con parte del tallo; que no cambian los montos de las mercancías aunque lleven varios días allí y no tengan las cualidades con que llegaron. Para ella, trabajadora de seguridad y protección, también son insuficientes sus ingresos, pero reconoció el incremento de las ofertas como elemento positivo.
Carlos Alberto Lazo, representa a la cooperativa Carlos Hidalgo en un punto de venta en el mercado agropecuario estatal (MAE) de La Línea con un solo producto: tomate a 10 pesos la libra, pero muy maduros y pequeños. Dijo que estaban “buscando variedades para vender a la población”.
El escaso surtido y baja calidad predomina en los establecimientos que están bajo la administración de la Empresa de Acopio, la comercialización agropecuaria necesita mucho más que unidades remozadas, pues no resultan suficientes para atraer clientes.
Cubaquivir es una de las entidades que tiene un mercado de nuevo tipo en la capital de Pinar del Río con variada oferta y el único donde al menos, el tomate tenía dos calidades; no obstante, vendían el rábano por libras, pero con hojas, nada frescas e inutilizables.
Después de comprar dos unidades y retirarlas pesaron 300 gramos, lo que representa el 32.6 por ciento de la mercancía adquirida y pagada, sin duda, eso clasifica como estafa.
La Empresa ABT Viñales también incursiona en esta modalidad de venta minorista, allí ni siquiera la imagen es de nuevo tipo, con los alrededores enyerbados y pocas opciones.
Desde inicios de 2020 se adoptaron varias medidas para el sector agropecuario con el propósito de estimular la producción de alimentos y flexibilizar su comercialización; el Decreto Ley 35/2021, publicado en la edición de la Gaceta Oficial de Cuba el pasado cuatro de mayo, regula lo concerniente a la actividad.
Omar Lemus Machín, coordinador de programas agroalimentarios en el Gobierno Provincial del Poder Popular, consideró que hay debilidades en los comités de contratación de los municipios, subordinados a los intendentes y aunque deben sesionar mensualmente, tiene facultades para convocar cuantas veces se precise.
A los mismos deben comparecer una representación de los productores y las distintas formas de comercialización para conveniar precios que cubran los costos, pero si no hay resultados no están funcionando bien porque no se cumplen los acuerdos, de supuesta obligatoriedad en el área bajo la jurisdicción de esos comités, incluidos los trabajadores no estatales que ejercen la actividad.
Falta divulgación de lo que aprueben, podría exigirse que cada centro comercializador tenga visible el listado actualizado y vale aclarar que se debe acatar el de la ubicación donde se realiza la venta y no la del lugar de producción.
En la ciudad capital eso se viola flagrantemente, algo que constató este equipo de prensa.
Machín Lemus señala que falta supervisión, hay un débil accionar de los inspectores y otros encargados de controlar por insuficiente chequeo a la base.
Con respecto a la venta por calidades, puntualizó que el beneficio de los productos y adecuación de los precios es uno de los 17 requisitos que deben cumplir los llamados mercados de nuevo tipo y si no lo hacen pues entonces no clasifican como tales.
Esta práctica podría convertirse en una fuente de empleo y propiciar la aparición de minindustrias donde se procesen antes de que pierdan las propiedades de consumo.
Señaló que también hay deficiencias en los sistemas de pago implementados para los trabajadores, que deben cobrar según el nivel de gestión que realicen.
Las ilegalidades tributan a la distorsión de los precios, por eso hizo hincapié en el enfrentamiento, la concreción de un sistema de trabajo coherente que se fortalecerá a partir de la implementación de la nueva estructura aprobada para los órganos del Poder Popular, pero que puede funcionar mejor con las condiciones existentes.
El insuficiente dominio de la legislación vigente es otra debilidad que reconoce, tanto en las estructuras de la Agricultura como en el resto de las entidades que involucra la comercialización.
Con respecto a los mercados de Acopio, apuntó que no hay intención de que desaparezca esta empresa, pero donde no garanticen se entregarán los mercados a otros actores que lo hagan, algo que ya ocurrió en Sandino y fue una de las medidas derivadas de la reciente visita integral a Los Palacios.
