Nuevamente el Consejo de las Artes Escénicas en nuestra provincia Pinar del Río ofreció la posibilidad del genuino goce estético con la presentación, el pasado fin de semana, del Ballet Español de Cuba en el coloso teatral de la ciudad pinareña.
Verdadera pasión en el elenco artístico que supo contagiar como por ósmosis al público que concurrió a la sala. Era de esperarse que así fuera, porque se trata de la agrupación decana del género español en el país. Bajo la dirección general de Eduardo Veitía, el espectáculo fue espléndido y todo se conjuró para que la noche se disfrutara EN GRANDE.
Como apunta Toni Piñera en el programa de mano entregado, la magia hispánica se siente desde el primer instante y llena la jornada, repleta de alegría y colorido: música, baile, vestuario… en función de crear una atmósfera inconfundible, en la cual la españolidad se alza como protagonista.
Intérpretes, primeros bailarines y cuerpo de baile hacen lo suyo para incitar a que, desde las butacas de la platea, los asistentes discretamente muevan su cuerpo, especialmente los pies, estimulados por el incesante taconeo típico del flamenco y ese sonido único de las castañuelas. Los aplausos y las ovaciones fueron el mejor testigo de cuánto comunicaba lo que acontecía en la escena.
Casi sin pausas separadoras entre una coreografía y otra, iba “in crescendo” la temperatura emotiva, como tributo perfecto al nombre del espectáculo que este aprendiz de crítico “robó” para identificar el presente comentario.
Junto a la música popular flamenca se incluyó en el repertorio a Manuel de Falla y a Ernesto Lecuona, segmentos de singular empatía. Y el final, nombrado Fin de Fiesta, consiguió poner de pie a todos los presentes, los cuales se unían a las voces de ¡bravo! cada vez más numerosas.
Nada de lo sucedido esas dos noches es casual, pues hablamos de una compañía de gran prestigio nacional e internacional. Se fundó hace ya 36 años y fue dando los pasos necesarios para llegar a la cúspide del arte danzario por su virtuosismo técnico y nivel artístico.
En el impulso significativo que se observa al conocer su trayectoria ocupó un lugar determinante la iniciativa de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso y la necesidad de rescatar la presencia o huella española en la Mayor de las Antillas.
La formación y el acompañamiento a los jóvenes talentos han caracterizado siempre a su empeño. En sus más de tres décadas de existencia también se han distinguido por el trabajo de investigación e indagación, lo que ha permitido la modelación de un estilo propio que se abre como un abanico desde el clásico hasta el flamenco más genuino, y la fusión a partir de obras muy reconocidas en el panorama danzario mundial.
Sirvan estas reflexiones para tomar conciencia del valor y la significación de la agrupación que nos visitó. Pudo haberse colmado más el teatro, porque es un lujo tenerlos entre nosotros. Quizás todavía la promoción y la comunicación en general sean insuficientes, pero si de algo debemos estar más que convencidos es de que la ocasión valdrá con creces, ya que nos reportará una plenitud espiritual muy reconfortante.
Esperemos nuevas oportunidades: se les agradece.
Ballet Español de Cuba presenta su espectáculo Pasión Flamenca en el Teatro Milanés