Saberse monarca de su disciplina nunca le ha subido la fama a la cabeza como dicen por ahí, ni le ha impedido ser el mismo de siempre: jaranero, conversador, recto, disciplinado y respetuoso.
La gloria olímpica tocó de nuevo a su puerta, esta vez por cuarta ocasión y de forma consecutiva; pero tanto él como el pueblo de Cuba ya esperaban esa medalla. Era una presea segura pese a su larga trayectoria, a sus rivales más jóvenes y en ascenso, y a sus 39 años recién cumplidos.
Por supuesto, no podía ser otro que Mijaín López Núñez, el ídolo de todos, más conocido como El gigante de Herradura.
A su regreso tras cumplir lo prometido en Tokio 2020, este grande de los colchones conversó con la prensa y expresó algunas de sus consideraciones sobre la cita japonesa y su vida en general.
¿Qué quiere decirle Mijaín a sus seguidores?
“Lo primero es extenderles un saludo bien caluroso, ya agradecido desde la comodidad de mi hogar a todos los cubanos. Decirles que todo lo que hago lo hago por ellos, por la Revolución y por el apoyo y los buenos deseos que me profesan.
“Algo que debo aclararles es que, hasta donde Dios me de fuerzas, yo seguiré siendo el Mijaín López de Cuba, el de siempre, sin importar en la arena que me encuentre”.
¿Cómo lidiaste con la presión, sabiendo que ibas por la que sería quizás tu última medalla olímpica?
“La presión siempre estuvo, desde el primer momento en que califiqué para los juegos olímpicos. Pero hay algo que no sé explicar y que me inspiraba confianza, la seguridad que necesitaba para rebatir todos los obstáculos y contrincantes a derrotar.
“Es evidente. Mi principal objetivo era ganar a toda costa. La victoria no solo consistía en hacer un buen papel. El logro mayor, y el que había prometido, era el de traer esa medalla a la Patria para entregársela a mis padres.
“Al empezar la competición me propuse como meta personal que no me marcaran puntos. Tanta era la confianza que tenía. La presión poco a poco fue cediendo frente a la corazonada de que si estaba enfocado en la medalla y en vencer en la final todo mi iría bien. Pero sí, no te negaré que hubo momentos de tensión”.
Desde un primer momento estabas en el centro de atención por varias razones, una de ellas la de vencer de nuevo al luchador turco. Pero, ¿cuán difícil fue derrotar a cada uno de tus rivales?
“Siempre soy optimista, a veces incluso jaraneo con el asunto y digo cosas para que la gente se sienta bien. Pero para serte sincero, la palabra rival para mí es de sumo cuidado y tiene muchísimo peso.
“Rivales para mí son todos los atletas con los que me debo cruzar. Pues cada uno de ellos se prepara para subir a lo más alto del podio en cada olimpiada o mundial que nos encontramos. Ellos también llegan al igual que yo a esos destinos con las mismas esperanzas, metas y sueños. Ellos también defienden a sudor limpio su disciplina y su consagración.
“Personalmente siempre me preparo para todos ellos. Nosotros estudiamos mucho a cada uno de los contrarios por igual, y nos las arreglamos para enfrentar las individualidades que puedan surgir en el colchón.
“Aunque si te digo la verdad, pienso que mi principal rival es el propio Mijaín López, pues cuando él está bien, todo sale como se espera”.
¿Tenías entonces el triunfo asegurado?
“Siendo un poco orgulloso puedo decirte que siempre el triunfo en Tokio 2020 estuvo de mi lado, y te explico: al dar el paso decisivo en las olimpiadas del 2016 tras ser tricampeón, accedí a presentarme en esta nueva contienda. En ese instante creo que estaba firmando un pacto por la victoria de Cuba en estas olimpiadas.
“Vencer a Riza Kayaalp y a mi rival en la final fue darle el alegrón a nuestro país. En los momentos que corren, vencer a muchos de los más grandes del mundo y coronarme cuatro veces campeón olímpico, es sentirme satisfecho y muy feliz.