La voluntad estatal, expresada en la legislación vigente, y la realidad van por caminos diferentes: se repite que el incremento de la producción bajará los precios, hoy la oferta no es el problema, pues hay siembras y cosechas, llegan a los mercados, pero la población no lo siente sobre el bolsillo y por ende, en la mesa no se ve tampoco ese impacto positivo.
El programa de seguridad alimentaria y nutricional (SAN) incluye accesibilidad y aprovechamiento biológico, elementos que no serán posibles mientras un anciano deje sobre la tarima una col porque cuesta 40 pesos o una madre deba escoger entre cebollas para condimentar las comidas o plátanos frutas para sus hijos.
Los ingresos, salarios y pensiones están lejos de cubrir necesidades y el dinero que entra a un hogar no solo tiene como destino la alimentación, aunque sea la prioridad.
Durante el recorrido efectuado por los mercados encontramos a personas que se negaron a dar sus criterios o nombres “porque no se va a resolver nada, todo sigue igual o peor”. Esa falta de confianza es mucho más dañina que la propia inflación que nos seca los bolsillos, porque es el reconocimiento tácito de la impunidad, esa que puede pasarnos una factura, que como sociedad nos deje en la quiebra.
Sobre los funcionarios y servidores que recae la responsabilidad de poner coto a los desmanes -violación de precios, parámetros de calidad, sistema de medidas y mucho más- debe estar también la exigencia y si no cumplen, aplicar las medidas que correspondan, incluida la sustitución de los hombres y mujeres que no entiendan que la alimentación del pueblo es un tema de seguridad nacional.
La comercialización de carne de cerdo, la desestimación de las necesidades del cliente y qué se hace desde a Agricultura para el control y fiscalización de los mercados agropecuarios.
Mohín, mueca, interjección o palabras impublicables suelen ser la respuesta de cualquier pinareño al que usted le pregunte su criterio sobre el precio al que hoy se comercializa la carne de cerdo en la ciudad y “no puedo comprarla”, la contestación más común tras inquirir la frecuencia con que accede a ella, aunque en la mayoría de los casos reconocen que es la de su preferencia.
Encontramos “carne fresca” con uno o dos días de preservación en nevera “porque está dura”, a juicio de los propios expendedores, pero no modifican la tarifa.
Estaba sentado en una banqueta, sobre la mesa un costillar, en un gancho pendía una pierna de cerdo, en el mostrador no había clientes ni cola en los alrededores, las moscas, que recorrían la carne, era la única actividad dentro del puesto de venta del mercado agropecuario estatal (MAE) La Línea.
La tablilla anunciaba los precios: costilla a 180 pesos la libra y “puerco en banda 190”, eran esos números la causa de tal tranquilidad, y es que, a ese precio, pocos pueden adquirir el producto. Al preguntarle si podía comprar carne limpia (sin huesos ni manteca), dijo que no, según sus argumentos, porque al estar a 120 CUP la libra en pie, eso implicaría subirla a 280 “y así nadie la quiere”, aseguró.
No es asunto de querer o desear, es poder, accesibilidad y también dignidad, esa que el cliente quiere preservar frente a los elevados precios, al sentir que, aunque pagó excesivamente por una mercancía, fue tenido en cuenta, ¿qué impide el expendio en bandas, y también seccionada en huesos, masas y manteca? ¿Para eso igualmente se requiere una ley “de arriba”?
Varias decenas de personas se agrupaban cerca de los locales que tienen la Empresa Pesquera Industrial La Coloma (Epicol) y Comercio en ese mismo MAE, en ambos casos aguardaban porque concluyera la descarga y empezara la venta de croquetas; en el primero, un combatiente de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) organizaba la cola.
Una vez que comenzaron a ofertarlas, ninguno regulaba la cantidad, los primeros compradores salieron con grandes cantidades, difícil de creer que para el consumo de una familia, porque el producto es perecedero en poco tiempo.
Leonel Gallardo, dependiente de Comercio, afirmó que no tiene indicaciones al respecto: “Desde hace un tiempo para acá no sé, yo trabajaba en un mercado Ideal y ahí lo teníamos, aquí no, pero uno más o menos lo hace, según lo que reciba y la demanda”.
