Otro 14 de marzo y la prensa cubana vuelve a estar de fiesta, al celebrar una fecha que nos une y enrola con lo mejor del periodismo, que nos vincula con Martí.
De él heredamos esa pasión por la justicia, esa pasión por señalar el defecto en sí y no en la persona que lo comete, porque como Martí, comprendemos la complejidad del hombre como totalidad, y al hacerlo nos acercamos más a una comunicación asertiva, tan necesaria en el contexto complejo de dinámica comunicacional al que asistimos porque «hermanar es nuestro oficio».
Cada 14 de marzo volvemos a Patria, a esa arma ideológica que representó para Cuba y América Latina, a este periódico fundacional que nos sigue convocando 132 años después.
Las misiones nuestras aún son las mismas que nos señaló el Maestro: encaminar, enseñar, guiar y explicar. Jamás ser mero vehículo de noticias ni mera sierva de intereses.
A pesar de las dificultades que acechan a los periodistas pinareños, seguimos amando el periodismo como compromiso de vida y sostenemos que será siempre examen y censura, nunca odio ni ira, porque «no se acepta lo que viene en forma de imposición injuriosa», se acepta el razonado consejo.
Hay en Martí un ideal de justicia e independencia que enamora y guía camino a la intransigencia, esa misma que se alzó en Baragua, porque marzo se nos antoja caprichoso en cuanto a valores patrios.
Los mismos valores que sustentan el proyecto social cubano, la empresa mayor a la que dedicó José Martí su mejor pluma y su vida, porque «yo evoqué la guerra, mi responsabilidad empieza con ella en vez de acabar».