“Ten en cuenta que cuando uno de nosotros, los atletas cubanos logramos algo, lo logramos de corazón, con toda el alma, con sacrificio y a sabiendas de todo lo que representa una medalla más para nuestro medallero.
“Al ganar desmontamos mitos, destruimos ambiciones de terceros, y ponemos en alto las cuatro letras. Siempre piensa que cuando subimos a lo más alto del podio el mundo nos mira y nos respeta aún más.
“Ser el abanderado nuevamente de una delegación es uno de los orgullos más grandes a los que un atleta puede aspirar. Eso solo se obtiene demostrando la valía personal, el empeño y el arrojo en cada salida. Y es precisamente en esos pequeños detalles en los que se asegura también una victoria”.
Tras coronarte como tetracampeón olímpico sostuviste una conversación telefónica inesperada… Cuéntanos
“La primera llamada que recibí fue la de mi presidente. Era la voz de Díaz-Canel al otro lado. Me sorprendió sobremanera y me alegró mucho que se tomara unos minutos de su agitada agenda para hacer esa deferencia conmigo.
“Es bien bonito que tu presidente te felicite. Y no creo que sea exclusivo de Cuba, porque cualquier atleta o persona en general se sentiría honrado de que su presidente lo llamara especialmente para felicitarlo por los logros. Eso demuestra la humildad, el respeto y la caballerosidad de Díaz-Canel.
“Al conversar con él le expliqué que todo el mundo esperaba la medalla y que yo estaba seguro que la iba a traer a donde siempre perteneció. Pero que al mismo tiempo desde la distancia estaba junto a mi pueblo y junto a él en la primera trinchera de combate, y siguiendo bien de cerca aquellas vergonzosas maniobras nuevamente orquestadas por el gobierno de Estados Unidos”.
En un primero momento se habló de tu despedida en este certamen, pero el sabor de la victoria siempre hace al ser humano desear más. ¿Qué planes guarda Mijaín López?
“Los planes en estos momentos son los de disfrutar de mi familia, pues ellos llevan muchos años estresados y preocupados por esta olimpiada, por este tiempo. Ellos saben cuánto sacrificio y esfuerzo hay detrás de cada resultado que obtengo, y creo que no hay nada mejor ahora que compensarles todas esas noches de desvelo y de consejos.
“Es momento de tomar un descanso de las rutinas de un campeón. Siempre pensando en hacer las cosas bien. Sería muy injusto para todos ahora decir que Mijaín va a estar o no en los próximos juegos o certámenes. Siempre dije que en mis manos en Tokio 2020 estaría la victoria, pero también la despedida.
“Hoy es tiempo de reflexionar y pensar bien cada paso. No creo que deban ser decisiones apresuradas, y aunque todavía puedo decir que hay Mijaín para rato, al transcurso de los días dirá la última palabra”.
Algunas consideraciones finales…
“Ahora acabo de cumplir los 39 años y no he sufrido ninguna lesión, y ha sido gracias a la preparación que he tenido, al entrenamiento diario, y a todo el equipo que está detrás de mí, tanto familiares, amigos como el personal propio asignado a mis rutinas y mi cuidado.
“Creo que soy un atleta que ha sido consecuente con lo que le ha dado la vida y hasta ahora lo he disfrutado al máximo. De igual forma considero que nunca está de más agradecerles a todos los herradureños mis logros. Este es un pueblo valiente, decidido y disciplinado. Es el pueblo donde me crie y en el que no doy un paso sin que las personas se preocupen por mí, me saluden e incluso me aconsejen en cómo debo mejorar en la disciplina.
“Por último, recordar que Cuba para Mijaín lo es todo. Es la motivación, la enseñanza, la jerarquía más alta, la humildad y los principios y la moral que siempre he defendido y defenderé. La Patria por la que lucho y lucharé siempre en el escenario que me otorgue la vida”.