No es algo para dejar al libre albedrío y buena voluntad, porque los productos que por su precio tienen aceptación mayoritaria, es necesario regularlos, no en cantidades mínimas y absurdas que no aporten solución, pero sí que pongan fuera de juego a quienes viven a expensas de la acumulación de los bienes que produce el Estado.
La accesibilidad también transita por poner coto al acaparamiento y a revendedores, porque se malogra el esfuerzo de multiplicar el uso de materias primas a nivel industrial y de mantener alternativas en la red comercial que aseguren la alimentación, aunque no sea la deseada.
Sobre el rol que deberían desempeñar inspectores y supervisores hay quejas de todo tipo y lamentablemente quienes logramos que opinaran del tema, lo hicieron preservando su identidad en el anonimato; vendedores que refieren sentirse acosados, hasta que “transan” y “entran en caja”, consumidores que dicen ser testigos de verlos llegar, pasar por delante de la cola y salir “cargados” y mucho más. La ineficiencia de este cuerpo, también forma parte de la preocupación de funcionarios, así lo reconoció Omar Machín, coordinador para los programas agroalimentarios en el Gobierno.
Y al dialogar con Roberto Trujillo, jefe del departamento de Comercialización de la Delegación Provincial de la Agricultura de Pinar del Río, sobre las medidas a tomar ante la ausencia de ventas por calidades, señaló que esa es una contravención que se comete ante los ojos de todos y nadie ve nada, es algo sancionable, como lo es del mismo modo la práctica de venta en comunidades por personas no autorizadas para ejercer la actividad. Informó que con el equipo de inspección estatal de la Agricultura comenzarán un chequeo semanal por los mercados para comprobar este y otros aspectos, se harán acompañar de representantes del Sindicato Agropecuario, porque hay un elemento que es el pago por desempeño a los trabajadores que además hay que controlar.
Sobre el rol que le corresponde desempeñar a las delegaciones municipales de la Agricultura en los Comités de Contratación y Precios, explicó que es centralmente aportar el balance de los ratificados y los destinos, que son solo otro integrante.
Al respecto, Víctor Fidel Hernández, delegado del Ministerio de la Agricultura en la provincia, expresó en reciente sesión del Consejo de Gobierno, que hoy los precios no se elevan en el productor y que corresponde a estos Comités regularlos, porque existen las herramientas, al amparo de la Ley 35 de Comercialización, y que tal vez a los carretilleros se pueda añadir un por ciento de incremento por el esfuerzo físico que conlleva, pero es posible disminuirlos.
Trujillo especificó que hay diferencias entre un municipio y otro, pero que las mayores deficiencias están en el de Pinar del Río, que hay mucho desorden, en tal sentido señaló el rol que le corresponde a la Empresa de Acopio que sigue siendo el rector del proceso de contratación y aunque hoy la situación financiera no le permite el pago inmediato a los productores y por ende limita su competitividad como comercializador, sí tiene un encargo estatal, en cuanto al control y destino de las producciones.
Además, los mercados son de su propiedad y deben velar por su adecuado funcionamiento, desde acciones de capacitación hasta la fiscalización.
Sobre los Comités recae un peso de gran envergadura, este órgano que se subordina a los intendentes debe hacer valer las facultades concedidas y minimizar el efecto de la especulación sobre el producto que llega al consumidor, no puede ser una reunión formal ni un espacio donde no se contrapongan fuentes de información y criterios, hacer públicas sus decisiones al respecto y exigir porque se cumplan en cada territorio.
Me atrevo a asegurar que la carne de cerdo es la reina de la cocina cubana, de la tradicional y arraigada en nuestros paladares, y hoy está ausente en la mesa. Trujillo explica que los niveles productivos descendieron de 14 000; 15 000 toneladas al año a 1 500, que los sábados defienden concurrir al MAE de La Línea y expenderla a 100 pesos la libra, pero es insuficiente, se agota con prontitud y genera aglomeración de personas.
