A sus casi 75 años, Pedro todavía rememora con asombro y espontaneidad el saberse electo delegado por primera vez en el año 1976. Para él aquellos fueron momentos de júbilo pues recuerda ganó sus dos candidaturas frente a compañeros verdaderamente valiosos con un gran historial.
Hoy, con una vasta experiencia acumulada, no hay problema que no sepa desenredar y solucionar, ni tarea que le parezca pequeña o insignificante, porque para él todas las problemáticas y planteamientos se sustentan en la base del respeto y la seriedad.
“Si comenzamos hablando de la fundación de los órganos del Poder Popular, debemos remitirnos al año 1976 acá en las zonas de Vivanco y El Carril donde comencé.
“En aquel entonces había muchos compañeros con mejores cualidades y aptitudes que yo para la tarea, pero por cosas de la vida y azares del destino salí elegido por mayoría como delegado de la circunscripción 95 en aquel entonces.
“En el año ’82 vengo a vivir en lo que es ahora el Consejo Popular de Herradura y para sorpresa mía volví a salir electo casi que recién llegado”.
Confiesa que en esa segunda ocasión fue a la asamblea de nominación de candidatos como un elector más y que jamás pensó que alguien lo propusiera y menos que lo conociera de su trabajo anterior.
“Estaba acabado de mudar y no era muy conocido por acá”, confiesa.
“Sin embargo, tras la primera ronda salí electo con el 86 por ciento de los votos escrutados y me sentí pleno, grande, pues me enfrentaba a compañeros de gran trayectoria y valía en esta área. Y orgulloso hoy puedo decir que sigo sirviendo al pueblo en el mismo lugar”.
¿Qué debe caracterizar a un delegado?
“No siempre tenemos las soluciones a los problemas en nuestras manos, porque resulta prácticamente imposible, la vida es muy dinámica y cada persona tiene cientos de conflictos diarios. Sin embargo, lo que sí debemos tener es una respuesta oportuna a cada mal que se nos presente, así como su tramitación y respuesta. Y en esto último no se puede vacilar, porque los electores se merecen tener una respuesta a tiempo. No hay que dilatar el asunto ni esperar a que los males crezcan.
“Lo otro es que el delegado no puede enmascarar las verdades ni decir mentiras. Las cosas hay que llamarlas por su nombre. Con los electores hay que tener claridad en cada asunto. Esto se pudo, esto otro no. Esto se va a tramitar, esto no tiene solución o es competencia de otro organismo. Hablar claro siempre.
“El delegado tiene que ajustarse y deberse a los problemas de su circunscripción. Eso es esencial.
“No se pueden tener momentos malos ni malas aptitudes para con los electores y hay que ser elegante en la conversación. Hay que saber leer y estudiar los estados de ánimo. Hay que tener claridad en el arte de escuchar, escuchar y escuchar, pues no siempre nosotros tenemos la razón, por lo que hay que llegar a consensos y a entendimientos.
“Nos debe caracterizar la seriedad, la sencillez, el buen trato y sobre todo el amor a nuestra comunidad y el respeto a todas las personas a las que representamos. No podemos olvidar que nosotros somos sus voces, porque en el momento que demos esto por sentado, perdemos toda la confianza depositada por ellos en nuestras misiones”.
A pesar de vivir en un barrio con carencias precarias y de cierta forma calificado como problemático por las constantes batallas de las viviendas en mal estado y lo paupérrimo de las redes de abasto de agua, Pedro asegura que es un calificativo que para nada responde a la realidad.
A la pregunta sobre los momentos más difíciles de su gestión en estos 45 años en el mismo lugar, respondió:
“Son 45 años de ser delegado fundador del Poder Popular en activo y no siempre las he tenido fáciles, para que te voy a mentir. Sin embargo, puedo decir que los momentos más difíciles fueron los comienzos por acá, en el que los planteamientos principales se basaban en las condiciones de la vivienda y lo relativo a la electrificación.
“En aquel tiempo las personas querían mudarse al pueblo y nosotros haciendo esfuerzos para convencerlos de que permanecieran en el campo para mantener la productividad y no abandonaran las vegas. Afortunadamente en el ‘78 con el entonces director general de la OBE se trazó el proyecto y se electrificaron todas las zonas.
“También he vivido días duros que todavía calan en la memoria de la gente. Te hablo del paso de huracanes por la provincia. De más está decir el saldo negativo que han dejado en Pinar del Río y las necesidades y problemas que generaron y que todavía, muchos años después, deben enmendarse”.
¿Y los de regocijo?
“De eso siempre hay. No existe nada más placentero que te reconozcan tu trabajo o tus acciones a favor de alguien. Por otro lado, la satisfacción personal de saber que has hecho un bien y que lleves una respuesta o solución definitiva a un problema: eso no tiene palabras para describirse. Siempre la sonrisa, el abrazo o una palmada en el hombro son más que suficientes”.
Por otro lado, Pedro asegura que su trabajo es una forma íntegra de hacer Revolución cada día al demostrar que sí se puede.
Expresa que han existido momentos en los que se ha sentido agobiado y asfixiado, casi al punto de la impotencia, pero que ante todo siempre ha primado la actitud ante el compromiso.
“No hay momento más bello que el de ser electo por las masas, pues el pueblo no se equivoca y quienes hoy te eligen mañana serán tus aliados para cualquier eventualidad que se pueda presentar.
“Saberme activo y servir de ayuda a miles en estos momentos tan difíciles es mi forma de brillar. No tuve la fortuna, por así decirlo, o la oportunidad de pelear en la Sierra Maestra pero sí tengo la de sacrificarme por mis vecinos, por mis compañeros.
“Significa ser ejemplo a las nuevas generaciones, un referente de cómo debe seguir siendo el hombre nuevo”.
Sobre sus reconocimientos Pedro habló con timidez, pues la modestia le impidió regodearse de lo que para él es un deber.
No obstante, comentó que de forma celosa entre sus muchos lauros guarda la entrega de los escudos de las ciudades de Pinar del Río y Consolación del Sur, la medalla Lázaro Peña de II Grado, la 28 de Septiembre y la Aniversario 60 de las FAR.
Pedro Alejandro Torres Sotolongo cuenta también en su historia de vida con los títulos honoríficos de pertenecer a las primeras brigadas de la Asociación de Jóvenes Rebeldes y fundador de las actuales Defensa Civil y zonas de defensa.
Hoy, presidente además de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana en su localidad, continúa ejerciendo su mandato como el primer día, con elegancia y respeto, convencido de que no hay mayor placer que el de servir al pueblo.