Cuando el reloj marca las nueve de la noche y en Cuba comienza el momento de los aplausos, en el barrio de Raudel Díaz Lemus, la gente se apresura afuera y lo vitorea a él.
“En vez de quedarse en sus portales se paran frente a mi casa a aplaudirme”, relata este paramédico a la prensa local y confiesa lo mucho que le reconforta el homenaje de sus vecinos.
Raudel labora en la base número 10 del Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM) del municipio Pinar del Río. Sus jornadas en dicho sitio son intensas, pero después de ocho años de experiencia ha aprendido a manejar el estrés de las guardias largas y el sobresalto de andar siempre a prisa por las carreteras.
Las últimas semanas ha tenido que transportar casos positivos y sospechosos de la Covid-19 en su móvil de apoyo vital avanzado.
“Ha sido una experiencia bonita pero muy arriesgada”, confiesa.
¿Qué momentos recordarás cuando todo esto pase?, indagamos.
“Bueno, son varios. Mi equipo estuvo a cargo del traslado desde Viñales a Pinar y de Pinar hasta el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK), del primer caso confirmado de la enfermedad en Pinar del Río, la paciente belga de 25 años”.
“También nos tocó llevar de vuelta a su hogar en Consolación del Sur a Michel, el primer pinareño dado de alta. Fue un honor hacer estos viajes”, asevera.
Dice Raudel que hubo tensión al inicio porque él y sus colegas aún no se habituaban al protocolo de usar aquellos trajes desechables con sus mascarillas, gorros, botas… Encarar una enfermedad nueva, de la que aún se conoce poco en el mundo, ha sido todo un reto para estos profesionales.
La provincia actualmente dispone de nueve móviles para el traslado exclusivo de personas sospechosas o positivas al coronavirus, según informa el doctor Osmany Lugo Valdés, funcionario de emergencia y trasplante de la Dirección Provincial de Salud y jefe del SIUM en Vueltabajo.
Cinco de estas ambulancias están ubicadas en el municipio cabecera, dos prestan servicios en Sandino, una acciona desde la base de la Palma y otra desde Consolación del Sur.
“A pesar de la atención que demanda esta crisis sanitaria, no descuidaremos los servicios habituales que prestamos a la población y nos mantendremos activos ante cualquier urgencia médica”, asegura el especialista.
Elexis Cervantes, jefe de departamento del SIUM municipal y responsable de la base número 10 de Pinar del Río, sostiene que existe la disponibilidad técnica necesaria para hacer frente a la situación epidemiológica que hoy vive el país.
“Desde un inicio nos capacitamos en los modelos de actuación a seguir para el traslado de este tipo de pacientes. Se dio un taller en la Universidad de Pinar del Río, que luego sistematizamos entre nuestros equipos de trabajo. Contamos con los medios de protección adecuados para garantizar la seguridad de todo el personal laboral y hasta el momento no hemos lamentado el contagio de ningún trabajador”, explica.
Osmany González, empleado de mantenimiento de Salud Pública, asumió el peligroso encargo de desinfectar cada día las ambulancias que arriban a la base número 10 después de transportar a posibles contagiados por coronavirus.
Limpia y fumiga todo cuidadosamente con soluciones de hipoclorito al uno porciento, detergente, agua y alcohol.
¿No siente temor de enfermarse?, le preguntamos.
“Los muchachos míos me llaman: `papi, cuídate` y yo me cuido por ellos; pero tengo que estar aquí y ayudar a mis compañeros ahora. Si todos nos echamos pa` atrás, no podremos acabar más nunca con el Covid. Me siento bien con lo que hago”, responde este valiente.
La enfermera Yanet Ferro Valdés, tripulante del móvil 01, también nos describe su experiencia. Con algo de timidez expresa la gratificación de llegar siempre primera donde los pacientes y socorrerlos en cualquier circunstancia.
Mientras calma con su voz maternal la preocupación de los enfermos, ella olvida el cansancio y las horas sin dormir. Su recompensa mayor espera en casa, donde una niña de 11 años vibra de orgullo cada vez que alguien menciona el trabajo admirable de su mamá.