Ella es una monarca que se va quedando sin súbditos y para que otros miembros de la realeza que nos garantizan el sustento no corran igual suerte, es perentorio que la flexibilización de la comercialización agropecuaria no se torne en un arma de doble filo y seguir dando batalla por dar algunas puntadas a nuestros bolsillos, para que en cada compra que realicemos no tengamos la sensación de haber perdido el dinero.
No solo estos productos flaquean nuestras finanzas, sobre el impacto de la gastronomía, comercio, tiendas en MLC en la economía familiar seguirá profundizando Guerrillero, porque hoy son muchas las facultades diseminadas para formar precios y hacerlo con responsabilidad no es asunto postergable.
Descentralización de facultades, ausencia de mercados mayoristas para prestadores de servicios, bajos niveles productivos y encarecimiento de las materias primas son algunos de los elementos que tributan al alza de los precios
El precio de un bistec, cerveza, refresco o jugo varía en dependencia del lugar en que se adquiera, influye en ello la forma de gestión, la categoría de la unidad (si es gastronomía estatal) y el uso que haga de sus facultades la persona (s) que las tiene (n) para formarlos.
Dejando de lado las pertenecientes al sector privado, con un recorrido por establecimientos de la ciudad, es fácil confirmarlo, y al indagar sobre el tema se reiteran dos argumentos, el primero apunta al uso de la resolución 99, al amparo de la cual autogestionan sus provisiones y eso los coloca en igualdad de condiciones con cualquier otro comprador para adquirir, por ejemplo, la carne de cerdo.
Si pagan por cada libra en pie más de 100 pesos, al procesarlo por mucho que diversifiquen sus elaboraciones el resultado será un alto costo, pues el producto que llega al cliente no solo incluye el gasto en materia prima, sino que contiene el de la fuerza laboral, energía eléctrica, agua y combustible empleado para su cocción, más un margen de utilidades…
El plan de ingresos del Comercio y la Gastronomía para el 2022 solo cuenta con un 30 por ciento de respaldo, por lo que la autogestión será la principal vía para garantizar las prestaciones.
La segunda razón está en el aumento de los precios que tienen las ofertas de los proveedores regulares y estatales como es el caso de la empresa de productos lácteos y confitería Raúl Fornell Delgado.
Katia Díaz Baños, especialista de precios en el Grupo Empresarial de Comercio Pinar del Río, nos ofrece ejemplos que ilustran a las claras esa tendencia: en enero de 2021, al inicio de la Tarea Ordenamiento, un kilogramo de queso fundido costaba 91.84 CUP, en julio subió a 112 y luego en noviembre a 130, tarifa que conserva actualmente.
Un aumento de más del 30 por ciento del valor de la materia prima impacta sobre el precio del producto que llega al cliente, ya sea pizza, espagueti o crema. Sin embargo, esa no es la variación más notoria, en el caso del helado comenzó a 92 pesos el envase que contiene 10 litros, que representa según las normas 53 bolas, luego a 122 y en estos momentos está a 222.72.
Razón por la cual la tarifa de venta también debió ser modificada, de cuatro pesos en las casas especializadas y tres en el resto de los establecimientos a ocho y siete, respectivamente.
Anamay Hernández Llera, directora provincial de Finanzas y Precios en Pinar del Río, comenta que por las opiniones de la población y la alta demanda de estos productos efectuaron un estudio sobre los costos en el Lácteo y reconociendo incluso el positivo manejo que hacen de la fuerza laboral, el encarecimiento de envases y del pago a los ganaderos, se traslada ese incremento a la venta mayorista.
Un requerimiento esencial para el sector empresarial hoy es no tener pérdidas para eliminar los subsidios, en consonancia cada desembolso que se efectúe para la generación de un bien tiene que estar respaldado en el precio final del mismo.
No obstante, considera que la ineficiencia industrial y humana se lleva hasta las producciones, asegura que es prioritario hacer estudios sobre las capacidades y tecnologías instaladas, porque una fábrica con 20, 30 años de explotación ya perdió el potencial de diseño y todavía se hacen cálculos sobre esos números iniciales.
