Lograr una dinámica barrial que funcione como espacio de creación, libertad y esparcimiento, siempre resulta un tanto complejo. Más aún en el escenario actual en el que las carencias y la búsqueda diaria de soluciones a problemas intradomiciliarios dejan poco tiempo libre.
Sin embargo, todo se puede conseguir si se tiene constancia y empeño. Y una vez alcanzado tal cometido, cada espacio creado se convierte en una especie de santuario para sus visitantes y gestores.
Este es el caso del Patio de Milagros, el cual se encuentra en la barriada Raúl Maqueira, una localidad vulnerable del municipio de Consolación del Sur.
Allí, los vecinos asiduos se empeñan en crear desde el arte, y por elevar y compartir saberes, al tiempo que también se instruyen gracias a una cátedra del adulto mayor.
EL PATIO Y SU CREADORA
Para Paula Magalys Betancourt González, gestora y dueña de la vivienda en la cual se encuentra este proyecto sociocultural, la idea de concebir un lugar para la relajación y el disfrute siempre estuvo presente. Pero las condiciones no siempre estuvieron.
“Era algo que me picaba. Tenía la inquietud de hacer cosas por la comunidad, de establecer vínculos con las personas de la tercera edad que estaban ociosas acá. Y gracias a la Dirección Municipal de Cultura fue que creamos este proyecto”.
Según narra Magalys, el patio surgió casi de manera informal, y de a poco se incorporaron vecinos con nuevas ideas y muchos deseos de hacer.
“Nos fuimos reuniendo para organizar todo lo que íbamos y queríamos conformar; y así surgió esta idea que cada día que pasa se ha convertido en algo grande. Es un respiro de vida.
“Esto es maravilloso, y realmente estamos muy contentas y orgullosas con lo que hemos podido lograr. Algo importante es que todos aquí somos una gran familia; la preocupación y el dolor de una es el de todas, así como las alegrías también”.
Para Magalys es muy significativo, según explica, que los visitantes o las vecinas regulares aporten sabiduría y conocimientos de la vida, pues esa es la verdadera esencia del patio, el crecimiento personal y espiritual.
“Debo decir que el tiempo se pasa volando cuando estamos juntas, ya que es como si mi cabeza estuviera en otro lugar donde no existe el miedo, la duda o el dolor”.
VISITANTES Y PARTICIPANTES
Juana Serrano Leal, una de las vecinas asiduas al lugar, asegura que desde que se incorporó se siente más libre y contenta.
“Antes de entrar a este proyecto me sentía sola, deprimida, sin nada que hacer en la casa, y ahora aquí tengo nuevas amigas, conversamos, hacemos cuentos, nos divertimos, y lo más importante es que somos útiles a la sociedad de nuevo.
“Aquí tenemos de todo. Contamos con una cátedra del adulto mayor, hacemos reuniones sobre diferentes temas y nos mantenemos informadas, además está la muñequería, y también hacemos otras actividades con la Federación y con los niños y para ellos”, precisó esta vecina.
Para Miriam García Díaz, quien hace poco tiempo se mudó para el barrio, contar con el proyecto ha sido una verdadera bendición. Ella comenta que casi sin conocer a nadie, un día la invitaron a participar y quedó maravillada.
“Hace poco tiempo que vivo en este barrio, y casi acabada de llegar me encontré con la cátedra del adulto mayor que sesiona aquí, la cual me ha sido de mucho beneficio.
“Yo sabía algo de corte y costura, pero sobre el apartado de muñecos no sabía mucho y me han enseñado todo lo que se necesita para hacerlos. Esto ha sido más que una escuela, es volver a vivir”.
Por su parte, Yeney Hernández Vázquez, integrante del patio y miembro del Proyecto de Innovación Agropecuaria Local (PIAL), explica que hoy existe una vinculación muy fuerte con el Centro Universitario Municipal (CUM).
“Una de nuestras funciones es la de enseñarles todo lo relativo a las manualidades y sobre la creación de muñecos y otras labores de costura. Además de ayudar a la conformación de saberes y de responder a las necesidades educativas de cada una de las integrantes de este patio”.
Isidora Villar Laza, profesora del CUM y coordinadora de la Cátedra del Adulto Mayor, mencionó la importancia sobre este tipo de espacios para los ancianos, pues aparte de lograr una verdadera integración comunitaria entre los de la tercera edad, se eleva su calidad de vida.
“Aquí se imparten clases y conferencias sobre diferentes tópicos que van desde las ciencias y las humanidades hasta política internacional y demás, siempre acorde a los intereses de la cátedra y a los pedidos específicos de ellos”, mencionó.
También Osmaida Hernández Velerio, miembro del Secretariado Nacional de la FMC, acotó lo bueno que sería que cada comunidad contara con este tipo de espacios.
“Cuando se llega a un proyecto de este tipo, es maravilloso compartir con todos los compañeros. Este espacio en que se encuentran cada semana, es un lugar para socializar, para compartir, para aprovechar y disfrutar de la naturaleza.
“Pero también es un lugar para intercambiar temas que en la cotidianidad afectan y preocupan al adulto mayor como la violencia, la discriminación, la sexualidad y sobre el proyecto del nuevo Código de las Familias y sus bondades, beneficios y ventajas para ellos.
“He podido conocer como aquí en este Consejo Popular se desarrolla y se disfruta la Cátedra del Adulto Mayor, siempre desde el entusiasmo, la alegría y el compromiso”.