Insiste en la necesidad de capacitar a especialistas y directivos en lo que respecta a formación de precios, categoría a partir de la cual se forma la cadena de valores y que en la actualidad no se aplica con todo el rigor que requiere, como mover los costos indirectos sin que se dañen las relaciones entre coeficientes e indicadores, para hacerlo hay que estar más preparados.
En cumplimiento de las funciones que competen a la institución que dirige, fiscalizar y controlar el proceso de formación de precios, han encontrado hasta fichas de costos donde incluyen el uno por ciento de la contribución territorial, lo que constituye una violación, porque ese es un aporte que hace la entidad al desarrollo de la demarcación en que radica.
Al cierre de 2021 hubo ocho empresas en la provincia con utilidades desmedidas: Componentes Electrónicos, Epicol, Proyectos Hidráulicos, Materiales de la Construcción, Mantenimiento Vial, Arquitectos de la Comunidad, Servicios Legales y Alojamiento y Gastronomía.
De forma general, Hernández Llera considera que al comparar sus producciones físicas con las de un periodo anterior, son similares, pero los valores se incrementan.
En el caso del sector no estatal, ellos no tienen participación, aunque como parte del enfrentamiento a los precios abusivos, en inspecciones realizadas se pudo constatar que el incremento está dado por la ausencia de un mercado mayorista y adquieren muchas de las mercancías en las tiendas en moneda libremente convertible (MLC) y como el costo real es a partir de la tasa de cambio informal, más el resto de los gastos, realmente no tienen márgenes de ganancias muy elevados.
Los nuevos actores económicos también conforman sus precios a partir de lo que invierten para generar bienes o servicios y en cuanto a los que se comercializan en MLC, ya sean estatales o no, ni siquiera son sometidos a consideración de Finanzas y Precios. A ello hay que adicionar que las entidades de subordinación nacional responden en dicha materia a sus direcciones y tampoco el territorio tiene participación.
La descentralización de facultades, que vino aparejada con la Tarea Ordenamiento, fijó 44 precios, y otros que son facultad del Gobernador como el Sistema de Atención a la Familia (SAF), merienda escolar, entrada a museos, estadio y los que se derivan de los servicios comunales (fabricación de coronas), el resto los aprueban las autoridades administrativas en las empresas.
A su juicio topar precios no constituye una solución, porque alrededor de estas medidas suelen gestarse otros males, aún más perjudiciales, como el contrabando y la corrupción, sin dejar de mencionar el desabastecimiento que genera en las redes comerciales y lo que incide también negativamente sobre los consumidores.
Un elemento a tener en cuenta es que incluso, sin un aumento de los costos hay prestadores de servicios que incrementan las tarifas en consonancia con el entorno, buscando una correlación entre sus ingresos y los gastos personales cotidianos, lo que responde a la necesidad de subsistencia.
Reducir el proceso de inflación demanda en primer orden incrementar los niveles productivos, muy deprimidos en la actualidad, aumentar los salarios no hará otra cosa que agravar la situación.
El mercado informal, con la tasa de cambio de divisas, prevalece en la formación de precios, especialmente en la comercialización que se establece bajo los preceptos de ley de oferta y demanda, lamentablemente en Cuba estamos en la segunda variante del desequilibrio, el exceso de demanda: “De modo que los oferentes aumentarán el precio, dado que hay muchos compradores para pocas unidades del bien para que el número de demandantes disminuya, y se establezca el punto de equilibrio”.
De nada servirá engañarnos y pretender que aparecerá una solución mágica que nos devuelva el poder adquisitivo, surta los anaqueles de las tiendas y lleve el confort y seguridad material a nuestros hogares.
Hay mucho camino por andar que empieza por revertir el déficit fiscal y pasar de la planeación estratégica del futuro a la ejecución de sus bases, un gran reto al que nos enfrentamos como sociedad y en condiciones adversas. Los elevados precios con que lidiamos son expresión de males más profundos e indudablemente no se erradicarán sin la total liberación de las fuerzas productivas.
En cada rincón de esta isla hay ciudadanos con inventivas, capacidad creadora y riquezas locales, fomentar la autonomía territorial es una urgencia, de ella dependemos para que el día a día no sea una forzosa cuenta de cómo llegar a mañana.